Exhibe UNAM engaño de empresarios a consumidores

Las empresas disminuyen el contenido de sus artículos ya sea en tamaño, peso, volumen o calidad: Arturo Morales Castro, profesor investigador de la FCyA

En escenarios de crisis económica y de alta inflación a la alza, resulta cada vez más habitual encontrarse con esta práctica de la reduflación, consistente en que las empresas disminuyen el contenido de sus productos ya sea en tamaño, peso, volumen o calidad, para crear una falsa sensación de que no hay incrementos, señaló Arturo Morales Castro, profesor-investigador de la Facultad de Contaduría y Administración (FCyA).

El experto en finanzas personales dijo que se trata de una estrategia de economía ficción, con la que las empresas pretenden enmascarar el aumento de los precios que se registra como consecuencia de los índices inflación que están afectando los costos de producción de bienes y servicios.

Comentó que la gran mayoría de las personas, cuando van al supermercado, lo primero que hacen es verificar y comparar los precios de los productos, principalmente de la canasta básica, pero en muy pocas ocasiones se toman el tiempo para checar la cantidad de las presentaciones en peso, volumen o litros, por lo que difícilmente se percatan de que están pagando el mismo precio, pero por menos cantidad o menor calidad en los productos.

“El concepto de reduflación proviene de la conjunción de los términos reducción e inflación. El objetivo principal es reducir la cantidad y/o calidad de las mercancías para que no repercuta directamente con un incremento en los precios, es decir, por el mismo precio se obtiene menor cantidad o calidad”, recalcó.

El académico aclaró que se trata de una práctica legal, siempre y cuando todos los cambios en el tamaño, cantidad y volumen estén claramente indicados en la envoltura o envase de los productos.

Precisó que, aun cuando pueda considerarse una práctica engañosa e incluso parte de una competencia desleal, se encuentra dentro de los márgenes de la legalidad del mercado, ya que el correcto etiquetado de los productos la convierte en algo permitido; de ahí que resulte muy importante que, como consumidores, prestemos atención en todas nuestras compras para evitar, en la medida de lo posible, caer en este tipo de consumo poco transparente, que lo único que busca es mantener el margen de ganancias económico-financieras del productor.

¿Cómo impacta en el bolsillo de los consumidores?

Morales Castro apuntó que, sin importar el ajuste que realicen las marcas –precio, cantidad o calidad– el impacto es similar al que se hubiera tenido al aplicar un aumento en el precio. Algunos conocedores del tema afirman que la reduflación táctica, por lo general, ocurre cuando la reducción se mueve en la franja entre 5 y 10 por ciento del volumen total de producto en los casos en que esta merma pasa desapercibida.

El efecto final es el mismo que el de incrementos de precios, añadió, toda vez que inhibe o limita el poder de compra de los consumidores. Lo que hace es mermar el poder adquisitivo de la moneda. Si los productos se encarecen se inhibe el consumo de ciertos productos.

El investigador universitario enumeró algunas recomendaciones prácticas que pueden ayudar a protegernos de los efectos de la reduflación:

  • -Preparar la lista de la compra del supermercado con anticipación, lo cual permitirá tener objetivos específicos y no caer en consumos por caprichos o por ofertas de productos que en realidad no necesitamos.
  • -Revisar los recibos de las compras y conservarlos por un tiempo razonable es una buena idea para poder comparar los precios posteriormente; así se puede saber qué productos han subido de precio, en cuáles ya no hay promociones u ofertas e incluso en cuáles han aplicado la reducción en sus tamaños y presentaciones.
  • -Comparar el gramaje de los productos. Para ello se aconseja cambiar la manera de ver los productos. Estamos acostumbrados a elegir nuestras compras según el precio más atractivo o las ofertas vigentes, por lo que ahora se propone un ejercicio de reflexión: comparar el precio por gramos, kilos o litros y no por el pack completo. Ahí será cuando realmente se podrá ver el costo y si ese producto sufre de reduflación o no.
  • -No caer en la trampa de las falsas ofertas. Puede que sólo sea una estrategia de mercadotecnia, pues si el producto favorito ha bajado de precio podría ser que también haya disminuido su cantidad o volumen.
  • -Comparar los precios en varios supermercados; en algunos productos varían según dónde se compren. El precio final lo determina la tienda, que se lleva un porcentaje de beneficio por venta, por lo que estos precios pueden variar.
  • -Preferir las compras a granel o a mayoreo ya que permite acceder a un mejor precio en la compra y en la cantidad.
  • -Intercambiar la marca favorita por una opción de mayor tamaño y misma calidad.

(Con información de Gaceta UNAM)

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