Urge combatir la discriminación hacia los pobres
Claudio Arturo Tzompantzi Miguel afirma que la educación es crucial para aprender que no se debe dañar al otro
La discriminación e intolerancia hacia los pobres está relacionada con un fenómeno llamado aporofobia, en el que predomina la creencia de que los ricos o los extranjeros nos aportan algo, mientras se rechaza a los pobres o a los pueblos originarios, explica Claudio Arturo Tzompantzi Miguel, académico de la Facultad de Psicología (FP).
En el marco del Día Internacional para la Tolerancia, que se celebra hoy 16 de noviembre, el especialista precisa que según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) –promotora de la celebración desde 1995– se establece que la tolerancia es el respeto, aceptación y el aprecio a la diversidad de culturas, formas de expresión y ser como humanos.
Sin embargo, si tenemos la idea de que el otro no aporta o creemos que viene a quitarnos algo, entonces no es aceptado; es decir, se enfatiza el hecho de que se trata de ideas, creencias y valores con los que aceptamos al extranjero porque tiene algo que aportar y rechazamos al miembro de nuestra comunidad quien no tiene nada nuevo que dar.
“Esto es importante, sobre todo en este país donde nos gusta presumir que tenemos una gran diversidad cultural, pero, como dicen algunos: nos gusta el indio muerto, pero no el indio vivo. En otras palabras alardeamos mucho de las culturas que ya no existen, de las personas que estuvieron en la Conquista, pero a los pueblos que están vivos no les prestamos mucha atención, y eso es parte de la intolerancia”, comenta Tzompantzi Miguel.
Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2022, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), a nivel nacional el 23.7 % de la población de 18 años y más manifestó haber sido discriminada entre julio de 2021 y septiembre de 2022; además, el 24.5 % de las mujeres y el 22.8 % de los hombres declararon haber tenido alguna experiencia de este tipo.
De los mayores de 18 años que refieren haber sido discriminados, el 30.6 % declaró que la razón fue su forma de vestir o arreglo personal (tatuajes, ropa, peinado o perforaciones), y las entidades federativas con mayor porcentaje de población en esta condición fueron Yucatán (32.1), Puebla (30.6), Querétaro (30.5), Ciudad de México (29.6) y Jalisco (27.1).
Las manifestaciones más importantes de la intolerancia son ideas, creencias o valores sobre la diferencia; hablamos de percepciones arraigadas al género, a la diversidad sexual, y nos causa mucho ruido la diferencia sexual y las identidades sexogenéricas. También le tenemos miedo a quien no es de aquí, por raza, clase, género, orientación sexual, por lugar, y se puede manifestar con actitudes de rechazo, hostiles, y en su extremo en formas complejas de violencia.
Tzompantzi Miguel añade que además de la aporofobia existen otras aversiones relacionadas con la raza (xenofobia), en las que se rechaza todo aquello que no sea blanco; las personas que no sean así viven racismo y a partir de ahí hay un referente en el que se criminaliza al otro como si no fuera humano, algo que ha permanecido por mucho tiempo.
“También está la arquitectura hostil, donde los espacios que supuestamente deben ser útiles para todas y todos se vuelven hostiles para ciertas personas, y se desea esconder a los pobres. Las fobias hacia la otredad se dan por raza, clase, género, la misoginia o el odio hacia las mujeres, arraigado en nuestra cultura es parte de un rechazo a la otredad o a las personas con diversidad funcional o a reconocer nuestra propia vulnerabilidad”, comenta Tzompantzi Miguel.
Finalmente, comenta que para ayudar no sólo a identificar este problema, sino también a ofrecer alternativas para lidiar con él, la Facultad de Psicología, con el apoyo de la Coordinación de Humanidades, desarrolló el Diccionario de las Emociones disponible en: https://www.gaceta.unam.mx/especial-diccionario- de-las-emociones/
(Con información de Gaceta UNAM)