Italia ante el desafío del regreso seguro a clases
La cuestión central es cómo proceder con una reapertura escolar más segura a través de la comprensión de los peligros para la salud pública
Roma, Italia. Una vez superada la fase aguda de la emergencia sanitaria generada por la Covid-19, Italia enfrenta el desafío de garantizar el reinicio seguro de las actividades docentes en todo el país.
Más de ocho millones de estudiantes y alrededor de un millón 300 mil trabajadores del sector educacional retornarán a las escuelas a partir del 14 de septiembre próximo en una compleja operación coordinada por el Ministerio de Instrucción y su titular, Lucia Azzolina.
La reapertura abarca a más de 40 mil instalaciones diseminadas por todo el territorio nacional, de las cuales el 32,6 por ciento corresponde a servicios educativos para la infancia, con niños y niñas de tres a 36 meses de edad; y educación de la infancia, de tres a cinco años.
Al nivel primario, para alumnos de entre 6 y 11 años, pertenece el 36.6 por ciento, en tanto el 17.7 concierne al primero de secundaria, de 11 a 14, y el 13,1 al segundo, con el cual comienza el siguiente ciclo de estudios y sus dos sistemas: educación general y formación profesional.
Directivos, personal docente, trabajadores en general, sindicatos, asociaciones de estudiantes, padres y alumnos participan desde hace semanas en los preparativos de lo que el gobernador de la Región Lacio y secretario del Partido Democrático, Nicola Zingaretti, calificó de ‘banco de prueba para el gobierno’.
En opinión de analistas, el reinicio de las actividades docentes puede significar eso y mucho más para un ejecutivo de composición política heterogénea, cuya estabilidad está permanentemente en juego, sobre todo cuando se trata de gestionar asuntos de tanta sensibilidad social como éste.
Nuevos casos confirmados
Muchas son las inquietudes manifestadas por padres, gobiernos regionales, administraciones locales y el público en general, aunque la principal gira en torno a la protección de la salud de los niños y jóvenes, especialmente en momentos de creciente aumento de casos confirmados con el nuevo coronavirus.
Poco más de seis meses después de la aparición del primer brote epidémico el 18 de febrero último en Codogno, pequeña localidad de la región de Lombardía, son más de 260 mil los casos y alrededor de 35 mil 500 las víctimas, según las estadísticas publicadas por el Ministerio de Salud.
Un análisis de la Fundación Gimbe, especializada en temas científicos, comprobó que del 19 al 25 de agosto creció 92,4 por ciento el número de nuevos casos, al pasar de tres mil 399 a seis mil 538, respecto a la semana precedente, con más hospitalizados, de 843 a mil 58, y en terapia intensiva, de 58 a 66.
En la presentación del informe, el presidente de la institución, Nino Cartabellotta, expresó que esos datos, más que generar un alarmismo innecesario, deben inculcar una conciencia común en las instituciones y ciudadanos sobre el avance de la epidemia para mantener alta la guardia.
Cartabellotta señaló que el rápido ascenso de la curva de contagios comienza a reflejarse gradualmente en el aumento de pacientes recuperados con síntomas y en terapia intensiva, con una inversión de la tendencia observada desde principios de abril hacia la progresiva reducción de personas en ambas categorías.
Sin embargo, precisó que esas cifras ‘no pueden ser comparados con los de los primeros meses de la epidemia, porque las dinámicas epidemiológicas son completamente diferentes’, aunque –acotó- sí es legítimo preguntarse si los datos actuales son señales de una nueva ola.
En su más reciente análisis de la curva, con fecha de cierre 23 de agosto, el Instituto Superior de Salud (ISS) confirmó la presencia en Italia de la tendencia global a una transición epidemiológica en la difusión del virus SARS-CoV-2, con un fuerte descenso de la edad media de la población infectada.
En ese sentido, puntualizó que el promedio de edad de los casos diagnosticados fue de 29 años, lo cual confirma la tendencia a la disminución en un contexto de progresiva reapertura de las actividades comerciales, incluidos lugares de alta afluencia de personas y el aumento de la movilidad.
