Trump y Kim, una cumbre bajo el signo del fracaso
Los dos líderes abandonaron el hotel y Trump adelantó dos horas su rueda de prensa, suscitando dudas sobre cualquier avance
La cumbre entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el mandatario de Corea del Norte, Kim Jong Un, terminó sin acuerdo este jueves en Hanói, anunció la Casa Blanca después de que ambos líderes acortaran la reunión.
Mantuvieron «unas reuniones muy buenas y constructivas» y «hablaron sobre varias maneras de avanzar en conceptos relativos a la desnuclearización y la economía», declaró la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders.
Y agregó: «No se llegó a ningún acuerdo en este momento, pero sus equipos respectivos esperan reunirse en el futuro». No hubo comunicado conjunto.
Los dos líderes abandonaron el hotel de Hanói donde se celebró la cumbre tras suspenderse la ceremonia pública de firma prevista y Trump adelantó dos horas su rueda de prensa, suscitando dudas sobre los avances logrados en la cumbre.
Trump había dicho al iniciar esta segunda jornada de conversaciones que no tenía prisa por alcanzar un acuerdo sobre el programa nuclear de Corea del Norte.
La primera cumbre Trump-Kim en Singapur, hace 8 meses, concluyó con una vaga declaración sobre «la desnuclearización de la península norcoreana», pero sin compromisos concretos, y los analistas consideraban necesario que los dos mandatarios lograran progresos en esta nueva cita.
Desde junio, la diplomacia entre los dos líderes, que no se ponen de acuerdo sobre el significado de dicha declaración, está estancada.
Pero Kim aseguró este jueves estar dispuesto a eliminar sus armas nucleares.
«Si no lo estuviera, no estaría aquí», respondió a un periodista cuando le preguntó al respecto, a lo que Trump replicó: «debe de ser la mejor respuesta que has escuchado».
Corea del Norte es objeto de numerosas sanciones debido a su programa nuclear, motivo también de un pico de tensiones en 2017, antes de lograrse una distensión.
Kim Jong Un señaló que hay «gente que mira con escepticismo» su encuentro en la capital vietnamita, pero prometió «lograr un gran resultado».
Entre las cuestiones que había sobre la mesa estaba la apertura de una oficina de intereses, lo que representaría un primer paso en la normalización de relaciones.
Al ser pregundato al respecto, Kim respondió: «Creo que es algo a lo que valdría la pena dar la bienvenida».
Kim respondió a una pregunta de un periodista extranjero, un gesto que se cree que no tiene precedentes para el líder de una nación en la que se controla cada uno de los aspectos de sus apariciones públicas.
«Mi amigo Kim Jong Un»
El mandatario estadounidense trabaja bajo presión en la cuestión del programa nuclear norcoreano, en la que sus predecesores fracasaron. Lograr avances diplomáticos le permitiría desviar la atención de lo que ocurre en Washington, donde su exabogado Michael Cohen pronunció un explosivo testimonio ante el Congreso.
Horas antes del encuentro, Trump volvió a prometer a su «amigo Kim Jong Un» un desarrollo económico espectacular si Corea del Norte renuncia a su arsenal nuclear, poniendo como ejemplo el caso de Vietnam, un país comunista que abrazó la economía de mercado y dejó atrás la confrontación con Estados Unidos.
«Vietnam progresa como pocos lugares en el mundo. Corea del Norte haría lo mismo -y muy rápidamente- si decidiera deshacerse de su arsenal nuclear», escribió Trump en Twitter, evocando un futuro «ESTUPENDO» para el hermético régimen, objeto actualmente de numerosas sanciones internacionales.
Trump ha recurrido durante meses al palo y la zanahoria con Corea del Norte, elogiando por un lado el potencial económico del país, mientras, por otro, se niega a aliviar las sanciones que lo ahogan.
Estados Unidos ha reclamado en numerosas ocasiones a Pyongyang que se deshaga de forma completa, verificable e irreversible de su arsenal nuclear.
Pero Corea del Norte entiende la desnuclearización en un sentido más amplio y pide el fin de las sanciones internacionales y lo que ella considera como amenazas estadounidenses: su presencia militar en Corea del Sur y en la región, en general.
Los adversarios de Trump temen que el presidente estadounidense esté dispuesto a realizar demasiadas concesiones, incluso a costa de los aliados surcoreano y japonés, para reclamar una victoria y desviar la atención de lo que ocurre en Washington.
Los dos dirigentes, que pasaron en unos meses de los insultos personales y las amenazas apocalípticas a las declaraciones «de amor» de Donald Trump, deben concretar los compromisos asumidos en su primera cumbre, que muchos analistas consideraron teatral.
(Con información de AFP)