Estrategias para fomentar el autocuidado y el bienestar
Se puede comenzar por identificar y atender los malestares, el agotamiento emocional y prestar atención a las señales del cuerpo
Todos tenemos derecho a la salud; de ahí la importancia del autocuidado, que consiste en asumir la responsabilidad y un papel activo en nuestro bienestar, afirmó Angélica Juárez Loya, profesora de la Facultad de Psicología (FP).
Al dictar la conferencia Autocuidado y bienestar. Estrategias para fomentarlos, mencionó que el cuidado de la salud propia tiene al menos tres niveles: personal, familiar y comunitario, y engloba la higiene general y personal, la nutrición (tipo y calidad de alimentos), estilos de vida (incluyendo la actitud que tomamos para enfrentar las dificultades) y los factores ambientales y socioeconómicos.
Quienes son optimistas, detalló, tienden a experimentar más el bienestar o hacer más duradera la experiencia. Esa actitud los protege de la depresión, y probablemente también del estrés, de la ansiedad, etcétera.
La experta dijo que es un mito que el autocuidado sea un acto egoísta. “Si no nos procuramos, si no estamos bien, será mucho más difícil que dediquemos energías y esfuerzos al bienestar de otros”, añadió en el Auditorio Dr. Florente López de la FP.
¿Cómo aumentarlo?
Para incrementar el autocuidado podemos comenzar por identificar y atender los malestares y el agotamiento emocional, y prestar atención a las señales de nuestro cuerpo y a cuándo es momento de pedir ayuda.
Juárez Loya sugirió fomentar prácticas como procurar llevar una dieta saludable. En ese sentido, aclaró que comer no es una actividad más del día, sino una de las acciones básicas; se trata de una de las principales necesidades biológicas.
Asimismo, hay que evitar estar mucho tiempo sentados y, por el contrario, realizar actividad física para tonificar músculos y articulaciones, pues trae efectos benéficos en la calidad de vida, como el aumento de la salud mental, refirió.
De igual manera, la universitaria planteó el fomento de la higiene, no sólo mediante el lavado de manos o el baño, sino en la preparación de los alimentos. Todo ello también contribuye al bienestar y disminuye el riesgo de enfermedades.
Por supuesto, agregó, también es necesario dormir y descansar lo suficiente, porque eso nos ayuda a reponernos para tener un buen desempeño, incluyendo el cognitivo (memoria, atención, etcétera) y el emocional.
Para una mejor rutina de sueño, Angélica Juárez recomendó tratar de dormir en espacios seguros, con un colchón y almohada cómodos; con poca luz y ruido, y a una temperatura agradable. Asimismo, establecer horarios y evitar estimulantes después de media tarde, tales como las bebidas con exceso de azúcar o cafeína, por ejemplo.
De igual manera, hacer siestas cortas, de máximo 30 minutos, e ir a dormir cuando se está tranquilo; la ansiedad de sentir insomnio aumenta la vigilia, alertó.
La especialista también señaló la necesidad de aprender sobre las emociones, identificarlas, expresarlas de forma adecuada y saber comunicarlas en el momento oportuno, así como ser honestos respecto a ellas.
También sugirió cuidar los pensamientos: escribir acerca de ellos, tratar de incluir afirmaciones positivas, y expresarlos si así se desea; y estimular la mente y seguir aprendiendo, por ejemplo, mediante la lectura, nuevos aprendizajes, juegos mentales e, incluso, disfrutar momentos de silencio.
Por último, Juárez Loya recomendó mantenerse en contacto con personas que nos resultan valiosas, identificar nuestras relaciones saludables (con las que nos sentimos en confianza, respetados, tranquilos, libres de violencia), y las que no lo son, y establecer límites; aprender a decir “no”, fomenta nuestro bienestar.
(Con información de Gaceta UNAM)