Exigen en todo el mundo fin de violencia contra mujeres
Dos de cada tres informaron que ellas o alguna conocida sufrieron una forma de agresión durante la pandemia de Covid-19
Guatemala. Mujeres de América Latina, España y Turquía se manifestaron ayer, en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, al tiempo que el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), António Guterres, advirtió que “la violencia contra mujeres y niñas es un crimen aborrecible y una emergencia de salud pública”.
“Es el momento de redoblar esfuerzos para todos juntos eliminar, de cara a 2030, ese problema generalizado de derechos humanos”, escribió en Twitter. Precisó que nuevos datos muestran que en 13 países, dos de cada tres informaron que ellas o alguna conocida experimentaron una forma de agresión durante la pandemia de Covid-19.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) dijo que una de cada cinco desplazadas dentro de sus propias naciones ha sufrido violencia sexual.
El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, ratificó el compromiso de la isla contra las manifestaciones de violencia hacia ese sector de la población, asunto que consideró de “máxima prioridad para el país”.
Cientos marcharon ayer en Guatemala en exigencia de medidas que acaben con la violencia hacia ellas. Reclamaron falta de acciones del ministro de Gobernación, Gendri Reyes, y apoyaron a la jueza Erika Aifán, a quien consideran perseguida por su fallos contra la corrupción.
Mostraron carteles con la denuncia de que entre enero y noviembre de 2020 murieron en forma violenta 482 mujeres en todo el país.
“Queremos ser libres para jugar en paz”, decían algunas niñas en la marcha. En las instalaciones del Organismo Judicial instalaron un altar con flores donde colocaron mantas en las que se lee: “No aparecemos muertas. Nos asesinan”.
En Perú, colectivos se manifestaron la noche del miércoles con vigilias y marchas en protesta por la violencia machista que se agudizó en esa nación desde que empezó la pandemia, hace 20 meses, con más de cien feminicidios y desapariciones.
Decenas de mujeres vestidas de blanco participaron en la vistosa protesta y en un simbólico cortejo fúnebre realizado en el populoso distrito de Villa El Salvador, al sur de Lima, exigiendo a todo pulmón el cese de la violencia de género, con carteles donde se leía “132 feminicidios en lo que va del año”.
Frente al Palacio de Justicia, familiares de víctimas de esterilizaciones forzadas durante el gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000) reclamaron justicia e indenmización, en un caso que lleva más de dos décadas ante los tribunales.
“Las esterilizaciones forzadas y la impunidad también son violencia contra las mujeres”, dijo a Afp María Ysabel Cedano, del colectivo Defensa de los Derechos de la Mujer, quien calificó de “pandemia” esa práctica. “Los feminicidios y las violaciones sexuales contra niñas se han triplicado, así como los embarazos producto de esas violaciones”, enfatizó.
Un colectivo de organizaciones femeninas de Bolivia exigió mayor presupuesto para combatir la violencia contra ellas, al denunciar que desde principios de 2021 se registra una violación cada hora en promedio.
En lo que va del año, “tenemos registrados en Bolivia 99 feminicidios y más de 40 mil casos de violencia, de los cuales 7 mil son delitos de índole sexual contra niñas y adolescentes: 23 casos cada día, aproximadamente un caso por hora”, destacó Mónica Novillo, jefa de la Coordinadora de la Mujer,
Con banderas violeta y al grito de “ni una menos”, miles se manifestaron en Madrid, capital de un país donde la lucha contra la agresión machista es prioridad nacional.
Mascarillas, gorros y bufandas color violeta predominaron en la marcha por el centro madrileño, encabezada por una gran pancarta en la que leía: “#Hartas de las violencias machistas contra las mujeres. ¡Soluciones ya!”
Los participantes cantaban “No estamos todas, faltan las asesinadas” y “Ni una menos, vivas nos queremos”, mientras, a sus espaldas, la fuente de Cibeles y los históricos edificios que la rodean estaban iluminados de color violeta.
En Turquía, la policía disparó gas lacrimógeno contra varios centenares de mujeres que se manifestaban en Estambul para denunciar la violencia machista y el retiro de la nación de un tratado internacional que las protege.
Desplegaron banderines con la leyenda: “Combatiremos hasta que obtengamos lo que queremos”, al exhortar al gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan a regresar a la Convención de Estambul –se salió oficialmente en julio–, primer tratado internacional que fija normas jurídicamente obligatorias para contener la violencia sexista.
Los conservadores del partido AKP en el poder afirman que el acuerdo impulsa la homosexualidad y amenaza la estructura familiar tradicional.
Un total de 345 mujeres han sido asesinadas desde el inicio del año en Turquía, según la plataforma We Will Stop Feminicide. En 2020 fueron ultimadas 410.
El papa Francisco pidió protección para las mujeres víctimas de violencia machista y calificó las distintas formas de maltrato como “cobardía” y “degradación para los hombres y la humanidad”.
El Acnur señaló que la pandemia del Covid-19 agravó la situación, y desde Afganistán y Colombia hasta República Democrática del Congo (RDC) mujeres y niñas han sufrido “mayores estragos” a causa de los daños provocados por los conflictos, el desplazamiento y el coronavirus.
Desde marzo del año pasado, el organismo alertó que a raíz de la crisis sanitaria aumentaron la violencia familiar, los matrimonios infantiles, la trata de personas, los abusos y la explotación sexual. Al mismo tiempo, se erosionaron logros que fueron difíciles de alcanzar en materia de igualdad de género.
“Abordar la violencia contra las mujeres requiere una respuesta conjunta, en la que participen donantes, autoridades nacionales, socios humanitarios y sociedad civil, así como comunidades desplazadas de forma forzada, que incluyen mujeres, hombres, niñas y niños”, señaló.
Y Amnistía Internacional advirtió que las venezolanas que migraron a otras naciones se encuentran entre las principales víctimas de violencia de género, por lo que los Estados deben garantizar su protección.
(Con información de La Jornada)