Las aplicaciones de citas como refugios pandémicos

Hubo quien no resistió la tentación y decidió salir a la calle para encontrarse con su match, pero no son relaciones profundas

En plena contingencia sanitaria, a mediados de 2020, las aplicaciones de citas de pareja fueron el refugio para muchas personas. Quien navegaba en ese océano de perfiles desconocidos, anónimos, se encontraba con la advertencia de evitar los encuentros presenciales. Las app habilitaron las videollamadas para los que quisieran mirar el movimiento de esos rostros congelados que se deslizaban en sus pantallas.

Pero hubo quien no resistió la tentación y decidió salir a la calle para encontrarse con su match. Ricardo Trujillo, académico de la Facultad de Psicología, afirma en entrevista con Gaceta UNAM, que “durante la contingencia se favorece en los individuos este tipo de conductas que no son racionales y que podríamos, incluso, hasta llamar peligrosas. Hay un aumento de acciones de riesgo, una especie de nihilismo. Y en este caso, las aplicaciones, las famosas app de cortejo, tienen una característica muy peculiar, que a veces confundimos el amor con una relación de este tipo, que no son de profundidad, sino meramente de contacto o de bolsillo, cuya dinámica consiste en que en el momento que te aburre, te agota o ya no te genera la adrenalina buscas la siguiente y sigues dando likes”.

Trujillo agrega que, independientemente del tipo de situación de crisis en que nos vamos a encontrar, siempre actuamos buscando el júbilo que quiere eliminar ese sentido de emergencia. “Nos aventamos y buscamos solucionar la muerte en la manía, cosa que no sucede en otras culturas”.
¿Por qué lo hice?

Gaceta UNAM conversó con Ana y Miguel (se cambiaron los nombres para cuidar su identidad), quienes tuvieron citas presenciales en plena pandemia de 2020. Ana cuenta que había un momento de incertidumbre para todos. “No saber si vamos a salir en poco tiempo, si vamos a estar en casa encerrados. El aprendizaje de tener que vivir contigo mismo y sin contacto con nadie está difícil durante esta pandemia. No nos había tocado anteriormente, entonces empecé a pensar: Quizá conozca a alguien en alguna otra plataforma, alguna red. Me puede hacer un poco más ameno y llevadero este momento. Al principio, mi idea era solamente que fuera todo virtual, pero después cuando las cosas se comenzaron a tranquilizar un poco a nivel de contagios me animé a tener citas físicas”.

El miedo siempre estaba presente, precisa, “porque hasta incluso en casa si tenías una visita, si llegaba alguien, había mucho temor, porque no sabíamos qué tan difícil o complejo iba a ser la enfermedad para ti. Sí era difícil, pero creo que la ansiedad nos llevaba un poco a decir, bueno, no importa, voy a tomar el riesgo, porque igual me voy a volver a aislar, al final uno se animaba a tomar el riesgo”.

Ricardo Trujillo cita a Eva Illouz y acota que “el otro se vuelve ya no una alteridad, sino un producto. “Cuando describen cómo es que están seleccionando a las personas en estas aplicaciones lo hacen buscando características como cuando vas a buscar objetos de mercado en un súper. ¿Está bien hecho, no está bien hecho?”

Miguel ya utilizaba Tinder y Bumble –aplicaciones de citas– desde antes de la pandemia: “Cuando empezó todo no las cerré porque también se necesitaba un poco de contacto con otras personas; el confinamiento era mucho y al principio sí llegué a hacer match con algunas personas. Al principio sí evité ver a gente, ya después conocí una persona y empezamos a entablar comunicación y cuando me sentí ya seguro, cuando sentí que esa persona se cuidaba o que tenía por lo menos cierta conciencia de que no podía andar en la calle o que vi que no salía como mucha gente que andaba de aquí para allá, entonces nos vimos, incluso aunque no hubiera vacunas”.

Dice que al principio costaba trabajo “y sí tenías cierto miedo en especial, porque además de que no había vacunas y aunque no tengo comorbilidades sí tengo un problema respiratorio que no sé si hubiera sido peligroso; son alergias, asma, cosas por el estilo de las que me tengo que cuidar”. ¿Por qué lo decidí?, se pregunta: “porque aunque sí representaba un riesgo sí hacía mucha falta, la situación emotiva, emocional, era muy fuerte. A pesar de que estaba el reto de conservar el trabajo, de seguir viendo otros aspectos de la familia, pero también había que subsanar un poco esa parte emocional. Si de por sí la soledad te pega, en un contexto de pandemia es desastroso”.

(Con información de Gaceta UNAM)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Social Media Auto Publish Powered By : XYZScripts.com