Rinden funerales de Estado a Cuauhtémoc, el último tlatoani

Miles de estudiantes de primaria, secundaria, y representantes de pueblos originarios acudieron como invitados

Ciudad de México. El gobierno de la República rindió honores fúnebres de Estado a Cuauhtémoc, el último Huey Tlatoani de México-Tenochitlan, al cumplirse este viernes 500 años de su ejecución a manos del conquistador español Hernán Cortés.

Encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo e integrantes de su gabinete legal y ampliado, así como representantes del poder Legislativo, fuerzas armadas, políticos y funcionarios, la ceremonia tuvo como escenario el Zócalo de la Ciudad de México, donde se asentó la gran capital del imperio mexica hasta su caída, en 1521, en una inequitativa lucha contra los invasores europeos y aliados de otras culturas originarias de estas tierras.

Vitoreada de forma constante por los miles de estudiantes de primaria y secundaria que asistieron como invitados de honor, lo mismo que representantes de pueblos originarios de la capital del país, la titular del Ejecutivo destacó en su discurso la grandeza del pueblo de México, la cual se remonta, afirmó, “a las grandes civilizaciones que habitaron y siguen habitando estas tierras desde hace cientos de años y que dieron a la humanidad valiosos conocimientos”.

Al referirse a la imperiosa necesidad de erradicar por completo “el abominable racismo” que permanece en nuestra nación, surgido, en sus palabras, a raíz de la Conquista española y la visión de jerarquía social que trajo consigo el periodo de la Colonia, Claudia Sheinbaum sostuvo que “la única forma de hacerlo” es mediante la recuperación de la memoria histórica y la reivindicación de los pueblos originarios como la mejor herencia cultural de México.

“Además, perdonar por las atrocidades cometidas contra los mexicas y otros pueblos, y por el cruel asesinato de Cuauhtémoc. Todavía es tiempo; engrandece a quien lo ofrece y a quien lo otorga”, aseguró, con lo que puso de nuevo sobre la mesa, aunque de forma indirecta, al no mencionar el destinatario, la solicitud hecha por el anterior gobierno federal a España de ofrecer perdón al pueblo mexicano por los abusos cometidos en el proceso de Conquista, hace 500 años.

El tema había sido abordado por la mandataria horas antes en su conferencia matutina a pregunta expresa, a la cual respondió que en la ceremonia sí abordaría aquel punto, porque “uno de los grandes atropellos del periodo de la invasión española fue la matanza del Templo Mayor”, al igual que la muerte de Cuauhtémoc, que “también es de una crueldad enorme”.

Agregó: “Lo capturan, le pide a Cortés que lo mate con su cuchillo en ese momento. Cortés dice que no, y durante años lo tienen cautivo. Lo llevan a Coyoacán, le queman las plantas de los pies y las manos, para que dijera dónde estaba el oro. Y, después de eso, se lo llevan a Honduras, y lo acaban colgando en Tabasco. Se lo llevan porque temen los españoles que, como era un símbolo, pudiera promover el levantamiento nuevamente del pueblo mexica, que tiene una resistencia histórica. El náhuatl es una de las lenguas más habladas en México”.

A raíz de lo anterior, sostuvo: “Los españoles tienen que reconocer estas atrocidades. El perdón fortalece los pueblos, a las naciones y a los gobiernos; además, elimina el racismo”. También en la conferencia, la mandataria mencionó que no invitó a su toma de protesta al rey de España por cómo procedió ante la carta con la que el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador solicitó el perdón, en 2019.

El presidente “lo hizo de manera muy respetuosa, en una carta personal dirigida al jefe del Estado español, que es el rey. Y éste no contestó, pero sí inició una campaña en contra del presidente López Obrador en España, muy racista, como si fueran superiores”, apuntó.

“Para mí, y creo que para el pueblo de México, no fue una ofensa sólo a un gran presidente, sino una ofensa a un presidente de México, y cuando eso ocurre, sea el presidente López Obrador u otro, por parte de otro Estado extranjero, uno tiene que ser solidario.”

«Los mexicanos se reconocen en su figura»

Ya en la ceremonia, la presidenta Claudia Sheinbaum recalcó que el humanismo mexicano tiene su origen en los pueblos originarios: “Las raíces del pensamiento de la Cuarta Transformación vienen de historias de heroísmo y amor a la patria, como ésta que nos inspira a continuar por el camino de la rectitud, la honestidad, el patriotismoy la defensa de la soberanía”.

Aseveró que los mexicanos se reconocen en Cuauhtémoc, “porque, incluso en las situaciones más adversas, en los momentos más difíciles, no nos rendimos y encontramos la fuerza para seguir manteniendo nuestros principios de libertad, justicia, soberanía e independencia”.

Al renovar la admiración y el respeto hacia el último gobernante mexica por su vida dedicada a la defensa digna de su pueblo, remarcó que, para los actuales mexicanos, él “representa a nuestras ancestras y ancestros que nos legaron, con amor y valentía, la defensa y resistencia cultural de nuestra nación frente a quien pretenda violar su soberanía”.

Representa la dignidad de un pueblo libre y resistente, enfatizó y, antes de concluir su alocución con vivas a Cuauhtémoc, a los pueblos originarios y a México, agregó: “Hoy, pese a los múltiples intentos de aniquilamiento que hubo en toda la historia de nuestro país, su cultura y sus tradiciones engrandecen al México de hoy y del mañana. Por eso, que lo sepa el mundo entero, repetimos este poema anónimo mexica: ‘En tanto permanezca el mundo no acabará la fama y la gloria de México-Tenochtitlan’”.

La plancha del Zócalo fue acondicionada como un gran escenario en cuyo centro fue colocado un pedestal con un busto de bronce de Cuauhtémoc, flanqueado por cadetes del Heroico Colegio Militar, y en uno de los extremos un templete con una pintura en gran tamaño de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl, a cuyos costados yacían sendas reproducciones de un Chac Mool y la Coyolxauhqui, diosa guerrera de la mitología mexica.

El singular acto tuvo como parte central los honores fúnebres de Estado a Cuauhtémoc, que se realizan, según se explicó, a los héroes de la patria que ofrendaron su vida por la independencia, la soberanía y la integridad del territorio nacional.

Tal protocolo consistió en una guardia de honor ante el busto del tlatoani mexica, encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum y los secretarios de Gobernación, Defensa y Marina, Rosa Icela Rodríguez, general Ricardo Trevilla y almirante Raymundo Pedro Morales, en ese orden, así como los presidentes de las mesas directiva de las cámaras de senadores y de diputados, Gerardo Fernández Noroña y Sergio Gutiérrez Luna.

Después, una banda de guerra ejecutó el toque militar de marcha de honor al tiempo que se detonaba una salva de honor con 21 disparos. Para concluir este segmento, se hizo el toque militar de silencio, con el cual se rinde honores a los caídos en el cumplimiento de su deber y que en esta ocasión se efectuó con dos caracoles marinos, bajo la tradición del ritual fúnebre mexica.

La ceremonia prosiguió con el ritual fúnebre mexica, la interpretación de un aria de la ópera Cuauhtemoctzin, de Aniceto Ortega; la declamación de un poema escrito por el autor nahua Mardonio Carballo en honor al Huey Tlatoani; la lectura del Testamento de Cuauhtémoc; una representación escénica de la caída e Tenochtitlan; un poema más, Amo el canto del cenzontle, de Nezahualcóyotl, y el Himno Nacional de México, interpretado en náhuatl.

(Con información de La Jornada)

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