Kuczynski se quedó a un paso de ser destituido
El presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, se salvó el jueves de ser destituido por el Congreso por mentir sobre sus vínculos con la empresa brasileña Odebrecht, luego de que la oposición no lograra los votos necesarios para declarar la vacancia del mando.
«No ha sido aprobado el pedido de vacancia por causal de incapacidad moral permanente», dijo el presidente del Congreso, el opositor Luis Galarreta, tras la votación, que arrojó 79 votos a favor de la destitución, 19 en contra y 21 abstenciones. La oposición necesitaba 87 votos para declarar la vacancia presidencial.
«Peruanos. Mañana empieza un nuevo capítulo en nuestra historia: reconciliación y reconstrucción de nuestro país. Una sola fuerza, un solo Perú», escribió Kuczynski en Twitter tras la votación este jueves en la noche al término de una sesión parlamentaria de 14 horas.
Decenas de personas llegaron hasta la casa del presidente para felicitarlo tras la votación, que constituyó una dura derrota para la oposición fujimorista, que promovía la destitución del mandatario de 79 años.
«Mi expectativa es empezar a vivir otra vez en reconciliación nacional, en un espacio de paz por el bien de nuestros pobladores, porque cada poblador quiere vernos trabajar juntos», dijo por su parte la segunda vicepresidenta peruana, Mercedes Aráoz.
Al presentar sus descargos por la mañana, Kuczynski había advertido que en caso de ser destituido el gran perjudicado sería el país.
«El daño no me lo harán a mí, se lo harán al Perú», dijo el gobernante de centro-derecha al cerrar su defensa ante el plenario del Congreso, luego de la exposición de su abogado, Alberto Morea.
«Soy un hombre honesto, jamás he recibido un soborno, una coima o una prebenda. Ni mi empresa ni yo hemos contratado con el Estado peruano. Jamás incurrí en conflicto de intereses», afirmó Kuczynski.
«No soy corrupto»
La oposición acusaba al presidente de haber mentido sobre sus vínculos con Odebrecht.
El mandatario y de su abogado presentaron sus descargos durante más de dos horas y luego se inició el debate de los legisladores, en el que el izquierdista Wilbert Rozas afirmó que tanto el presidente como su defensor «no han aclarado nada».
«El Parlamento tiene la voluntad de tomar decisiones que pueden ser reprochables, pero será valiente», dijo de su lado Mauricio Mulder, del APRA (socialdemócrata), mientras el fujimorista Miguel Torres fue explícito en pedir votar por la destitución de Kuczynski.
El Congreso abrió el proceso de «vacancia» presidencial por «permanente incapacidad moral», días después de que Odebrecht revelara que pagó casi cinco millones de dólares por asesorías a empresas ligadas a Kuczynski, mientras él era ministro.
«No soy corrupto y no he mentido, jamás he favorecido a ninguna empresa, siempre he actuado de acuerdo a ley y a la ética profesional», declaró el presidente ante el Congreso, agregando que mientras era ministro la empresa suya que prestó asesorías a Odebrecht era gestionada por su exsocio, el chileno Gerardo Sepúlveda.
Su abogado expresó que en «la práctica estamos ante un golpe de Estado», si el Congreso destituía al presidente.
Varios analistas habían anticipado que Kuczynski se convertiría en el primer presidente en perder su puesto por vínculos con Odebrecht, empresa envuelta en el pago de sobornos en varios países de América Latina para conseguir millonarios contratos de obras públicas.
Sin embargo, de manera reservada el gobierno realizó en los últimos días esfuerzos para tratar de convencer a legisladores opositores no fujimoristas que votaran contra la «vacancia».
El presidente había negado desde antes de asumir el mando, el 28 de julio de 2016, que tuviese vínculos con Odebrecht, hasta que fue desmentido por la propia empresa. Ante el Congreso, afirmó que mientras era ministro no tenía comunicación con su socio para evitar conflictos de intereses.
Hace ocho días este escándalo de corrupción se cobró otra prominente víctima en el vecino Ecuador: el vicepresidente Jorge Glas fue condenado a seis años de cárcel por recibir sobornos.
Tres presidentes salpicados por Odebrecht
El partido fujimorista, Fuerza Popular, ha mantenido contra las cuerdas a Kuczynski desde que comenzó su mandato. Pero el fantasma de Odebrecht también persigue a Keiko Fujimori, hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori, quien es investigada por supuestos pagos recibidos de la empresa.
El hermano de Keiko, el legislador Kenji Fujimori, quien ha sido crítico de la conducción partidaria, se abstuvo en la votación, lo que indignó a algunos de sus correligionarios, que lo increparon, según imágenes de la televisión.
«El factor Kenji fue decisivo. Tremenda derrota política de Fuerza Popular», dijo el analista político Fernando Tuesta, en alusión a que 10 legisladores de ese partido se abstuvieron en la votación.
Odebrecht admitió haber pagado 29 millones de dólares en sobornos en Perú entre 2004 y 2015, periodo que abarcó los gobiernos de Alejandro Toledo (2001-2006), en el que Kuczynski fue ministro; Alan García (2006-2011) y Ollanta Humala (2011-2016).
Humala permanece en prisión preventiva, acusado de recibir tres millones de dólares para su campaña electoral de 2011, mientras que contra Toledo pesa una orden de extradición desde Estados Unidos por recibir presuntamente 20 millones de dólares en sobornos para conceder a Odebrecht la construcción de una carretera.
(Con información de AFP)