Pierden esperanza de hallar vivos a tripulantes de submarino

Seis barcos y tres aviones patrullaban el viernes la zona de una explosión en el Atlántico Sur donde podría estar el desaparecido submarino argentino «ARA San Juan», sin esperanzas de hallar con vida a sus 44 tripulantes.

«Tenemos que encontrar al submarino en el fondo del mar. La zona es grande, el medio es hostil y es muy difícil la búsqueda», dijo el portavoz naval, capitán de navío Enrique Bibal, al dar el primer boletín diario del viernes.

Sistemas de detección hidroacústica captaron que hubo hace 10 días una explosión justo en la ruta que debía seguir el submarino. La noticia hizo cundir entre los parientes la sensación de que la nave ya es una tumba en el mar.

«Le quiero decir al almirante (Marcelo Srur, el jefe naval argentino), al que manda, que no está en condiciones de tener una fuerza a su cargo, que se vaya, y al presidente (Mauricio Macri) que ponga orden», dijo María Rosa Belcastro, familiar de un tripulante, en rueda de prensa en Mar del Plata (400 km al sur de la capital), a cuya base naval el sumergible debió haber arribado el lunes.

El Ministerio de Defensa no se ha pronunciado, pero fuentes citadas por la prensa argentina hablan de que rodarán cabezas en los altos mandos de la Armada (Marina de Guerra).

«El Gobierno evalúa cambiar la cúpula la Armada. En el gobierno creen que hubo negligencia en la desaparición del ARA San Juan y critican el manejo de la situación», tituló en su página web el influyente matutino Clarín.

Tristeza

Padres, madres, hijos y hermanos protagonizaron el jueves fugaces incidentes en la base naval de Mar del Plata, base del submarino.

Al enterarse de la explosión del miércoles 15, último día en que la nave se comunicó con tierra, algunos se abalanzaron enfurecidos sobre responsables navales. Luego aparecieron en los jardines de la base llorando desconsolados.

La mayoría rehusó hablar con periodistas y salió discretamente de la base para llorar a sus seres queridos en la intimidad. Pero otros parientes de tripulantes del ARA San Juan hablaron a los periodistas.

Jessica Gopar, madre de un niño de un año y esposa del submarinista Fernando Santilli, dijo: «Me acabo de enterar de que soy viuda».

Brenda Salva, amiga del tripulante Damián Tagliapietra, relató al canal Telefé que el director de la Escuela de Submarinos en Mar del Plata, capitán de fragata Fernando César Rossi, le dijo que «están todos muertos», tras el anuncio oficial de la explosión.

«Me voy muy triste, esperando a mi hijo, verlo volver en la playa», indicó desconsolada Maria Rosa Belcastro, madre del teniente de navío Fernando Villarreal, 38 años.

Nacido en Ushuaia, Villarreal se mudó con su esposa y una hija a Mar del Plata. «Nunca más vuelvo a la base. Nos mintieron», dijo la madre.

Rescate

En el área de búsqueda operan equipos de rastrillaje del fondo del mar enviados por Estados Unidos, que también mandó modernas cápsulas no tripuladas de evacuación de submarinos. Sería la primera vez que son usadas en una situación real, porque sólo han sido ensayadas en entrenamientos.

La versión oficial de la Armada dice textualmente: «Se trató de un evento anómalo, singular, corto, violento y no nuclear consistente con una explosión. Nos está faltando saber dónde está el submarino y a qué profundidad está».

El ARA San Juan es uno de los tres submarinos de la Argentina, pero otro de ellos, el ARA Santa Cruz está fuera de servicio. Sus misiones son patrullar la costa argentina para custodiar la soberanía, pero principalmente para combatir la pesca ilegal de miles de barcos extranjeros.

Fue botado por los astilleros Thyssen en 1983 e incorporado a la marina argentina en 1985. Tiene 66 metros de eslora y siete metros de ancho, y está equipado con torpedos.

(Con información de AFP)

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