Triunfa puma en competencia mundial de sociólogos
Tommaso Gravante, integrante del Laboratorio de Análisis de Organizaciones y Movimientos Sociales del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH), es uno de los cinco ganadores de la Séptima Competencia Mundial para Jóvenes Sociólogos (Seventh Worldwide Competition for Junior Sociologists), organizada por The International Sociological Association (ISA).
El certamen es realizado cada cuatro años en víspera del Congreso Mundial de Sociología, que en esta ocasión se realizará en julio próximo en Toronto, Canadá. El concurso recibió más de 300 investigaciones inéditas de jóvenes de todos los continentes.
El jurado, encabezado por la presidenta de la ISA, Margaret Abraham, distinguió al trabajo “Desaparición forzada y trauma cultural en México. La construcción de una nueva narrativa social a partir del movimiento de Ayotzinapa”, de Tommaso Gravante, como primero en lengua española y también el primero proveniente de una universidad hispanohablante, pública y latinoamericana.
“Mi reacción inicial ante el reconocimiento fue de incredulidad, después lo asumes con mucha satisfacción porque no solamente es un trabajo personal, sino una labor colectiva, además de que te percatas que determinados procesos que parten desde la sociedad tienen un impacto muy alto, no únicamente en la academia nacional sino también en la internacional.”
Aún del otro lado del charco, afirmó, “hay investigaciones de calidad, no sólo en Latinoamérica, y en este caso la UNAM está cerca de los grandes, como las universidades de Oxford y Cambridge”.
El resto de los ganadores son Bouchta Ezziani, de la Universidad Sidi Mohamed Ben AbdiAllah, de Marruecos; Karen Foster de la Universidad de Dalhousie, Halifax, de Canadá; Martin Portos, de la Scuola Normale Superiore, de Florencia, Italia; y Yuan Zheng Li, de la Universidad Laval, Québec, Canadá.
Trauma cultural
Tommaso Gravante destacó el enfoque con el que abordó su investigación. “Quizá fue eso en lo que se fijó el jurado, en cómo me acerqué a la problemática de la desaparición forzada en el movimiento de Ayotzinapa, en preguntarme por qué tanta gente se había movilizado en este evento, sobre todo el primer año. Era poco común, y nos preguntábamos ¿por qué con este caso, y no por otros?”, dijo.
“Todo parte de la pregunta ¿qué pasó, en esta ocasión con la desaparición de los 43, para que se generara una amplia movilización ciudadana?, y partí de la hipótesis de que la sociedad mexicana de manera general había valorado los hechos de Ayotzinapa como un trabajo colectivo, y por eso me apoyé en la literatura del sociólogo Jeffrey Alexander y su labor sobre el trauma cultural, que nunca se había aplicado en el ámbito mundial en el caso de un movimiento social.”
La investigación, continuó, fue un trabajo de campo con más de 70 entrevistas a participantes en marchas y protestas desde octubre de 2014 a septiembre de 2015. Entre los resultados más relevantes está el proceso de humanización que la gente dio a las víctimas. Ya no eran números, sino caras, nombres, apellidos y familias, y esto permitió construir un circulo entre el movimiento en Ciudad de México de población urbana y el componente rural que era de estudiantes estigmatizados.
Incorporado hace unos meses para realizar el posdoctorado en el CEIICH, hizo un doctorado en Política en la Universidad Pablo de Olavide, España; su trabajo recepcional fue sobre el movimiento social de Oaxaca en 2006. “La cocina mexicana me atrapó. Hago tamales sin manteca, guacamole, pozole y aprendí a hacer tlayudas con un colectivo de mujeres que participaron en la insurgencia. Me enseñaron a guisar a lo mexicano y ellas aprendieron a hacer pizzas. La que más nos gustó fue la pizza de frijoles”.
(Con información de Gaceta UNAM)