México tiene la ciencia para prescindir del glifosato
Más de 50% de núcleos agrarios no usan ningún químico para su producción, señala el Conacyt
Ciudad de México. En México tenemos el conocimiento y las investigaciones científicas para “tener la claridad de definir que no queremos seguir comiendo crónicamente un tóxico, como el glifosato, que a escala internacional ha sido reconocido como cancerígeno”, afirmó Elena Álvarez Buylla, directora general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Destacó que resultados recientes de una encuesta aplicada por el organismo reveló que todos los núcleos agrarios que usan este agroquímico “también aplican otras prácticas para deshacerse de las hierbas, y más de 50 por ciento no usan ningún químico para su producción, es decir, el glifosato no es imprescindible para los cultivos”.
En entrevista con La Jornada, Álvarez-Buylla subrayó que también se detectó que la mayor parte del glifosato –el herbicida más usado en el mundo– que se aplica en México se concentra en los estados más pobres del país, como Chiapas, Campeche, Oaxaca, Guerrero e incluso Quintana Roo.
Se trata de una región del país, apuntó, donde existe “mucha pobreza y donde se ubican la mayoría de los núcleos agrarios más pequeños. No son grandes productores agrícolas con acceso a tecnología. Prescindir del glifosato –introducido por la trasnacional Monsanto en 1974 como parte de su modelo de agronegocios– es informar a los pequeños productores que los están envenenando, que rompan esa adicción, porque la gente más proclive a emplear este agrotóxico es a la que más años llevan diciéndole que lo use”.
Destacó que después de la entrada en vigor, en diciembre de 2020, del decreto presidencial para prescindir de forma gradual del uso de esta sustancia, “se marcó una cuota con base en información científica, que permitió disminuir en 50 por ciento su adquisición el primer año y, al siguiente, otro 50 por ciento, para que en 2024 podamos prescindir de este agroquímico”.
La directora del Conacyt subrayó que, pese a esta caída en el uso del agrotóxico, “los datos recabados en el campo nos demuestran, después de haber disminuido muchísimo la cantidad, que la producción de maíz y de otros cultivos en general no se redujo, sino que aumentó”.
Recordó que como parte del impulso a la producción agrícola en el país se desarrollan bioinsumos.
El Programa Nacional Estratégico de Salud Alimentaria del Conacyt ha permitido, en colaboración con universidades mexicanas y empresas, desarrollar cinco herbicidas con una capacidad de producción de 500 mil litros al año.
Indicó que hay siete marcas adicionales de bioherbicidas, de las cuales cuatro están en México en un proceso de revisión de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) para sustentar su seguridad y eficacia, lo que implica un proceso de investigación, mientras tres más están disponibles en el mundo.
(Con información de La Jornada)