Testimonio contra Kavanaugh alienta a otras víctimas a hablar
El conmovedor testimonio de la mujer que acusó al juez Brett Kavanaugh reavivó los recuerdos dolorosos de muchas víctimas de abuso sexual que se atrevieron a llamar a los centros de ayuda, en un nuevo capítulo en la historia del movimiento #MeToo en Estados Unidos.
«Me hizo remontarme a tanto sufrimiento»: a los 76 años, Brenda pensó que había pasado la página de una agresión sexual que había sufrido de niña. Hasta la audiencia pública de Christine Blasey Ford el jueves en el Senado.
Con voz temblorosa pero segura a la vez, Blasey Ford, una académica de 51 años, acusó al candidato propuesto a la Corte Suprema por Donald Trump de intentar violarla en una reunión de estudiantes de secundaria en 1982. Él lo niega rotundamente.
Brenda fue una de los millones de estadounidenses que siguió en directo por la televisión esta histórica audiencia, y aprovechó una pausa en la comparecencia para llamar al canal parlamentario C-SPAN, que había abierto su línea a los espectadores.
«Estoy casada, tengo una familia feliz, creía que lo había superado», confió la septuagenaria. «Yo no había hablado de mi ataque durante años, hasta que escuché» a Christine Blasey Ford. «Me rompió el corazón».
Jessica, de 26 años, abusada a los 19, y Michelle, de 53, abusada a los 12, también llamaron a C-SPAN con la voz destrozada por la emoción.
Otras en otros lugares sintieron la misma necesidad de hablar. «Registramos un aumento del 201% en las llamadas a la línea directa nacional para las agresiones sexuales» durante y después de la audiencia, afirmó el viernes a AFP la organización de lucha contra la violencia sexual RAINN.
Lo mismo ocurrió con la afluencia en su plataforma de chat en línea.
«Cuídense»
Las víctimas habían ya comenzado a manifestarse unos días antes. El fin de semana pasado, RAINN registró un aumento del 57% en las llamadas con respecto a lo normal.
El viernes anterior, el presidente Trump dijo que le sorprendía que Blasey Ford hubiera estado en silencio durante 36 años, aparentemente sin entender las múltiples razones que mantienen a las víctimas en silencio, como el miedo, la vergüenza, el empeño en querer olvidar…
«Escuchar hablar de violencia sexual en los medios o en línea puede ser muy difícil para los sobrevivientes o sus seres queridos. En estos momentos, consideren cuidarse a sí mismos», aconsejó RAINN a sus seguidores en Twitter.
Y les recomendó, para evitar que la mente evoque las escenas de violencia vividas, que no se esfuercen en seguir lo que les perturbe y que eviten leer los comentarios en las redes sociales, y finalmente les recordó que hay una parte de espectáculo.
Algunas víctimas han sentido la necesidad de mantenerse unidas, como la actriz Alyssa Milano, una de las decenas de mujeres que denunciaron su caso en la ola del movimiento #MeToo, quien llegó al Senado el jueves para apoyar a Blasey Ford.
A raíz del #MeToo, «las mujeres nos hemos dado cuenta de que estamos allí para apoyarnos las unas a las otras», dijo a la AFP.
Las primeras acusaciones, hace un año, contra el productor Harvey Weinstein animaron también a hablar a miles de mujeres en todo el mundo, señalando a docenas de hombres poderosos del cine, los medios, la política e incluso el deporte.
Pero, aunque los estadounidenses son ahora más sensibles a los sufrimientos generados por los abusos o el acoso sexual, la batalla aún no está ganada, subrayan las asociaciones feministas: más de dos tercios de las víctimas aún no acuden a la policía después de una asalto sexual.
El «coraje» de Blasey Ford fue alabado el jueves por los senadores demócratas, e incluso por algunos republicanos.
«Usted ha inspirado a otras mujeres a hablar, y ha inspirado a los hombres a escuchar respetuosamente a las víctimas», dijo el senador demócrata Richard Blumenthal. «Sea cual sea el resultado del proceso de confirmación, usted ha hecho un gran servicio al país».
(Con información de AFP)