EEI, un problema de seguridad nacional en México

Las especies exóticas invasoras (EEI) son un problema de seguridad nacional del que poco se habla, sin embargo, sus estragos para la biodiversidad, los servicios de los ecosistemas, la seguridad alimentaria, la salud y la economía en México no son poca cosa: incluso, algunos países, las consideran como una amenaza más severa que el cambio climático.

De acuerdo con la Ley General de Vida Silvestre, una EEI es aquella “especie o población que no es nativa, que se encuentra fuera de su ámbito de distribución natural, que es capaz de sobrevivir, reproducirse y establecerse en hábitat y ecosistemas naturales que amenaza la diversidad biológica nativa, la economía o la salud pública”.

En el país, las EEI han provocado la extinción de animales nativos, degradación de ecosistemas amenazados y de comunidades ecológicas, fallas de cultivos y disminución de la productividad agrícola, y daños a la pesca y actividades recreativas, como señala la “Estrategia nacional sobre especies invasoras en México. Prevención, control y erradicación”, una medida del Gobierno federal implementada desde 2010.

La estrategia señala que en las islas mexicanas, el 12 por ciento de las aves endémicas y el 20 por ciento de los mamíferos endémicos se han extinguido a causa de las especies introducidas y cita como ejemplo el caso de los gatos ferales en los ecosistemas insulares, animales que han causado la extinción de al menos diez roedores endémicos de las islas del noroeste.

Durante el Taller “Especies exóticas invasoras en México”, celebrado en Valle de Bravo, Estado de México, la doctora Ana Isabel González Martínez, de la subcoordinación de Especies Invasoras en la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), expuso: “el tema de las especies invasoras es un tema de seguridad nacional porque afectan la producción de alimentos, salud, infraestructura, economía y provocan impactos a los ecosistemas”.

Destacó que “la pérdida de la riqueza biológica y de los servicios ecosistémicos compromete también la supervivencia del ser humano”.

La experta recordó que en 1992, el país firmó el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), el máximo tratado a nivel internacional que tiene como objetivos principales “la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos”, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

En su artículo 8, inciso H, el documento indica que los países adheridos “impedirán que se introduzcan, controlarán o erradicarán las especies exóticas que amenacen a ecosistemas, hábitats o especies”. Por ello, México ha trabajado en el tema, al tiempo que brinda protección a los ecosistemas, hábitats y especies nativas.

La última lista de especies exóticas invasoras para México incluye 1918 ejemplares entre mamíferos, reptiles, aves, plantas, arácnidos, insectos, moluscos, peces, anfibios, bacterias y hongos, etcétera. Especies como el pez león, el jabalí europeo, las ratas y el lirio acuático han puesto en jaque a los ecosistemas mexicanos.

El balance de los daños

La doctora explicó durante el taller organizado por el Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental (FCEA), que las especies exóticas invasoras –que van desde bacterias, hasta mamíferos, pasando por plantas–, al ingresar a un ecosistema nuevo son capaces de modificar el balance natural.

Con los cambios en los afluentes de los ríos, por ejemplo, pueden desatarse inundaciones; al provocar que las características de los cuerpos de agua se modifiquen, causan erosión y sobrefiltración. Por si fuera poco, son responsables de impactos directos a la biodiversidad, debido a la competencia por el alimento, además de la depredación y la ocupación del nicho.

Los impactos económicos provocados por las EEI abarcan los sectores productivos, la infraestructura, los recursos forestales y las actividades recreativas. En el tema de la salud humana provocan distintos padecimientos y alergias. En el aspecto social contribuyen con la pérdida de usos y costumbres y la desintegración.

Las EEI llegan a los ecosistemas por la combinación de procesos y oportunidades que en ocasiones se dan de manera natural (invasión biológica, propagación desde una región vecina) y en otras, por rutas de importación de productos forestales, cárnicos, etcétera. De allí la importancia de que las personas respeten los controles aeroportuarios y de las fronteras.

“No puede haber un policía para cada ciudadano. Está mucho en nosotros informarnos y cumplir las normas, que no están allí para molestarnos sino para protegernos”, puntualizó.

La última lista de especies exóticas invasoras para México incluye 1918 ejemplares, entre ellos, el jabalí europeo. Foto: Federación Portuguesa de las Asociaciones de Criadores de Cerdos.

Los jinetes del apocalipsis para la biodiversidad

La doctora González Martínez indicó que a raíz de una evaluación realizada por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) se identificó que las especies invasoras se encuentran entre los factores de presión para la biodiversidad mexicana, al igual que la contaminación de los ecosistemas, el cambio climático global, la pérdida y degradación de los hábitats para dar paso a la agricultura y la ganadería, o bien para el desarrollo urbano y la sobreexplotación de recursos naturales.

Además, estas especies se sitúan en el segundo peldaño a nivel mundial como amenazas para la biodiversidad y en las islas ocupan el primero.

La introducción y expansión de especies invasoras, combinado con el cambio climático, la destrucción de hábitats o cualquiera de los factores mencionados se convierte en un “severo problema”, explicó la especialista quien los denomina “jinetes del apocalipsis para la biodiversidad”.

Por ello, remarcó que se trata de una problemática que debe ser atendida tanto por las autoridades mexicanas, como por la academia y la sociedad civil en general. Explicó que la estrategia gubernamental contiene cinco acciones trasversales que consisten en revisar el marco legal; desarrollar capacidades científicas; establecer coordinación; impulsar la divulgación y la concientización de la sociedad; así como generar conocimiento.

En el mismo sentido, el biólogo Jordi Parpal, especialista en ordenación territorial y planificación y manejo de Áreas Naturales Protegidas (ANP), destacó que los tres objetivos de la estrategia son: prevenir y detectar a las especies exóticas invasoras antes de que lleguen; controlar y erradicar las poblaciones que ya están; y tener un público informado.

(Con información de Sin Embargo)

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