Del feminismo histórico a la batalla contra la ideología de género

En entrevista, la académica y activista Marta Lamas, del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG), rememoró episodios importantes de la historia de los feminismos que han fundamentado un marco de interpretación sobre la autonomía de las mujeres. Regresar a estos momentos clave nos permitirá encontrar herramientas para enfrentar los discursos antigénero y entender el presente.

Primera Conferencia Internacional de la Mujer (México, 1975)
Para Marta Lamas, la Primera Conferencia Internacional de la Mujer de 1975 celebrada en México y convocada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dividió la participación de las feministas visibles de aquel tiempo entre las que harían acto de presencia y las que no.

Esta división se originó porque la delegación mexicana que participó estuvo encabezada por el Procurador General de la República, Pedro Ojeda Paullada. “El acto fue un absurdo porque las priistas de aquel entonces no se pusieron de acuerdo y Luis Echeverría decidió que el Procurador era la mejor opción para ir a la vanguardia”, relata.

Por este hecho, Marta Lamas, feminista de izquierda, no asistió a ese encuentro institucional y mejor decidió participar en un contracongreso realizado en el Teatro Eleuterio Méndez al que acudió la activista boliviana Domitila Barrios de Chungara junto a las integrantes del Movimiento de Liberación de la Mujer que se había conformado por activistas del movimiento de Mujeres en Acción Social.

En cambio, otras figuras como la dramaturga y activista Nancy Cárdenas sí formaron parte de la Primera Conferencia Internacional de la Mujer. Su participación llevó a las feministas de izquierda a considerar que era importante participar en estos encuentros internacionales porque eran espacios que tenían que disputarse.

Cuarta Conferencia Internacional de la Mujer (Beijing, 1995)
A 20 años de la Conferencia realizada en México, Marta Lamas sí confió en que Naciones Unidas era una aliada porque en la Cuarta Conferencia Internacional de la Mujer hubo una variedad de voces y una participación intensa. En Beijing dialogaron activistas, monjas, gente religiosa, académicas y funcionarias que desde diferentes puntos de vista hablaron de derechos sexuales y reproductivos.

En este contexto, se dio seguimiento a los problemas que se evidenciaron en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo celebrada en El Cairo en 1994: “se puso sobre la mesa el problema de los abortos clandestinos y la necesidad de reconocer que las mujeres tienen derecho a decidir sobre su propio cuerpo”.

La Cuarta Conferencia fue una intervención política muy importante y progresista. Desde entonces, el Vaticano trae en su agenda la solicitud de eliminar el término género en documentos oficiales y sustituirlo por sexo, ya que el género permite más de cinco acepciones de identidad y no es de su agrado.

Movimientos en potencia
Marta Lamas, quien se encuentra preparando su próximo libro ¿Ideología de género? Disputas políticas sobre la diferencia sexual, consideró que lo más interesante que nos han dejado la Primera Conferencia Internacional de la Mujer (México, 1975) y la Cuarta Conferencia Internacional de la Mujer (Beijing, 1995) son las claras demandas compartidas entre todos los movimientos feministas: erradicación de las violencias, acceso al aborto, maternidad elegida y cuidados.

En los últimos 50 años, ve un crecimiento masivo y una popularización de los movimientos feministas, gracias a las redes sociales y el acceso a la tecnología: “hoy se asumen feministas algunas mujeres desde los 12 años de edad”.

Y, al mismo tiempo, en 2025 no se imagina una Conferencia Internacional de gran calado con un Donald Trump como presidente de Estados Unidos dictando leyes que defienden a las mujeres del extremismo de la “ideología de género” y restaurando la verdad biológica en el gobierno federal.

Llamado
Finalmente, Marta Lamas hizo un llamado para este 8 de marzo de 2025 y pidió poner atención a los movimientos de Donald Trump y otros gobiernos de derecha que van en ascenso en el mundo.

El decreto que emitió Trump el pasado 23 de enero, que sólo reconoce masculino y femenino y elimina de los documentos oficiales el género, “tendrá efectos negativos contra personas trans, cuir, no binarias y para la investigación médica.

La Iglesia católica y otros grupos –los cuales han logrado que algunas de sus demandas sean legítimas con Trump y se centran en la llamada ideología de género– van a agudizar las graves consecuencias de la precariedad y la incertidumbre que provoca el capitalismo neoliberal”.

(Con información de Gaceta UNAM)

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