Difieren ONU y Siria sobre ataque químico que dejó 80 muertos

La ONU acusó al gobierno sirio de un ataque con gas sarín que dejó más de 80 muertos en abril en la ciudad de Jan Sheijun, de acuerdo con un informe del organismo que según Damasco «falsifica la verdad».

El panel conjunto de la ONU y la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPCW, en inglés) indicó que «está seguro de que la República Árabe de Siria es responsable del lanzamiento de sarín en Jan Sheijun el 4 de abril de 2017», según un informe divulgado el jueves.

Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña habían acusado al gobierno de Bashar al Asad de este ataque, pero Damasco siempre lo desmintió.

Los expertos determinaron que el «escenario más probable» es que el «gas sarín fue resultado de una bomba lanzada desde un avión» sobre Jan Sheijun, en la provincia de Idlib, matando al menos a 83 personas según la ONU y a 87, incluidos 30 niños, según el Observatorio Sirio de derechos humanos (OSDH).

El informe fue rechazado por el gobierno sirio, que aseguró este viernes en un comunicado que este y otro reporte previo «falsificaron la verdad y deformaron las informaciones exactas sobre lo que ocurrió en Jan Sheijun».

Según el comunicado, el informe fue escrito conforme a «instrucciones de la administración estadounidense y de países occidentales para ejercer más presión política» sobre Damasco.

Las imágenes de los habitantes, entre ellos niños, que agonizaban tras el ataque dieron la vuelta al mundo y llevaron al gobierno estadounidense de Donald Trump a atacar la base aérea desde donde, según las potencias occidentales, se había lanzado la ofensiva.

Rusia, gran aliado de Damasco y que estima que el sarín provenía de la explosión de una bomba desactivada en tierra, denunció «numerosas contradicciones, incoherencias lógicas, un uso de testimonios dudosos y de pruebas no confirmadas», según dijo el ministro adjunto de Relaciones Exteriores, Serguei Riabkov, a la agencia Interfax.

Un informe usado como un arma

«A diferencia de nuestros interlocutores, que duermen y sueñan con este informe sólo para utilizarlo como un arma para sus propios objetivos geopolíticos en Siria, hemos estudiado tranquila y profesionalmente el contenido de este documento», prosiguió.

Esta postura fue denunciada el viernes por el Departamento de Estado estadounidense.

«Al tratar de socavar» la credibilidad de este informe, «Rusia ha demostrado una vez más que da prioridad a la protección de su aliado, el régimen de Asad, en lugar de detener este monstruoso uso de armas químicas», declaró la portavoz Heather Nauert.

«Los miembros de la comunidad internacional deben responder al evidente desdén de Siria por las normas y estándares internacionales, condenándola y exigiéndole responsabilidades», agregó en un comunicado.

De su lado, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, estimó el jueves que el «Consejo de Seguridad debe enviar un mensaje claro: ningún uso de armas químicas será tolerado y se debe brindar pleno apoyo a los investigadores independientes».

El embajador británico en la ONU, Matthew Rycroft, pidió a su vez al Consejo de Seguridad que imponga sanciones a Siria.

«Recae en el Consejo de Seguridad de la ONU actuar sobre estos hallazgos y hacer justicia», dijo a periodistas.

La ONG Human Rights Watch (HRW), basada en Nueva York, también reclamó sanciones y denunció «el uso repetido» de armas químicas en Siria.

Ningún papel en el futuro de Siria

Este informe de la ONU aumentará la presión sobre el régimen de Asad, cuando Washington, tras las victorias contra el grupo Estado Islámico en el campo de batalla, renueva su exigencia de que el presidente se haga a un lado.

El secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, afirmó que el mandatario no tiene papel que jugar en el futuro de Siria.

El gas sarín, un potente neurotóxico

«Pensamos que no hay un futuro para el régimen de Asad y la familia Asad», dijo Tillerson en Ginebra, donde se reunió con Staffan de Mistura, quien trata de coordinar una nueva ronda de conversaciones de paz para el mes próximo.

Afirmó que la política estadounidense respecto a Siria no ha cambiado, pero sus palabras fueron muy duras, especialmente viniendo de alguien que forma parte de una administración que antes había afirmado que el futuro de Asad no era una prioridad para Washington.

«El reino de la familia Asad está llegando a su fin, y lo único que hay que discutir es cómo se logrará», dijo.

Desde que comenzó el conflicto en Siria en 2011, más de 330.000 personas han muerto y millones han sido desplazados o refugiados.

(Con información de AFP)

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