En Irak convierten a mujeres en esclavas por tradición
La ‘nahwa’ autoriza a los hombres de la tribu a no ceder la mano de una mujer para forzarla a casarse con alguien del propio clan
Amarah, Irak. Un día de septiembre de 2018, Mariam se empapó con gasolina, encendió un fósforo y se inmoló, un gesto que esta joven iraquí preparó desde el día en que su tribu la casó por la fuerza con un primo, en nombre de una vieja costumbre.
Después de tres días en un hospital, esta joven de la provincia de Missane, finalmente falleció, cuando tenía apenas 22 años, recuerda el jeque Haydar Saadun.
«Un colega de la universidad, originario de otra tribu, había pedido su mano», dijo Saadun a la AFP, que es un jefe de la tribu de los Bani Lam, en Amarah, a unos 350 kilómetros al sur de Bagdad.
«Los primos (de Mariam) lo negaron. E insistieron en que ellos tenían derecho sobre ella a causa de la ‘nahwa'», recordó.
Esta costumbre ancestral autoriza a los hombres de una tribu a rechazar ceder la mano de una mujer en casamiento para forzarla a casarse con alguien del propio clan.
Durante décadas Saadun ha visto sufrir mujeres por esa costumbre. Para ayudar a Mariam, trató de interceder con el hombre que quería casarse con ella contra su voluntad, pero todo fue en vano.
«Acepta tu destino»
El interesado, «ya estaba casado, tenía varios hijos y no poseía ningún diploma, al tiempo que Mariam estaba yendo a la universidad», dijo.
Sin embargo, ante estos argumentos el hombre respondió: «Eso no importa. Yo me casaré con ella y le haré tragarse el polvo», recordó Saadun.
Si un dignatario como él tuvo que intervenir, fue porque la familia de Mariam no tenía otra opción que someterse a la ley tribal, inviolable so pena de ser deshonrada y sufrir represalias muchas veces sangrientas.
Karima al Tai, de 50 años, vio en forma directa la tragedia de estas leyes: su prima Sahar pasó «veinte años de infierno» después de haber sido ofrecida en «compensación» a otra tribu por causa de otra tradición, la de la ‘fasliya’.
Una ‘fasliya’ es una mujer ofrecida para pagar una deuda de sangre y unir dos clanes para evitar conflictos.
«Hace 20 años, un conflicto estalló entre mi tribu y otro clan. Un hombre del otro clan fue asesinado», relató a la AFP Tai, una activista por los derechos de la mujer.
Para calmar los llamados de venganza, la tribu de Tai tuvo que ofrecer «cinco mujeres vírgenes» al clan agraviado. Entre esas cinco mujeres, estuvo su prima Sahar.
Una vez en la casa de su «esposo», Sahar sufrió todo tipo de agresiones e insultos, relató su prima. Cuando tuvo el valor para quejarse, «su esposo le respondía: ‘eres una fasliya’, acepta tu destino'».
El estigma, además, es transmitido: los hijos de Sahar son aún llamados «los hijos de la ‘fasliya'», lamentó Tai.
Ley tribal
En Irak, donde el origen y el nombre juega un papel importante en todos dominios como empleo, casamiento y hasta la política, numerosos asuntos son resueltos entre clanes, lejos de los tribunales.
Hasta la caída de Saddam Hussein en 2003, la ley se sobreponía a aquellas de las tribus, pero la situación ha cambiado: la ley no es aplicada cotidianamente, y suelen ser los consejos locales y representantes de las familias quienes organizan mediación y compensación.
Esas costumbres, de uso generalizado en las zonas rurales del sur del país -menos alfabetizado y donde las personas se dicen abandonadas por las autoridades- son respetadas en Bagdad, dijo a la AFP el jeque Adnane Jazali.
Jefe del superpoblado barrio de Sadr City, admite saber de sentencias pronunciadas en consejos tribales.
¿Cuántas mujeres son víctimas de estas tradiciones en todo el país y cuántas se inmolan como lo hizo Mariam? En la conservadora sociedad iraquí, donde el suicidio es un tabú, es imposible encontrar números exactos.
En Missane, donde según la UNICEF más de un tercio de las mujeres son casadas antes de ser mayores de edad, 14 muchachas se suicidaron desde 2017.
Otras 184 lo intentaron, de acuerdo con una fuente oficial, pero ninguna ha ofrecido detalles sobre las razones de semejante decisión.
Un estudio realizado en 2017 en Basora (en el sur del país) sobre los casos de 62 mujeres que intentaron suicidarse, reveló que en el 80 por ciento de los casos esas mujeres dijeron que el gesto respondía a diferencias familiares, especialmente relacionados al casamiento.
La ley «no se aplica»
En 2015, una tribu de Basora había «ofrecido» 50 ‘fasliya» a otro clan, decisión que provocó un escándalo.
El gran ayatolá Ali Sistani, la más alta autoridad religiosa para la mayoría chiíta de Irak, llamó a abandonar esa práctica, pero hasta ahora no parece haber surtido efecto.
Maytham al Saadi, universitario de Missane, es «la esclavitud moderna» que las tribus utilizan actualmente «con cualquier pretexto».
Estas prácticas son contrarias a la ley y constituyen un crimen de acuerdo con el código del estatuto personal de Irak, de 1959.
Casar una mujer por la fuerza invocando la ‘nahwa’, por ejemplo, es pasible de «tres años de prisión para un pariente de primer grado, y de 10 años para un familiar más lejano», recordó Saadi.
Pero la legisladora Intissar al Juburi señaló que eliminar esas prácticas requerirá un trabajo intenso en la educación.
Adoptar nuevas leyes toma tiempo y suscita enormes debates, dijo, y además la normativa en vigor «no es aplicada porque ninguna mujer presenta queja contra su propia familia».
(Con información de AFP)