Irán y Arabia Saudita ‘compiten’ en equidad de género

Beirut. Se dicen los unos a los otros entrometidos, belicosos, hipócritas religiosos, fanáticos y patrocinadores del terrorismo. Ahora Irán y Arabia Saudita, los archirrivales del Medio Oriente, están compitiendo en una sorprendente nueva categoría: la equidad de género.

Ambos países parecen estar en una disputa sobre cuál modificará más rápidamente sus reglas represivas para las mujeres.

El jefe de la policía de Teherán anunció la semana pasada que la llamada policía de la moralidad, que patrulla la capital, ya no arrestará ni castigará automáticamente a las mujeres que salgan en público sin la cabeza cubierta por un hiyab, un delito menor comúnmente llamado “hiyab mala”. En lugar de eso, se les dará asesoría.

En Arabia Saudita, uno de los países más restrictivos para las mujeres, esta semana las autoridades permitieron que las competidoras de un torneo internacional de ajedrez jugaran sin la prenda de cuerpo entero conocida como abaya. Esa decisión es la última de una serie de medidas liberalizadoras que ha tomado el príncipe heredero Mohamed bin Salmán, el joven gobernante saudí, las cuales incluyen permitir que las mujeres conduzcan.

Arabia Saudita e Irán están en lados opuestos de muchas maneras: en sus ramas divergentes del islam, las guerras en Siria y Yemen, su política hacia Líbano y su relación con Estados Unidos, por ejemplo. Se han enfrentado respecto de la producción de petróleo, los peregrinajes religiosos o quién se considera terrorista. Sin embargo, ambos países están reaccionando a la presión tanto interna como internacional sobre los derechos de las mujeres.

Incluso con las estrictas reglas de separación por género impuestas tras la Revolución islámica de Irán en 1979, históricamente las iraníes han disfrutado de más libertades que sus contrapartes sauditas. No obstante, esa distinción se ha vuelto menos pronunciada con el ascenso de Mohamed bin Salmán en Arabia Saudita, cuya agenda incluye suavizar la severidad de la religión en la vida diaria.

Bajo las reformas del príncipe heredero, las mujeres sauditas pronto podrán asistir a partidos de fútbol en estadios públicos. En junio, señala el gobierno, no solo se les permitirá conducir autos, sino también camiones y motocicletas.

No está claro si los cambios en Arabia Saudita han conducido directamente al efecto involuntario de provocar cambios en Irán. Sin embargo, algunas defensoras de los derechos de las mujeres han visto una conexión.

Roya Hakakian, una poeta y periodista iraní-estadounidense que cofundó el Centro de Documentación de Derechos Humanos de Irán en New Haven, Connecticut, escribió en una columna de opinión publicada el miércoles en The New York Times que las mujeres de Irán y Arabia Saudita se han beneficiado de la “competencia entre los regímenes por ganar el manto de la alternativa del islam moderno moderado”.

Citó a Mariam Memarsadeghi, confundadora de Tavaana, un sitio web de educación civil sobre Irán, quien ahora vive en Estados Unidos y dijo que estaba feliz no solo por las sauditas, sino “emocionada de que se desinfle la falsa superioridad moral del régimen iraní, de que las leyes y las acciones del régimen iraní en contra de los derechos de las mujeres se muestren retrógradas en comparación con los de un país que por mucho tiempo se ha visto como el más retrógrada de la región”.

Otros no necesariamente ven un vínculo y atribuyen los cambios en Irán a otras causas. Dicen que la población joven de Irán ha demostrado ser más resistente a las restricciones sociales del gobierno que sus padres. La aplicación laxa del código de vestimenta para las mujeres en Irán en parte puede deberse a lo poco práctico que es procesar, multar y encarcelar a las infractoras.

“Los arrestos a las mujeres y los juicios en los tribunales demostraron consumir demasiado tiempo”, dijo Nader Karimi Joni, un periodista iraní en Teherán. La ley no ha cambiado, señaló, pero ahora “las multas en efectivo y los latigazos a veces se sustituyen por ‘clases educativas’”.

Muna AbuSulayman, una de las primeras presentadoras de televisión de Arabia Saudita, dijo que veía la relajación en cuanto a las reglas para las mujeres en su país como parte de un deseo más amplio de los sauditas de adoptar una vida más moderna. Las sauditas, afirmó, no se comparan con las iraníes.

Por el contrario, señaló AbuSulayman, en algunas partes del país, las sauditas no se cubren la cabeza o lo hacen holgadamente, sin miedo a que las castiguen o regañen.

Saber si la decisión saudita de permitir que haya espectadoras en los partidos de fútbol llevará a Irán a hacer lo mismo es, como mínimo, incierto. Sin embargo, poco después de que la medida se anunciara a finales de octubre, Irán señaló que permitirá que participen levantadoras de pesas en competencias internacionales en el extranjero por primera vez.

(Con información de The New York Times)

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