La maternidad subrogada, sin legislación pertinente

Los derechos de las gestantes quedan hasta el final, afirma Eleane Proo, de Ciencias Políticas y Sociales, en el contexto de debate feminista

La sociedad, especialmente la mexicana, juzga duramente tanto a las parejas que no pueden tener hijos como a las mujeres que alquilan su vientre para darles uno, pero el principal problema de la maternidad subrogada es que deja al último los derechos de las gestantes, comentó Eleane Proo Méndez, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

En el ámbito global, en 2018 se reportó que esta industria obtuvo ganancias por 6 mil millones de dólares y se proyectaba para 2025 incrementar beneficios por 27 mil 500 millones de dólares, es decir, un crecimiento anual de 24.5 por ciento, “claro, antes de la pandemia”, indicó.

Proo Méndez precisó: “En 2020, durante el encierro, muchas mujeres en Ucrania y México se vieron atraídas por la subrogación para aliviar algún apuro económico”.

La maestra en Comunicación explicó que mientras en Estados Unidos el costo promedio del procedimiento es de 150 mil dólares y a la gestante se le pagan entre 20 y 30 mil dólares, en México el costo es de 90 mil dólares y a la gestante se le dan sólo de 9 mil a 10 mil dólares.

Según el Comité de Bioética Español se conoce como maternidad subrogada cuando una mujer se presta a gestar a un niño/a para, una vez nacido/a, entregárselo a la persona o personas que se lo ha encargado; y hay al menos 11 modalidades dentro de esta práctica, pero todas tienen en común la privación de la condición de madre a quien ha parido.

Proo Méndez dijo que en México hay pocos datos, pero se sabe que en Sinaloa se registraron al menos 26 nacimientos de este tipo entre 2016 y 2019; mientras que en Tabasco hay una cifra similar. Además de que este año, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) concedió un amparo a la empresa Fertility Center, lo que desató manifestaciones de grupos feministas con carteles que decían: “Las mujeres no somos mercancía”.

La investigadora enfatizó: “Hay que poner el ojo en que la subrogación no es parte de una técnica de reproducción asistida, procesos como inseminación artificial o fertilización in vitro sí lo son y todos deberíamos tener acceso a ellos”.

La docente expresó que está bien el apoyar a las familias diversas, pero entonces es necesario desestigmatizar la infertilidad y a las familias que no tienen lazos sanguíneos, así como agilizar los procesos de adopción, porque son muy cansados y, de hecho, ese es uno de los discursos que más se ha manejado desde las familias homoparentales, que alegan que pueden pasar hasta 6 años, y al final se les niega. Además, está el estigma de que si no son hijos o hijas propios ya tienen ‘ciertos genes’ o costumbres y se tiene mucho miedo de adoptar a alguien que no tenga lazos sanguíneos.

En México, legalmente, llega el tema en 1997, cuando Tabasco autorizó la subrogación y en 2013 lo hizo Sinaloa, en especial para parejas casadas con imposibilidad médica. Está prohibida en Querétaro, San Luis Potosí y Coahuila. Mientras que en Ciudad de México se tuvo un proyecto de ley en 2019 que se le conoció como Ley de Reproducción Asistida, resumió.

Entre 2002 y 2016, en el ámbito federal se ha intentado legislar el tema al menos 18 veces, y la SCJN se pronunció a favor del mismo en 2015, por lo que en contrapeso, asociaciones feministas crearon el Manifiesto Latinoamericano contra Explotación Reproductiva, en el año 2020.

El problema, añadió, es que las iniciativas presentadas en México para regular este proceso están a favor de quienes contratan estos servicios, luego se respeta a las empresas que intervienen en el proceso, pero no se visualiza bien a las gestantes, de quienes sólo se considera que tienen derecho a un contrato.
En el país, legalmente, llega el tema en 1997, cuando Tabasco autorizó el alquiler de vientres.

Cuerpos sin derechos

Ejemplo de que esta industria considera a las gestantes únicamente como cuerpos sin derechos, narró, se dio en 2014, cuando una pareja australiana contrató a una madre subrogada que dio a luz gemelos, uno de los cuales tenía Síndrome de Down, por lo que fue abandonado.

En México ya se dieron dos situaciones de este tipo, con el caso de unos gemelos que nacieron prematuros, por lo que la pareja que los había “encargado” los abandonó; el segundo fue en Tabasco, con un niño con problemas de salud e igualmente fue abandonado, recordó.

Por último, la investigadora destacó que esta industria evidencia un norte y un sur global: el norte de países desarrollados que demandan los servicios en el sur. Hasta hace poco, India era el sitio preferido, pero cuando dicha nación cerró sus puertas las empresas decidieron buscar gestantes que les piden a las madres viajar a Estados Unidos (principalmente) donde se aprovechan de su vulnerabilidad, sobre todo en Tijuana.

La estudiante del doctorado en Ciencias Políticas y Sociales ofreció la charla Gestación subrogada / Vientres en Alquiler: Contexto y Debate Feminista en México, organizada por el Instituto de Investigaciones Sociales, como parte del Seminario Desigualdades y Disputas de Género desde el campo Médico.

(Con información de Gaceta UNAM)

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