Marchan más de un millón contra desigualdad en Chile
Exigen reformas de un sistema económico que consideran desigual y coreando lemas contra el gobierno, mientras Piñera pretende seguir en el poder
Más de un millón de personas coparon el viernes las calles de Chile, exigiendo reformas de un sistema económico que consideran desigual y coreando lemas contra el gobierno por afrontar con militares el peor estallido social en este país desde que recuperó la democracia en 1990.
La protesta estudiantil iniciada hace una semana contra el aumento del metro de Santiago derivó en una crisis social en Chile, con los manifestantes en las calles exigiendo un pedazo más grande de la prosperidad que hizo de este país un ejemplo de estabilidad democrática y económica en la convulsa América Latina.
«La multitudinaria, alegre y pacífica marcha hoy, donde los chilenos piden un Chile más justo y solidario, abre grandes caminos de futuro y esperanza», dijo Piñera en Twitter en referencia a la manifestación de Santiago, la más multitudinaria en décadas.
«Todos hemos escuchado el mensaje. Todos hemos cambiado», agregó en su primera reacción a una inédita manifestación.
De su lado la intendenta de la capital, Karla Rubilar, dijo que se «emocionó» con la masiva participación que tuvo la denominada «marcha más grande de Chile». «Aquí nadie se puede atribuir esta manifestación de más de un millón de personas en Santiago y en diferentes regiones» del país, recalcó Rubilar a los medios locales.
Fue una manifestación «transversal, sin ninguna distinción, es un mensaje claro para hacer un cambio en nuestro país», agregó Rubilar.
En la mañana camioneros y automovilistas congestionaron las rutas pidiendo una baja en las altas tarifas del sistema electrónico de peajes.
Tras siete días con el país semiparalizado, la bolsa se desplomó el lunes y luego ha seguido sin grandes alteraciones, al igual que el dólar que si bien registró una subida esta semana, cerró a un nivel similar al del mismo mes del año pasado.
«Pedimos justicia, honestidad, ética en el gobierno, no es que queramos socialismo, comunismo; queremos menos empresas privadas, más Estado y las propuestas que hizo (Piñera esta semana) van a arruinar el presupuesto para subsidiar las empresas privadas», dijo a la AFP Francisco Anguitar, 38 años, empleado en desarrollo de inteligencia artificial.
Ebullición popular sin líder
Este estallido sin precedentes en Chile, el más grave en casi 30 años desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), representa un claro desafío para su reconocido modelo económico de mercado abierto.
En una semana han muerto 19 personas en violentos disturbios que dañaron seriamente la red del metro de la capital que moviliza unos 3 millones de personas a diario, y a los que siguieron enfrentamientos, saqueos e incendios en Santiago y otras ciudades.
Ante la multiplicación de denuncias sobre la acción de los militares, que están desplegados en las calles desde el sábado, la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la expresidenta chilena Michelle Bachelet, anunció el envío de «una misión de verificación para examinar» la situación.
De su lado, Amnistía Internacional dijo que «el mundo tiene los ojos en Chile» y anunció el envío de su «equipo regional de crisis para documentar», junto con sus trabajadores en el país, «las graves violaciones a los derechos humanos y, posibles crímenes de derecho internacional que se están cometiendo por agentes del Estado», dijo Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de la organización.
«El baile de los que sobran»
Un exiguo aumento de la tarifa del Metro de Santiago fue el catalizador de las protestas, que han derivado en un movimiento mayor, heterogéneo y sin un liderazgo identificable, que pone sobre la mesa otras demandas, principalmente un aumento de las bajas pensiones del sistema privado, heredado de la dictadura.
Carmen Gloria Rojas Pizarro, una ama de casa de 40 años, dijo a la AFP mientras marchaba que «en Santiago tenemos muchas diferencias entre la gente que vive en el sector del barrio acomodado y el pueblo, entonces eso no se ha abordado de la manera correcta».
En Chile el sueldo mínimo es de unos 420 dólares, mientras un empleado profesional de los sectores de clase alta supera los 4.000 dólares mensuales.
El anuncio de una batería de medidas sociales por parte de Piñera el martes y su pedido de «perdón» por su gestión inicial de la crisis no surtieron efecto.
«Nos das migajas», se leían en miles de pancartas en las marchas sobre estas medidas presidenciales.
Los chilenos se iban a dormir en medio del séptimo toque de queda nocturno consecutivo, entre las 23H00 (02H00 GMT) del viernes y las 04H00 del sábado.
El metro de Santiago -con más de 70 estaciones dañadas, varias de ellas destruidas- funciona parcialmente en cinco de sus siete líneas, apoyado por miles de buses para trasladar a la mayoría de los siete millones de santiaguinos.
Las concentraciones de Santiago y otras ciudades mostraron un rostro festivo donde los temas «El baile de los que sobran» y «Por qué no se van», que hicieron famosa a la agrupación de rock chilena Los Prisioneros cuando Pinochet gobernaba con mano dura la nación sudamericana, sonaron en boca de miles de veinteañeros eufóricos que no temen el toque de queda ni a los militares en las calles.
(Con información de AFP)