Estrecha relación cultural entre olmecas y mayas
Miguel García Mollinedo participó en hallazgo de casi 500 centros ceremoniales en Tabasco y Veracruz, fue publicado en Nature Human Behavior
Los pueblos olmeca y maya, en sus primeras etapas, compartieron mucho más que sólo el área de cobertura, pues tenían importantes lazos e intercambios comunes y fuertes, explicó Miguel García Mollinedo, del Posgrado en Antropología de la UNAM y colaborador del Proyecto Arqueológico Usumacinta Medio.
El investigador universitario es uno de los participantes en el hallazgo de casi 500 centros ceremoniales en la zona de Tabasco y Veracruz, la mayoría construidos entre 1100 y 400 a. C., varios siglos antes del apogeo de la civilización maya en el período Clásico (250-950 d. C.), el cual fue publicado en Nature Human Behavior.
Junto con Melina García, del Posgrado del Instituto de Investigaciones Antropológicas, García Mollinedo trabaja desde hace tiempo con el equipo de Takeshi Inomata, de la Universidad de Arizona y líder del Proyecto Arqueológico Usumacinta Medio, que descubrió los 478 sitios utilizando el sistema de mapeo láser aerotransportado o LIDAR (Light Detection and Ranging).
Y abundó: en 2020 se publicó el hallazgo, por así decirlo, de Aguada Fénix y los sitios circundantes en la región del Usumacinta Medio, ahora lo que se presenta es el análisis del sitio, junto con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de 85 mil kilómetros cuadrados que abarcan la región que se dio a conocer, así como el resto de Tabasco y parte del sur de Veracruz.
El descubrimiento, precisó el universitario, transforma la comprensión de los académicos sobre los orígenes de las civilizaciones mesoamericanas, en particular de las culturas olmeca y maya, ya que muestra una serie de templos y sitios que están perfectamente orientados con un sentido posiblemente ritual.
Originalmente, agregó, algunos no creían que la alineación de los edificios tuviera un significado ideal, pero lo que se ha visto es que varios de ellos concuerdan con fechas específicas del calendario, por ejemplo en Aguada Fénix su alineación coincide con la salida del Sol el 19 de febrero, y Buenavista lo hace el 5 de marzo; es decir, son similares con un calendario agrícola de febrero a octubre que cuenta los días en veintenas.
El proyecto, realizado en colaboración con el Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Inegi reveló patrones altamente estandarizados en las construcciones, los cuales incluyen plazas rectangulares delimitadas por líneas de montículos bajos de hasta 1.4 kilómetros de longitud.
“Pensamos que hubo una tradición compartida de arquitectura planeada y estandarizada entre estas regiones, aunque pudieron ser diferentes culturas. No pensamos que todos sean olmecas o todos mayas, y estamos intentando averiguar qué más se compartía, pero el reporte en Nature muestra que la tradición arquitectónica se extiende en toda la parte analizada”, precisó el investigador.
En el documento se explica que los centros fueron probablemente las primeras expresiones materiales de los conceptos básicos de los calendarios mesoamericanos, la mayoría de los cuales están ubicados en Aguada Fénix, que se encuentra en las tierras bajas mayas occidentales.
Los otros centros, que son muy similares al de Aguada Fénix, están diseminados en una amplia área, lo que sugiere que el prototipo de estos formatos estandarizados se desarrolló en el antiguo centro olmeca de San Lorenzo entre los años 1400 y 1000 a. C.
“San Lorenzo, que es uno de los sitios más antiguos de Mesoamérica, fue el diseño inicial, por así decirlo, pues comienza a ser habitado alrededor del 1800 a. C y su auge llega al 1400 a. C, mucho antes de que en Aguada Fénix hubiera una primera ubicación, por lo que pensamos que inspiró al de Aguada Fénix 300 años después. Lo que no sabemos es si este diseño viajó de la costa del Golfo a Tabasco o al revés”, detalló García Mollinedo.
Si bien en San Lorenzo existía una organización jerárquica, como lo demuestran las esculturas de cabezas colosales, los sitios estandarizados encontrados en este estudio probablemente no tuvieron una marcada desigualdad social; al parecer los pueblos se movían regularmente, por lo que vivían en cada sitio por un tiempo breve. Los complejos estandarizados en esta área fueron abandonados después del 400 a. C, pero algunos de sus elementos fueron adoptados por los centros mayas posteriores, proporcionando una base importante para esta civilización.
La caracterización se realiza con un método no invasivo, pues a través del Inegi se utiliza el sistema LIDAR, que puede efectuar mapas tridimensionales para la detección de las estructuras arqueológicas, penetrando la vegetación.
(Con información de Gaceta UNAM)