Golpe de Estado blando vs. AMLO, ya está en marcha

La USAID, se explica en el video, asiste a grupos extremistas y opositores en Venezuela y otros países de la región en Centro y Sudamérica

Una investigación realizada por el Canal 6 de Julio, ha encontrado indicios de que la extrema derecha ha puesto en marcha una estrategia para intentar dar un “golpe suave” -o “golpe de Estado blando”- en México en contra del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Mediante la difusión de campañas y mensajes en los medios de comunicación y las redes sociales, la organización de grupos opositores y la promoción de movilizaciones de protesta, la provocación a la autoridad, la propagación de noticias falsas y rumores, entre otras maniobras, se pretendería deslegitimar primero y derrocar después al gobierno de la 4T en una acción similar a lo que ha sucedido en la última década en otros países latinoamericanos, como Honduras, Argentina o Brasil.

“Todo esto puede sonar a teoría de la conspiración, pero ni siquiera se trata de algo oculto. Todo el método para desestabilizar se puede consultar abiertamente en internet”, dice el director del Canal 6 de Julio, Carlos Mendoza Aupetit.

Si se busca en la red “golpe suave”, la información aparece: Gene Sharp, politólogo estadounidense. Su tesis es que los golpes de Estado mediante la fuerza y las armas son obsoletos y que hoy se combate con “armas sicológicas, sociales, económicas y políticas”, comenta en entrevista.

En su ensayo: De la dictadura a la democracia, expone una receta para quitar presidentes con cinco pasos. Se comienza con una fase de ablandamiento, en la que hay medios que intentan crear malestar y desesperanza social; sigue la deslegitimación y la difusión de comentarios adversos al gobierno, mofas y noticias falsas. Después viene el calentamiento de las calles, con la promoción de constantes movilizaciones de protesta, explica.

El siguiente ingrediente es la combinación de todas las formas de lucha: corren rumores, se crea una falsa carestía, se acusa al gobierno de incompetente y se inician causas judiciales injustas contra gobernantes. La última etapa es la fractura institucional, en la que, según Sharp, las causas judiciales prosperan, los medios lo apoyan y los gobiernos caen, menciona.

En México, todo apunta a que se está ejecutando un golpe suave, o a que se está preparando el tablero para ello, dice Mendoza Aupetit, que tiene listo un documental con el que busca alertar sobre lo que piensa que está pasando en el país.

-Si está en marcha un golpe como este, ¿en qué etapa está?

-Si se sigue el método de Sharp, está en la primera o la segunda. Desde el primer día se ha buscado desestabilizar al gobierno de López Obrador. Hay que recordar aquellos mensajes del PAN el día de la toma de posesión en los que decía “Se equivocaron al votar por López Obrador”. ¿Cómo que se equivocaron, si elegir es la democracia?

Los indicios

 “No vamos a permitir que (López Obrador) siga con su autoritarismo, es usted un dictador”, se oye decir en el documental a Alejandra Morán durante una manifestación celebrada en mayo pasado. Es la líder de “Chalecos México”, organización que ha convocado a tres marchas “anti AMLO” desde el 2 de diciembre. De acuerdo con Mendoza y su equipo, Morán, que se presenta como aliada de los “Chalecos amarillos” de Francia, aunque estos lo han desmentido, en realidad pertenece a la organización “Somos más”, dice Mendoza Aupetit.

Esta entidad tiene entre sus patrocinadores a la USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) que -según el director del Canal 6 de julio- auspicia golpes suaves en América Latina.

La USAID, se explica en el video, asiste a grupos extremistas y opositores en Venezuela y otros países de la región, así como a fundaciones y sociedades que argumentan defender la libertad. Otros auspiciantes de estos grupos son las estadunidenses Red ATLAS, Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés), y el Instituto CATO, que a su vez recibe fondos de las Industrias Koch, el segundo conglomerado industrial de Estados Unidos. Todas tienen filiales en México o patrocinan organizaciones en el país.

Una de ellas es “Students for liberty”, que recluta estudiantes en universidades públicas y que, por medio de una de sus ramas, busca registrar un partido político ante el Instituto Nacional Electoral, explica Mendoza.

Su principal directivo es Alexander McCobin, que proviene del CATO, y una de sus aliadas más visibles es la conferencista guatemalteca Gloria Álvarez, coautora del libro El engaño populista, proyecto para el cual tuvo el apoyo de Enrique Krauze y Mario Vargas Llosa, también relacionado con el CATO.

En la investigación se señalan vínculos entre el CATO y la llamada “Operación Berlín”, con la que grupos empresariales financiaron una campaña sucia contra López Obrador en la contienda presidencial pasada, y en la que se ha señalado la participación de Krauze, que lo ha negado, dice.

También se mencionan campañas robotizadas en las redes sociales que se mezclaron con las críticas a López Obrador en momentos como la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), la muerte en un accidente aéreo de la gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso y su esposo, o durante las semanas en las que hubo desabasto de gasolina en varias ciudades del país.

Un golpe contra un gobierno que no es radical

El gobierno de López Obrador es descrito en el documental como de centro izquierda, no radical, cuya apuesta antineoliberal aún está por confirmarse, según plantean en la cinta los académicos Enrique Pineda, Pascualina Curcio, Gibrán Ramírez Reyes y Carlos Fazio.

-¿Si no es un gobierno radical, por qué habría la intención de derrocarlo?- se le pregunta a Carlos Mendoza.

-Porque estamos hablando de una derecha y un capitalismo que no toleran ninguna intervención frente al mercado. No toleran que nadie se salga del modelo, ni siquiera lo poco o no tan poco que lo está haciendo López Obrador.

 “La estrategia del golpe suave ha dado resultados”, se explica en el documental. Por ejemplo, en 2009, Manuel Zelaya fue destituido de la presidencia de Honduras con el apoyo de Washington; en 2015 la oposición argentina intentó que el asesinato de un fiscal le fuera imputado a la entonces presidenta Cristina Fernández; en 2016 la (entonces) presidenta de Brasil, Dilma Rousseff fue destituida por presuntamente haber violado una ley presupuestaria, y ese mismo año el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva fue encarcelado acusado de corrupción sin pruebas”, comenta el autor.

No toda la crítica al gobierno debe ser interpretada como parte de un plan para dar un golpe suave. “La crítica tiene que estar, es bueno que la haya, incluso la más dura. El problema es cuando se disfraza de crítica a un afán desestabilizador que en última instancia pretende derrocar a un presidente por vías no democráticas”.

(Con información de La Jornada)

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