Adolescentes ven violencia como entretenimiento
Ciudad de México.- “En un mundo globalizado cada vez hay más influencias externas, y casos como el ocurrido en un colegio de Monterrey se dan en diferentes países; además, los adolescentes están expuestos a ver la violencia como entretenimiento. Los videojuegos desensibilizan, en ellos disparan a matar y así ganan puntos”, comentó Feggy Ostrosky, investigadora de la Facultad de Psicología.
Tras señalar que son múltiples las variables que intervienen en este tipo de acontecimientos, indicó que la frustración y la idea de venganza son elementos clave en el caso de este joven que, en una secundaria, atentó con un arma de fuego contra su maestra y algunos de sus compañeros, y luego se suicidó.
La responsable del Laboratorio de Psicología y Neuropsicología de esa entidad universitaria dijo que el acto muestra una frustración adolescente. “Quería vengarse de algo. El estrés dispara este tipo de emociones, primero atacando a los demás y luego a sí mismo; la situación es una llamada de atención para los padres y los maestros, pues ese nivel de enojo se detecta”, resaltó.
Sin freno
Eduardo Calixto González, académico de la Facultad de Medicina de la UNAM y jefe del Departamento de Neurobiología del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, opinó que probablemente se trate de un evento desencadenado por un proceso depresivo o una crisis de ansiedad.
En su opinión, agregó, se advierte una crisis y, en consecuencia, cuando hay enojo o ansiedad considerables los límites se pierden y pueden detonarse acontecimientos como éste.
Sin embargo, hay un punto importante: quien lo generó es un individuo de 15 años, cuya corteza prefrontal todavía no está formada. “Es la zona en donde se establecen los límites sociales, y en los varones termina de desarrollarse a los 26 años, aproximadamente”.
Ese es el problema con los jóvenes: no tienen freno. Seguramente hay un trastorno asociado a esta inmadurez fisiológica. A esa edad, independientemente de la personalidad, no hay corteza prefrontal. Además, pudo haber tenido un trastorno de personalidad, remarcó el investigador.
Feggy Ostrosky mencionó que en las primeras informaciones de este caso se habla de un chico depresivo. “En general, estas personas tienen menos guías en su vida, desesperanza; hay que saber si era bipolar”.
En este caso, resaltó, “me llama la atención que ni la maestra, en una escuela privada en la que hay sicólogos, ni la madre ni el padre hubieran detectado que pasaba algo grave con el muchacho”.
Abandono, un probable detonante
Respecto de las causas, Calixto González destacó tres elementos básicos: biológicos, sicológicos y sociales. De los primeros, insistió que la corteza prefrontal en los adolescentes todavía no completa su desarrollo.
Acerca de los factores sicológicos y sociales (el aprendizaje), refirió que las personas que entre ocho y 10 años viven violencia y abandono, en un contexto en donde se corrigen los problemas de manera violenta, de adultos reconstruyen ese patrón.
En naciones que han estado en guerra o donde el aislamiento social es evidente (como Estados Unidos o Colombia), los procesos de adaptación de los adolescentes se han trastocado, por lo que nuestra sociedad debe poner más atención a esta población vulnerable.
Jorge Álvarez Martínez, también de la Facultad de Psicología y experto en la vertiente social de esta disciplina, manifestó que el caso de Monterrey podría tratarse desde diversos enfoques: indagar el entorno, qué tipo de relaciones tenía en el ámbito escolar, si era alumno irregular o no, si estaba en una situación crítica en su casa. “Pero sin datos duros es difícil un diagnóstico”.
Para llegar a ese punto, el sicólogo indicó que algunos cuestionamientos tienen que ser aclarados: ¿sus problemas eran de tipo familiar, con el grupo o con el profesor?, ¿no tenía ninguno y fue un acto demencial?
Desde la perspectiva del jefe del Programa de intervención en crisis a víctimas de desastres naturales y sociorganizativos, en general en México los alumnos de educación media y superior no han sido un problema, como pasa en otros países. (Con información de Gaceta UNAM))