El desarrollo humano y las diversas edades cerebrales

Conferencia magistral de Herminia Pasantes, investigadora emérita de la UNAM, en la Sexta Feria del Libro de Ciencias de la Salud

El cerebro es sin duda la parte culminante de la evolución de la naturaleza, es lo que hace diferente a los seres humanos de los animales, en particular el lóbulo frontal, el último que apareció en la evolución y que se desarrolla durante la vida embrionaria, afirmó Herminia Pasantes Ordóñez, investigadora emérita de la UNAM.

Indicó que cada individuo tiene un cerebro distinto, por más que haya nacido de los mismos padres y crecido en el mismo ambiente, este órgano recibirá estímulos diferentes, de hecho, se puede hablar de una especie de huella cerebral y se ha observado que esta conectividad interneuronal define capacidades como la inteligencia, carácter, rasgos de personalidad, etcétera, es una especie de hardware personal. Es decir, así están establecidas las conexiones del cerebro al nacer.

La investigadora del Instituto de Fisiología Celular mencionó que el cerebro tiene una propiedad extraordinaria, la neuroplasticidad, es decir la potencialidad del sistema nervioso de modificarse para formar conexiones nerviosas en respuesta a la información nueva, la estimulación sensorial, el desarrollo, la disfunción o el daño. Una persona puede ser muy inteligente, pero podría estar en un medio tan pobre que su inteligencia nunca alcanzará todo su potencial.

En su conferencia magistral, Las Edades del Cerebro, la especialista apuntó que hablar del cerebro es hacer referencia a las neuronas, células específicas del sistema nervioso que permiten, en su gran mayoría, el funcionamiento de los más elementales actos como caminar y respirar hasta los más complejos, como la resolución de teoremas matemáticos, ello se basa en las neuronas y la comunicación entre éstas.

Cientos de comunicaciones

Al participar en la Sexta Feria del Libro de Ciencias de la Salud 2021, de la Facultad de Medicina, explicó que el cerebro tiene entre 80 mil y 90 mil millones de neuronas que establecen cientos de comunicaciones entre sí y el estudio de este proceso es fundamental para conocer la fisiología y la patología del cerebro.

Herminia Pasantes, también investigadora emérita del Sistema Nacional de Investigadores, expuso que en el desarrollo prenatal inicia el proceso de conectividad en el cerebro, las neuronas establecen las conexiones adecuadas. Una conectividad deficiente de éstas durante el desarrollo embrionario llevaría a los niños a padecer trastornos del espectro autista, por ejemplo, que les ocasiona problemas sociales, de comunicación y de conducta significativos.

Para mejorar esa condición, la psicoterapia es la única herramienta que permite modificar los patrones de conducta de niños afectados, pero también la posibilidad de establecer sus conexiones neuronales de manera correcta, debido a que en esta etapa de vida se presenta una gran plasticidad cerebral.

Dijo que en la adolescencia, los seres humanos aún no han llegado a la madurez cerebral, en ocasiones se alcanza más allá de los 21 años; es en el lóbulo frontal donde se procesan los elementos de maduración que caracterizan al adulto, como la percepción de riesgo, control de impulsos y toma de decisiones, de los que carecen los adolescentes y por ello realizan acciones imprudentes.

Ante ello, la neurocientífica alertó que entre las conductas de riesgo en esta población está el uso de drogas, cualquiera que sea su naturaleza, y cuyas sustancias actúan en el cerebro porque se parecen a los neurotransmisores y los suplantan.

Es decir, los neurotransmisores relacionados con las emociones son dopamina, norepinefrina y serotonina, y son también la base de la acción de cualquier tipo de droga, las cuales actúan en el cerebro porque se parecen a dichas biomoléculas que transmiten información de una neurona a otra.

La edad adulta, prosiguió, es la etapa de la vida donde el ser humano define cómo quiere vivir el resto de su existencia. Sin embargo, los problemas emocionales en esta fase pueden llevar a condiciones patológicas, como la ansiedad y la depresión. En el cerebro siempre están en interacción dos áreas importantes: las emociones positivas y las negativas, el manejo de éstas dependerá de cada individuo.

Mientras que en la vejez, la etapa última del ser humano, se vive de manera diferente. Es en este proceso donde se manifiesta un deterioro de la memoria de corto plazo, mayor dificultad para resolver problemas, lenguaje menos fluido, vocabulario más pobre, menor concentración e iniciativa, así como ansiedad ante la toma de decisiones.

En este último periodo de vida se ensanchan los ventrículos cerebrales que están llenos de líquido y no de neuronas, hay menos conexiones neuronales. Los investigadores que estudian el cerebro envejecido confirman que no mueren las neuronas sino las conexiones entre éstas, sobre todo en el lóbulo frontal, donde se aloja todo lo relacionado con el pensamiento y la memoria.

Recomendó que para mejorar la calidad de vida en la vejez la oxigenación en el cerebro del anciano es clave, por lo que es importante, en la medida de lo posible, salir a respirar aire limpio, realizar un poco de ejercicio físico y una alimentación adecuada, sobre todo mantener la interacción social con ellos. El aislamiento social y la soledad también pueden ser perjudiciales para la salud cerebral de los ancianos.

(Con informacón de Gaceta UNAM)