Reconstruyen viviendas e historias de vida tras sismos
Las Brigadas de Iniciación al Servicio Social de la Facultad de Arquitectura apoyaron a familias afectadas por el sismo de 2017 en CdMx
Se cumplen cinco años del sismo de magnitud 7.1 que sacudió la Ciudad de México (CdMx) y estados del centro en 2017. Diversas viviendas se vieron afectadas en sus estructuras, lo cual dificultó la permanencia de sus habitantes por el peligro latente que representaban. Por ello, algunas familias de la alcaldía Iztapalapa solicitaron apoyo de instancias como el Laboratorio Hábitat Social: Participación y Género (LAHAS) de la Facultad de Arquitectura (FA) de la UNAM, para encontrar propuestas o soluciones y no perder su patrimonio.
El trabajo en conjunto se apegó al Programa Plan de Reconstrucción Iztapalapa de la Ciudad de México, que fue desarrollado en cinco años de labor comunitaria y participativa contribuyendo con el Plan Integral para la Reconstrucción de la comisión respectiva de la capital del país.
Puentes de trabajo
Para lograr mejores resultados, las familias y el LAHAS se acercaron a la Coordinación de Servicio Social de la FA y sus brigadas.
Desde hace 14 años, en la Facultad existen las Brigadas de Iniciación al Servicio Social, equipos de trabajo de sus 16 talleres y tres de las cuatro licenciaturas: Arquitectura, Arquitectura del Paisaje y Urbanismo, logrando ejercicios interdisciplinarios y puentes de trabajo entre las y los estudiantes, la sociedad y grupos en situación de vulnerabilidad o desprotegidos, dice en entrevista al arquitecta Ada Avendaño, coordinadora del Servicio Social y Práctica Profesional de esa entidad académica para Gaceta UNAM.
“Dichas brigadas tienen formas de abordaje, metodologías y organización establecidos; en ellas las y los estudiantes se preparan en un ejercicio comunitario, colectivo y real. No es el servicio social como tal, es la preparación”, explica. Así, los vecinos de las colonias Santa María Aztahuacan y Unidad Habitacional Santa Cruz Meyehualco obtuvieron proyectos de mejoramiento de vivienda, que incluyen planos arquitectónicos y estructurales, mismos que fueron entregados en mayo de este año.
Diseño participativo
El LAHAS realizó un taller de diseño participativo que consiste en la colaboración entre arquitectos y usuarios del hábitat, en este caso las familias con quienes hubo acercamiento para saber sus necesidades, cómo vivían y las condiciones actuales, comparte el arquitecto Jorge Leonardo González López.
Cada equipo tomó nota de los requerimientos; por ejemplo, hubo viviendas donde un espacio-estancia era insuficiente para 10 personas; entonces, ellos comparten lo que les hace falta con los alumnos de los últimos semestres, quienes hacen las sugerencias y van adaptando las propuestas. Esto es diseño participativo, explica el integrante de Apoyo a Programas de Atención Comunitaria de la FA.
Los levantamientos y planos se digitalizan con software especial para diseño y se concretan en una memoria descriptiva. Las y los estudiantes hacen su primer avance con los arquitectos coordinadores; “en este caso me tocó hacer la revisión de los primeros de forma grupal, donde se revisaron las propuestas arquitectónicas, cómo estaban distribuidos los espacios, la redacción de las memorias, cómo presentaron la información en los planos, la calidad del dibujo, y que todo fuera correcto”.
“Es interesante ver cómo reaccionan las y los estudiantes cuando están en el terreno porque, en un principio, no saben a qué se enfrentarán cuando llegan al lugar. Escuchan a las familias y observan las condiciones, pero su respuesta siempre es favorable, porque se emocionan y se involucran con el trabajo”, dice González López.
Primer acercamiento profesional a proyectos de verdad
Ángel Iván Sánchez Jiménez es estudiante de Arquitectura de noveno semestre, actualmente presta su servicio social, y durante su brigada colaboró con las familias cuyas viviendas se afectaron en el sismo de 2017.
“La brigada es nuestro primer acercamiento profesional a proyectos de verdad. Junto con el LAHAS fuimos a Iztapalapa a ver viviendas afectadas. Éramos alrededor de 30 personas, nos dividieron en equipos para entrevistarnos con los dueños. Cada vivienda era diferente tanto en dimensiones como en los usos. Había casas de 3 metros de frente por 10 metros de fondo, o un terreno cuadrado, casi de 7 por 10 metros en el cual vivían 10 personas. Entonces fue todo un reto, primero hablar con ellas, saber qué necesitaban, qué querían, para darles un proyecto en el cual se sintieran plenas. Hubo alguien con quien trabajamos que ya no quería vivir en ese lugar porque estaba muy afectada (su casa), no contaba con las habitaciones suficientes para 10, y estaba muy mal estructuralmente”, relata.
Además de hacer los levantamientos y diseños correspondientes, los brigadistas atendieron las indicaciones de la Comisión para la Reconstrucción, instancia del gobierno capitalino que les pidió diseñar el proyecto sobre lo ya hecho, pues así lo dicta el Plan de Desarrollo, como respetar áreas libres.
(Con información de Gaceta UNAM)