La amenaza de los agentes bioterroristas en el mundo

A medida que avanza la tecnología, también lo hace su capacidad para aumentar el impacto de los ataques biológicos

Los agentes de bioterrorismo son organismos patógenos o toxinas biológicas que tienen el potencial de causar enfermedades y la muerte en humanos, animales o plantas.

Si bien estos patógenos pueden no representar una amenaza por los humanos tal y como se encuentran en la naturaleza, sí que se pueden exponer deliberadamente a humanos, animales o plantas con la intención de matar o provocar el miedo en la gente.

Como acabamos de decir, los agentes bioterroristas se pueden usar tal y como se encuentran en la naturaleza o se pueden modificar para mejorar su virulencia, haciéndoles resistentes a los antibióticos y a las vacunas actualmente disponibles.

Hasta la fecha, ya ha habido varios incidentes de bioterrorismo que se han producido en todo el mundo y a lo largo de la historia.

Breve historia del bioterrorismo

Los agentes bioterroristas se clasifican como armas de destrucción masiva y, aunque esta frase se ha hecho popular en los últimos años, lo cierto es que el bioterrorismo ha sido una amenaza para la sociedad durante siglos.

Los casos documentados de bioterrorismo se remontan al siglo VI a. C., cuando los asirios utilizaron el hongo cornezuelo de centeno para envenenar los pozos enemigos.

Durante el siglo XIV, según los relatos históricos, la Peste Negra llegó a Europa desde Crimea porque los cadáveres fueron catapultados sobre la muralla de la ciudad durante el asedio de Caffa como método de guerra biológica.

Estos métodos históricos de bioterrorismo fueron ampliamente investigados durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría para prepararse y contrarrestar posibles ataques de bioterrorismo.

Más recientemente, Estados Unidos sufrió su peor ataque biológico en la historia cuando se enviaron cartas mezcladas con ántrax en el correo de Estados Unidos, poco después de los ataques terroristas del 11 de septiembre. Murieron 5 personas y hubo 17 heridos.

Lo cierto es que, a medida que avanza la tecnología, también lo hace su capacidad para aumentar el impacto de los ataques bioterroristas.

Ahora es posible alterar genéticamente los organismos modificándolos para que cumplan requisitos específicos.

Si bien esta tecnología se ha desarrollado para aplicaciones positivas, como el desarrollo de nuevos tratamientos contra el cáncer, también existe la posibilidad de que esta tecnología se utilice por aquellos que planean ataques de bioterrorismo para mejorar la virulencia de un patógeno y aumentar el impacto del hipotético ataque.

Agentes bioterroristas identificados actualmente

Actualmente, se han identificado más de 65 agentes potenciales de bioterrorismo diferentes.

Entre los más conocidos, junto con la enfermedad que causan, se encuentra el Bacillus anthracis (ántrax), Yersinia pestis (peste neumónica), Variola major (viruela), influenza (gripe aviar), Especies de Brucella (Brucelosis), arenavirus, bunyavirus y filovirus (fiebres hemorrágicas virales) y coronavirus asociado a SARS, entre otros.

El hecho de que ya se hayan utilizado varios agentes en actos de bioterrorismo, ha dado a los científicos la posibilidad de predecir cómo se pueden desarrollar futuros actos de bioterrorismo con estos agentes, lo que les permite prevenir y prepararse para controlar y minimizar el impacto de tales ataques.

No obstante, existe una gran preocupación por la posibilidad de que se desarrollen nuevos agentes con el uso de la nueva tecnología.

Los científicos temen la posibilidad de que los virus patógenos conocidos se reconstruyan con el resultado de mejorar su virulencia.

En este sentido, también les preocupa que el uso de la tecnología sirva para desarrollar nuevos microorganismos, con el potencial de liberar sustancias químicas altamente tóxicas en el cuerpo.

Además de los patógenos aumentados y de la nueva ingeniería, los científicos también están preocupados por los futuros agentes de ataques de bioterrorismo, que incluyen la nueva y potente cepa de botulismo, conocida como botulismo H.

Actualmente, no existe ningún tratamiento para esta cepa y es mortal. En esta línea, el desarrollo de agentes resistentes a los antibióticos también es otra preocupación.

Para terminar, comentar que, curiosamente, los coronavirus han estado en la lista de vigilancia en los últimos años como potenciales nuevos agentes del bioterrorismo.

Con el significativo impacto de la pandemia de Covid-19, los científicos probablemente vigilarán este grupo de virus y se prepararán para aislar y tratar futuros brotes.

(Con información de noticiasensalud.com)

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