Asimismo, llamó la atención sobre un cambio en las dinámicas de transmisión con el surgimiento de casos y focos asociados a actividades recreativas, tanto en el territorio nacional como en el exterior.
La gestión del gobierno
Como resultado de las consultas con las partes interesadas, el gobierno aprobó la planificación de la actividad escolar, educativa y formativa para el curso 2020-2021, con los lineamientos ajustados a las indicaciones del Comité Técnico Científico creado para asesorar en la gestión de la crisis.
El decreto suscrito por Azzolina señala que la reanudación de actividades debe contemplar un equilibrio entre la contención del contagio, el bienestar socio-emotivo de estudiantes y trabajadores, calidad de los contextos y procesos de aprendizaje y respeto a los derechos a la salud y la educación.
La disposición aborda diversos aspectos relacionados con el funcionamiento del sistema de enseñanza y disposiciones específicas para el enfrentamiento al nuevo coronavirus, como el distanciamiento social, el uso de mascarillas de protección y acciones de higienización individual y de las instalaciones.
Por su parte, un grupo de trabajo integrado por representantes del ISS, los ministerios de Instrucción y Salud, y otras instituciones especializadas, elaboró las ‘Indicaciones operativas para la gestión de casos y focos de SARS CoV-2 en escuelas y servicios educativos de la infancia’.
Al reconocer que con el reinicio de las clases se puede producir un incremento del riesgo por una mayor circulación del virus, el documento subraya que la cuestión central es cómo proceder con una reapertura escolar más segura a través de la comprensión de los peligros para la salud pública.
El texto alerta sobre interrogantes que impiden ‘una sólida valoración de la eficacia de diferentes estrategias’ a partir de los modelos actuales, debido a la ausencia de antecedentes sobre la propagación del patógeno en las escuelas, incluyendo la capacidad de los niños de transmitir el virus en comparación con los adultos.
Otras preocupaciones son la probable incidencia del creciente número diario de nuevos casos confirmados con la enfermedad en el ámbito escolar, la disminución de la edad media de los contagiados y la aparición en los meses de otoño de los virus causantes de la influenza o síndromes asociados.
Mientras tanto, Azzolina suscribió con los sindicatos y otras organizaciones del sector educacional el protocolo de seguridad contra la Covid-19, el cual incluye la creación de un ‘buró de ayuda’ para el suministro de información sobre las medidas y el monitoreo de sus resultados.
Además, establece normas para prevenir el contagio en las escuelas, la prohibición de permanecer en las instalaciones escolares con más de 37,5 grados de temperatura corporal o síntomas de influenza y la obligación del uso de mascarillas faciales, excepto para niños menores de seis años.
El reglamento prevé también la diferenciación de espacios para entrada y salida en las instituciones docentes, con procedimientos específicos para evitar aglomeraciones, la limpieza diaria e higienización periódica de todos los ambientes, la higiene personal y el empleo de los dispositivos individuales de protección, entre otras.
A pesar de las preocupaciones y frecuentes desavenencias entre el ejecutivo nacional y las autoridades regionales y locales, a quienes corresponde aplicar las medidas preventivas en sus territorios, hay consenso sobre la necesidad de aceptar el reto y reiniciar las clases.
Así se pronunció el coordinador del Comité Técnico Científico, Agostino Miozzo, en una audiencia en la comisión de Cultura de la Cámara de Diputados en la cual reconoció que la reapertura puede producir un leve incremento del índice de transmisión como está ocurriendo en el exterior.
Miramos con atención la tendencia, aseveró el especialista, sabiendo que está bajo control, aunque las estadísticas van en aumento, pero el sistema sanitario territorial, en general, está en capacidad de monitorear y controlar.
El objetivo es ayudar al sistema escolar a reabrir con seguridad, pero, sobre todo, a permanecer abierto, expresó.
(Con información de Prensa Latina)