Sin avances en diálogo, la violencia crece en Nicaragua
El diálogo en Nicaragua se reanudó el lunes sin que el gobierno responda aún a la propuesta de adelantar las elecciones, mientras recrudece la violencia que deja unos 210 muertos en dos meses de protestas contra el presidente Daniel Ortega.
La primera jornada de esta ronda de conversaciones entre el gobierno y la opositora Asociación Cívica por la Justicia y la Democracia cerró sin avances, al tiempo que se registraron fuertes operativos de policías, parapolicías y paramilitares en varias ciudades.
«Lo que vimos es que no hay apertura, ni voluntad política para este tema» del adelanto de comicios, afirmó en rueda de prensa Daisy George, representante en el diálogo de la Alianza Cívica, que reúne a grupos de la sociedad civil.
Los obispos, mediadores del diálogo, propusieron el 7 de junio a Ortega -cuyo tercer mandato consecutivo concluye en enero de 2022- adelantar las elecciones de 2021 a marzo de 2019, para bajar la tensión del país.
«No quisieron dar ninguna respuesta (…) El gobierno sigue evadiendo la respuesta», dijo el académico Carlos Tünnermann, de la Alianza, al recordar que la Iglesia pidió a Ortega responder formalmente a la petición.
La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) anunció que el cardenal Leopoldo Brenes viajará el martes a Roma con el obispo de la Arquidiócesis de Matagalpa, Rolando Álvarez, para informar al papa Francisco sobre la «situación doliente y sufriente» del país y el avance del diálogo.
«Hemos insistido en la importancia de que el señor presidente nos responda (…) sobre las elecciones anticipadas para tener más agilidad en el diálogo. Estamos esperando la voluntad política», declaró Álvarez, al terminar la reunión.
Las protestas iniciaron el 18 de abril contra la reforma a la seguridad social pero, tras las muertes de jóvenes en la represión de las marchas, se ampliaron para exigir justicia y la salida de Ortega, al que acusan de forjar, con su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, una dictadura.
«¡Milagro de Dios!»
El diálogo se reanudó en pleno recrudecimiento de la violencia. Tiroteos, incendios de locales y operaciones de limpieza de barricadas, con hombres armados y palas mecánicas, se registraron en León y Matagalpa (norte).
Un equipo de la AFP constató que en Nagarote, en León, a 45 km de Managua, camionetas con encapuchados estaban en algunas vías. Hubo fuertes balaceras, contaron testigos, y los negocios estaban cerrados pues la gente se resguardada en sus casas.
Encapuchados con morteros artesanales custodiaban trincheras en León, donde también hubo balaceras este lunes. Un carro y un local incendiados estaban en la entrada de la ciudad, la segunda del país.
«Esto es verdaderamente un error, no abona en nada la represión, hacemos un llamado a las autoridades (a) que frenen esto. No queremos más muertos», dijo en León el párroco Víctor Morales.
La policía acusó a «grupos delincuenciales con armas y morteros» de matar a una agente en Nagarote mientra levantaba barricadas.
Murillo, también portavoz del gobierno, celebró que las operaciones permitieron reabrir carreteras bloqueadas como «acontecimientos milagrosos» de «Dios».
«Haber logrado esta mañana recuperar movilidad, seguridad en la (carretera) Panamericana (…) dar lugar al tránsito y al tráfico internacional es un acontecimiento milagroso», dijo la vicepresidenta a medios oficiales.
En Masaya, 35 km al sur de Managua, las autoridades intentaban ingresar al barrio indígena de Monimbó. También hubo incidentes en Diriamba, donde hombres encapuchados dispararon desde camionetas y hubo saqueos de algunos negocios, según grupos humanitarios.
«Estos grupos que visten de civil y que andan sembrando el terror deben» deben ser «retirados inmediatamente», reclamó Álvaro Leiva, de la Asociación Nicaragüense pro Derechos Humanos (ANPDH).
Tünnermann aseguró que el gobierno insistió en poner sobre la mesa del diálogo la exigencia del levantamiento de las barricadas, antes que hablar de adelanto de comicios.
Aumenta la presión
La presión contra Ortega aumentó con el informe que el viernes presentó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ante el Consejo Permanente de la OEA, el cual denunció la «represión estatal» y consignó 212 muertos, más de 1.300 heridos y unos 500 detenidos en dos meses.
«Esta es una situación bastante crítica y es necesario que toda la comunidad internacional preste atención a lo que está pasando en Nicaragua», dijo Paulo Abrao, secretario ejecutivo de la CIDH.
El domingo llegaron a Managua técnicos de la CIDH y el martes lo harán funcionarios del Alto Comisionado de las Nacionales Unidas para los Derechos Humanos.
Ortega llegó al poder en 1979 como uno de los comandantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) que lideró la insurrección popular para derrocar al dictador Anastasio Somoza, y volvió al gobierno por la vía electoral en 2007.
(Con información de AFP)