Presenta Vaticano declaración sobre la dignidad humana
Patentiza la Santa Sede, la indispensabilidad del concepto de dignidad de la persona humana dentro de la antropología cristiana
Ciudad del Vaticano. El Dicasterio para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede dio a conocer hoy una declaración que reafirma “la indispensabilidad del concepto de dignidad de la persona humana dentro de la antropología cristiana”.
El documento, titulado Dignitas Infinita, requirió cinco años de trabajo y expone los criterios actualizados de la Iglesia católica acerca de temas como la guerra, la pobreza, la violencia contra los inmigrantes y contra las mujeres, el aborto, la maternidad subrogada, la eutanasia, la teoría de género y la violencia digital.
Esta declaración, publicada por la oficina de prensa de la Santa Sede, y presentada en el marco del aniversario 75 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, “reitera y confirma absolutamente la dignidad ontológica de la persona humana”, de acuerdo con un análisis divulgado en el sitio digital del diario Vatican News.
Como principio, la Iglesia Católica establece en esta declaración que “la dignidad de toda persona humana, precisamente por ser intrínseca, permanece más allá de todas las circunstancias”.
En tal sentido, en la lista de violaciones a la misma, aparecen junto a la guerra, el drama de la pobreza y de los inmigrantes, así como la trata de seres humanos, otras como el aborto, la eutanasia y la maternidad subrogada, sobre la base de esos conceptos religiosos.
Se considera en el texto a “la naturaleza humana más allá de cualquier cambio cultural” como “un don recibido” por lo que valoran sus existencia “por ejemplo, en un niño no nacido, en una persona inconsciente, o en un anciano en agonía”.
Entre las violaciones graves de la dignidad humana, se incluyen aquellas que van contra la vida misma, como cualquier tipo de asesinato, genocidio y el propio suicidio voluntario, así como las que atentan contra la integridad de la persona, como mutilaciones, torturas al cuerpo y espíritu, así como las presiones psicológicas.
También “todo lo que ofende la dignidad humana, como las condiciones de vida infrahumanas, los encarcelamientos arbitrarios, las deportaciones, la esclavitud, la prostitución, el mercado de mujeres y jóvenes”.
Se recogen también en ese listado “las ignominiosas condiciones de trabajo, con las que se trata a los trabajadores como simples instrumentos de lucro, y no como personas libres y responsables”.
El drama de la pobreza es “una de las mayores injusticias del mundo contemporáneo” enfatiza, mientras la guerra es “una tragedia que niega la dignidad humana” y “es siempre una derrota”.
Como graves violaciones de la dignidad humana se enuncia también el descarte de las personas con discapacidad, así como la discriminación injusta y, en particular, toda forma de agresión y violencia hacia las personas homosexuales.
En su declaración Dignitas Infinita la Iglesia católica denuncia y condena, además, entre otros muchos fenómenos “el comercio de órganos y tejidos humanos, la explotación sexual de niños y niñas, el trabajo esclavo, incluida la prostitución, el tráfico de drogas y armas, el terrorismo y el crimen internacional organizado”.
(Con información de Prensa Latina)