El niño payaso y la infancia excluida en Guatemala

Guatemala. Parado en un céntrico semáforo de esta capital, un pequeño payaso intenta los más diversos malabares para, en pocos minutos, ganar algunos quetzales.

Depende de la bondad de los apurados conductores, que casi siempre tienen los vidrios altos para evitar los temibles asaltos.

Luis Txul, llamemósle así, quizás no sepa que hoy se celebra en toda Guatemala el Día del Niño. No tuvo tiempo para ver los pomposos anuncios promocionales o es muy probable que no pueda ni leerlos.

Ponen la luz verde y los autos arrancan en acelerada carrera. Txul no tuvo suerte esta vez, lo intentará de nuevo. No puede darse el lujo de regresar a casa sin las pequeñas dádivas que logra en los semáforos.

Para ‘patojos’ como estos, la escuela es un sueño. Desde edades tempranas trabajan duramente para ayudar a completar el ingreso hogareño.

El estado de pobreza y pobreza extrema en que viven seis de cada 10 familias guatemaltecas define a la niñez un futuro de supervivencia. A ello se suma una cultura autoritaria, machista y discriminatoria que visualiza al niño y, más aún a la niña, como seres con mínimos derechos.

En las zonas rurales, por ejemplo, la incidencia de la pobreza es casi tres veces mayor que en el área urbana, lo cual se traduce en exclusión social, étnica, económica y cultural.

Y aunque es una tradición que desde edades tempranas los hijos ayuden en el campo o carguen pesados bultos de leña, la precaria situación en muchos hogares obliga a los padres a emplearlos en oficios duros y peligrosos como algo natural.

En Guatemala hay 33 mil 800 víctimas de la trata de personas, de las que el 70 por ciento son mujeres y el 46 por ciento menores de edad, de acuerdo con recientes informes del procurador general de la nación, Jorge de León Duque.

Este delito suele andar oculto y sólo se alimenta de quienes recurren a los servicios de los captados por esas redes.

‘Las modalidades son variadas, como la prostitución, el turismo sexual o la venta de niños, pero, como en todos los casos de violaciones de los derechos humanos, hay personas más vulnerables como las niñas, los niños y las adolescentes’, remarcó De León.

Las fuentes para este lucrativo negocio provienen del tráfico infantil, que se nutre de aquellos que abandonan sus hogares víctimas del maltrato. Una vez en la calle, se exponen a las pandillas, la droga y todo tipo de abusos.

De acuerdo con el sitio web de la Unidad Operativa del sistema de Alerta Alba-Keneth, a inicios de 2017 al menos dos mil 208 menores de edad estaban desaparecidos de sus hogares, la gran mayoría niñas.

Más de cinco mil 969 alertas por la desaparición de seis mil 583 menores de edad en este país, sobre todo del departamento de Guatemala (dos mil 513) ilustran la gravedad de esta problemática.

Si bien existe una ley que prohíbe la contratación de menores de 14 años, estos laboran en sectores que van desde la agricultura, manipulando pesticidas, en la minería, expuestos al plomo, o en las peligrosas coheterías clandestinas.

Otro botón de muestra es el alarmante incremento de los asesinatos de niños y adolescentes que se resume en el término infanticidio en los informes anuales de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado.

La niñez no escapa a la violencia generalizada que vive el país y al estado de desconfianza hacia las instituciones encargadas de poner freno a lo que se considera una epidemia.

Detrás de cada una de las historias contadas de Luis Txul o Marisa, con nombres ficticios, pero vidas reales, asoma la cara de la pobreza con sus tentáculos.

La VI Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil (Ensmi, 2013-2014), la más reciente estadística local acerca del tema, reflejó que la incidencia de la desnutrición infantil es superior en áreas rurales, con 53 puntos porcentuales.

A pesar de enorgullecerse de ser la economía más grande de toda Centroamérica, Guatemala posee uno de los mayores índices de desnutrición crónica infantil del continente, porque no logra encauzar una inversión anual adecuada, advierten especialistas del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales.

No hay que estar mucho tiempo en este país para darse cuenta de que el espacio noticioso donde más aparecen los niños y adolescentes corresponde al de sucesos (crónica roja), casi siempre como víctimas o victimarios, pero bastante poco como protagonistas.

Hoy, para unos, será un día especial: amanecerán rodeados de regalos y disfrutarán de las más diversas actividades programadas en los centros comerciales e instituciones del Estado. Para la mayoría, en cambio, será un duro día más.

(Con información de Prensa Latina)

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