IP y gobierno deben frenar la explotación laboral infantil
Además de retirarlos de los trabajos, hay que asegurar el ejercicio pleno de sus derechos y una vida digna y plena
La infancia es el periodo más importante del ser humano, ya que es la etapa en donde aprendemos, nos formamos y creamos vínculos que orientarán nuestro futuro.
Sin embargo, para 160 millones de niñas y niños en el mundo no es así porque están trabajando en alguna actividad, poniendo en riesgo su desarrollo físico, intelectual y emocional.
En México, las últimas cifras oficiales (2019) revelan que 3.3 millones de niñas, niños y adolescentes entre 5 y 17 años trabajan.
De esta población, 2 millones realizan actividades no permitidas, por estar debajo de la edad mínima o por desarrollar actividades peligrosas o insalubres.
Además, el 26% de la niñez y adolescencia que trabaja no asiste a la escuela y el 27% no recibe pago por su trabajo.
Sabemos que si se suma el impacto que la pandemia por covid-19 tuvo en la tasa de ocupación infantil, el escenario puede ser mucho peor.
Todos: gobierno, empresas y sociedad civil, necesitamos desarrollar respuestas que vayan más allá del acceso a la educación y la protección. La gran mayoría de las niñas, niños y adolescentes que trabajan lo hacen por necesidad.
El reto a vencer a corto plazo es lograr qué niñas, niños y adolescentes se retiren del mundo laboral. Sin embargo, no se trata únicamente de retirarlos, sino de establecer y activar mecanismos que les aseguren el ejercicio pleno de sus derechos y la posibilidad de una vida digna y plena.
A lo largo de 15 años, Save the Children ha acompañado a empresas para diseñar programas integrales que no solo buscan la erradicación del trabajo infantil en sus operaciones y sus cadenas de suministro, así como en generar modelos de cumplimiento social e integrarlos a los sistemas de gestión, fortalecer las capacidades empresariales y diseñar herramientas que permitan rastrear los resultados de su implementación.
El trabajo infantil es un tema que, aunque incomode, hay que mantenerlo en la conversación empresarial.
Es necesario que el sector privado se mantenga en la tarea de innovar y contribuir a la evolución de los enfoques y prácticas, que comparta sus resultados y, sobre todo, que aprenda de las dificultades propias de buscar la erradicación y remediación del trabajo infantil en todos los sectores.
El trabajo infantil no es un juego de niños, es responsabilidad de todos.
(Con informacion de Gaceta UNAM)