Se requieren políticas públicas para impacto positivo de la IA
“Los jóvenes la utilizan y de repente se ven inmersos en una ola de información falsa y que puede ser dañina”, dijo Gabriela Ramos
El buen gobierno necesita de políticas públicas que promuevan el beneficio social, y el mismo principio debe aplicarse cuando se habla de inteligencia artificial y las utilidades que ésta pueda tener a futuro.
Así lo explicó Gabriela Ramos, subdirectora general de Ciencias Sociales y Humanas de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
“Es la construcción institucional y de políticas públicas lo que nos va a garantizar que las tecnologías tengan un impacto positivo. Esto ya no es una discusión tecnológica, es una discusión del impacto de las tecnologías en lo social”.
Por ejemplo, “¿cómo controlas un algoritmo que discrimina? Con transparencia. Y si resulta que un banco utiliza un algoritmo para decidir a quién le da créditos y éste discrimina por cualquier situación a alguna persona, necesitamos que se tenga primero la transparencia necesaria para saber que fue un algoritmo el que tomó la decisión y, segundo, que haya los canales como los tenemos en los países que cuentan con estados de derecho para aclaraciones y resarcir si hay un daño”, argumentó la especialista.
La maestra en Políticas Públicas por la Harvard Kennedy School participará el miércoles 7 de mayo en la mesa cinco del seminario internacional El Buen Gobierno en el siglo XXI, cuyo tema será la “Inteligencia artificial para un buen gobierno”.
En palabras de Gabriela Ramos, el evento es especial porque une, entre otras organizaciones, a la UNESCO y la UNAM. “La Universidad es una institución icónica. Evidentemente con el rector Lomelí hemos construido una relación muy cercana, y estamos hablando de un espacio que es muy importante que se ocupe para la reflexión sobre los retos de los gobiernos.
“Hay necesidad de que estén mejor equipados para abordar los retos a los que se enfrentan, y también aprovechar el tema de la inteligencia artificial (IA)”, comentó.
Este tipo de espacios son necesarios, explicó, porque “Se requieren políticas públicas para impacto positivo de la IA. Como son muy avanzados uno está tratando de entender desde machine learning a la inteligencia artificial generativa.
“Ahora tienes inteligencia artificial que razona y los robots, ¿qué tanto van a sustituir a los individuos o a los trabajadores?, etcétera.
“Todos los impactos que están teniendo, además, las plataformas digitales y la desinformación. Parece que se convierte en una discusión tecnológica donde todos tenemos que volvernos tecnólogos”.
Lo que “debemos velar es que con estas tecnologías no se violen los derechos humanos; al contrario, que se fortalezcan y se avance en la dignidad humana. Que independientemente de sus características nos ayuden a construir sociedades más cohesivas y economías más dinámicas; también que nos ayuden a avanzar en justicia, porque viviendo en un mundo tan desigual es un drama que algunas economías tengan pleno acceso de los desarrollos más importantes y otras simplemente se quedan atrás”, puntualizó.
Para Gabriela Ramos este es un tema muy cercano, ya que como subdirectora general de Ciencias Sociales y Humanas de la UNESCO estuvo encargada de la dirección y adopción de la Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial (https://www.unesco.org/es/artificial-intelligence/recommendation-ethics?hub=355) en noviembre de 2021, la cual fue aceptada por los 193 países miembros de la organización internacional.
En dicho documento se propuso un marco innovador, el primero en su tipo en el mundo, que proporciona directrices éticas para el desarrollo y despliegue de la inteligencia artificial. Las primeras líneas del mismo dejan claro cuál es su objetivo:
“Lograr una buena regulación de la IA es uno de los retos más importantes de nuestro tiempo, ya que exige un aprendizaje mutuo basado en las lecciones y buenas prácticas que surgen de las distintas jurisdicciones de todo el mundo”.
Al respecto, añadió: “No es que la tecnología sea o no ética, somos los humanos quienes la utilizamos. Para nosotros lo esencial es incrementar el nivel de conocimiento de los usuarios y que estén mejor preparados.
“Los jóvenes la utilizan y de repente se ven inmersos en una ola de información falsa y que puede ser dañina. La cuestión ética es de los seres humanos que la utilizamos, porque es evidente que, como cualquier otra tecnología, puede ser utilizada para bien o para mal”.
(Con información de Gaceta UNAM)