Enfrenta Merkel la difícil tarea de romper bloque político
Angela Merkel se declaró «optimista» este domingo sobre la posibilidad de poder formar un gobierno en Alemania y sacar al país del bloqueo político, al inicio de cinco días de negociaciones con los socialdemócratas.
«Llego a unas conversaciones que se abren con optimismo, aunque sea consciente del enorme trabajo que nos espera», declaró la canciller conservadora en Berlín.
Las elecciones legislativas de septiembre, marcadas por un auge de la extrema derecha y un retroceso de los grandes partidos, no arrojaron ninguna mayoría clara en la cámara de los diputados.
La canciller y su bando, el demócratacristiano, trataron en un primer momento de formar gobierno con los liberales y los ecologistas, pero no alcanzaron ningún acuerdo.
Gobierno estable
Solo le queda la opción de aliarse con el partido socialdemócrata SPD, con el que Merkel ya gobernó en la anterior legislatura (2013-2017).
«Creo que podemos conseguirlo», dijo este domingo, afirmando que quería «un gobierno estable» frente a los desafíos internacionales y europeos.
«Debemos ponernos de acuerdo», declaró asimismo este domingo Horst Seehofer, presidente del partido conservador bávaro CSU, aliado del de Merkel, a su llegada a las negociaciones.
Con todo, las consultas se auguran difíciles, especialmente por las divergencias entre el CSU, más a la derecha que la CDU de Merkel, y el SPD en lo que respecta a la política migratoria o a Europa.
La CSU bávara enfrenta una elección en su bastión regional en otoño y se arriesga a perder su mayoría frente al avance de la extrema derecha de Alternativa por Alemania (AfD).
Sus dirigentes han pedido reiteradamente que se endurezca la política de acogida de solicitantes de asilo.
En cambio, el SPD desea que se flexibilice la política para los migrantes, en particular sobre el reagrupamiento familiar.
Europa
Europa constituye otra fuente de discordia, pues el jefe del SPD, Martin Schulz -expresidente del Parlamento Europeo- defiende la creación de unos «Estados Unidos de Europa» y apoya los proyectos de reforma de la eurozona del presidente francés, Emmanuel Macron, con un presupuesto propio y un ministro de Finanzas europeo.
Por su parte, la CDU de Merkel y la CSU se mostraron mucho más escépticos respecto a este tema.
«No se trazan líneas rojas» en las negociaciones, aseguró aún así este domingo Martin Schulz, quien dijo querer ser un actor «constructivo». «Pero queremos tener una política tan roja como sea posible ene este país», matizó, en alusión a los colores de su partido.
El SPD está por su parte muy dividido sobre qué hacer. Tras su derrota en las urnas, muchos de sus miembros preferirían una etapa en la oposición.
Las consultas empezadas este domingo durarán cinco días, tras los cuales los participantes decidirán si tienen suficientes puntos en común o no como para negociar una coalición.
Sin embargo, los militantes del SPD tendrán la última palabra durante un congreso extraordinario el 21 de enero. Así, aunque los dirigentes de los partidos hallen un acuerdo, nada garantiza que la base socialdemócrata vaya a validarlo.
Esta última teme que su partido se arriesgue a desaparecer, como le ocurre a sus homólogos franceses, si participan en un gobierno con los conservadores.
Un reciente sondeo da al SPD menos de un 20% en intención de voto, mientras que a principios de la década del 2000 tenía cerca del 40%.
Si las negociaciones fallan o si los militantes del SPD no dan su conformidad, a Merkel solo le quedaría la opción de un gobierno en minoría, con una débil capacidad de supervivencia. O convocar nuevas elecciones, de las que solo se beneficiaría la extrema derecha.
(Con información de AFP)