Modus operandi: Persecución mediática y judicial contra Lula y Cristina
La estrategia desatada por la derecha contra los ex presidentes Cristina Fernández y Luiz Inacio Lula da Silva tiene como claros objetivos desprestigiarlos ante la opinión pública y evitar que vuelvan a conducir procesos populares en la región.
‘Miente, miente que algo quedará’, la famosa frase del jefe de propaganda nazi, Joseph Goebbels, parece ser la regla principal de los grupos mediáticos hegemónicos.
Tras haber concretado la interrupción de ambos procesos populares (en Argentina a través del triunfo del derechista Mauricio Macri, y en Brasil mediante un golpe parlamentario), el siguiente paso en la estrategia que la derecha se ha dado para la región es impedir que los líderes de esos procesos vuelvan a conducir los destinos de sus países.
En Argentina, el juez federal Julián Ercolini aceptó el pedido de los fiscales Gerardo Pollicita y Juan Mahiques, y llamó a indagatoria a Cristina Fernández. Esta medida se suma a la citación que, a principio de año, hizo el juez Claudio Bonadío.
Con estas decisiones injustificadas desde el real punto jurídico, jueces y fiscales le dan un supuesto sustento al escenario armado por los medios hegemónicos, que publican artículos con la consigna ‘la ruta del dinero K’ o ‘corrupción K’, e intentan vincular a la expresidenta con cualquier supuesto caso de corrupción.
Toda declaración periodística de algún adversario político contra Cristina Fernández es tomada por los noticieros, programas de radio, diarios y revistas de los grupos hegemónicos, como si se tratase de una verdad revelada. Pero si algún funcionario decide proceder según las normas, de inmediato es presionado o perseguido, como es el caso del juez federal Daniel Rafecas, perseguido por desestimar una denuncia contra la ex mandataria.
En Brasil, la persecución desatada por la Red O’Globo contra Lula Da Silva cuenta con la complicidad del juez Sergio Moro y del fiscal Delton Dallagnol, que intentan involucrarlo en el caso de corrupción de la empresa estatal Petrobras, conocido como ‘Lava Jato’.
La campaña se acrecienta en la medida en que las encuestas reflejan que siguen siendo líderes muy populares con posibilidades hoy de ganar puestos públicos mediante el voto en las urnas. Para ello intentan encarcelarlos, inhabilitarlos políticamete o, como mínimo, conseguir su desprestigio en la opinión pública.
El director del Instituto de Estudios de América Latina de la Central de Trabajadores Argentinos, Oscar Laborde, afirmó: ‘Luego de dar el golpe contra Dilma Rousseff, lo que sigue es intentar encarcelar a Lula. Ese era uno de los objetivos claros de este golpe ejecutado por el parlamento brasileño. Luego, el objetivo más importante es impedir que Lula pueda volver ser presidente en 2018.
El poder judicial es un socio de la derecha y de los intereses del imperio norteamericano. Por eso Lula vive una persecución injustificada, sin ningún argumento y con saña. Esto es parte del envalentonamiento que estos sectores han adquirido después de sacar a una presidenta electa democráticamente’.
‘Hay una combinación entre el poder judicial y una parte de los parlamentos para desplazar gobiernos electos democráticamente, lo vimos en Honduras, en Paraguay y, ahora, en Brasil’, aseguró.
‘El apuro que tienen estos sectores en dar el golpe contra Dilma, intentar encarcelar a Lula y perseguir a Cristina es porque se dan cuenta que este brutal ajuste que están llevando a cabo, tanto en Brasil como en Argentina, rápidamente va a encontrar el rechazo popular. Eso ya se está viendo con el movimiento de ‘Fora Temer’ y, en Argentina, con la Marcha Federal y el futuro paro nacional’, afirmó.
Por último, Laborde aseguró que ‘los grandes grupos mediáticos han dejado de ser instrumentos del sistema para ser integrantes del sistema. En los casos de Brasil y Argentina, la Red O Globo y Clarín son dos claros ejemplos de ello. Estos grupos se han dedicado, primero a desgastar estos procesos populares y ahora a tratar de acabar con sus líderes, para que no puedan volver al gobierno’.