Lula da Silva fue liberado, pero no exonerado

El expresidente de Brasil manifestó que recorrerá el país para seguir luchando con el objetivo de mejorar la vida del pueblo brasileño

El presidente ultraderechista Jair Bolsonaro se siente cada vez más cercado por adversarios, una percepción que puede acentuarse con la liberación de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), que dejó el poder como el mandatario más popular de la historia de Brasil.

A fines de octubre, Bolsonaro publicó un video en el que se caracterizó a sí mismo como un león acechado por hienas, presentadas con los nombres de partidos políticos -incluido el propio-, organizaciones sociales, medios de comunicación, de la corte suprema y hasta de la ONU.

Pero omitió mencionar entre sus «enemigos» a Lula, un líder de tamaño continental durante los años dorados de la izquierda latinoamericana, a quien durante la campaña advirtió que «se pudriría» tras las rejas.

Poco antes de salir el viernes de la cárcel de Curitiba donde había permanecido un año y medio, el fundador del Partido de los Trabajadores (PT), de 74 años, publicó un video en el que aparecía entrenando con la música de la película Rocky de fondo.

Al salir, desafió al ‘león’ Bolsonaro.

En un sentido discurso frente a sus simpatizantes, arremetió contra sus políticas neoliberales y anunció que recorrerá el país «para seguir luchando para mejorar la vida del pueblo brasileño».

Bolsonaro, que suele entrar al trapo con facilidad, no reaccionó hasta este sábado por la mañana, cuando pidió en Twitter que no se le dé «munición al canalla» de Lula, que «momentáneamente está libre, pero cargado de culpa».

Para el analista Thiago Vidal, de la consultora Prospectiva «es obvio que Lula va a eclipsar a Bolsonaro».

«Durante unas semanas, Lula será el centro de atención. El problema es saber cómo Bolsonaro y su gobierno van a reaccionar», explicó a la AFP.

Este sábado, Lula, que deberá probar si mantiene su capacidad de liderazgo, tiene previsto dirigirse «al pueblo brasileño» en un mitin frente al Sindicato de los Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, en las afueras de Sao Paulo.

También hay convocadas marchas contra su liberación en varias ciudades del país.

«Un desafío mayor»

Por ser un condenado en segunda instancia, Lula, que era el favorito en los sondeos, fue inhabilitado para las presidenciales de octubre de 2018, que terminó ganando Bolsonaro.

Aunque la excarcelación no lo habilita para competir en elecciones, el exsindicalista intentará revigorizar al PT, focalizado desde su detención en la campaña «Lula libre», de cara a las municipales de octubre de 2020.

Y con su gran poder de movilización, tratará de reorganizar a la fragmentada oposición de izquierda.

«Lula en la calle impactará sin duda en la gobernabilidad de Bolsonaro. Será un desafío mayor para el presidente, en medio de su caída de popularidad y la falta de respuestas a la delicada situación económica», opina Vinícius Vieira, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Sao Paulo (USP).

«Aunque lo relacionen con la corrupción del PT, muchos todavía se acuerdan del crecimiento en la renta durante la gestión de Lula. Así que Bolsonaro puede verse presionado a atender demandas económicas (…), a volverse irónicamente más pragmático», agregó.

«Una buena noticia»

Bolsonaro, un exmilitar nostálgico de la dictadura (1964-1985), fue durante casi tres décadas un diputado conocido sobre todo por su estilo polémico y confrontador.

En enero llegó al poder con un discurso de mano dura contra la corrupción, a la que supo identificar con Lula y el PT.

«Para Bolsonaro, la liberación de Lula es una buena noticia, porque refuerza la polarización ideológica que lo eligió. Veremos a Lula más presente en el escenario político y eso permitirá que Bolsonaro refuerce su papel de líder del campo anti-PT», sostiene Thomaz Favaro, de la consultora Control Risks.

En los últimos meses, Bolsonaro no ha dejado de crearse enemigos, dentro y fuera del país, como muestra el video alusivo a las hienas (borrado por él mismo poco después de publicado), en una estrategia de ‘guerra total’ que, según analistas, busca la movilización permanente para aglutinar a sus seguidores.

«La liberación de Lula podría reforzar la estrategia de Bolsonaro, pero solo si Lula adopta una postura radical que polarice más al país», afirma Vieira.

(Con información de AFP)

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