Elección de 23 gobernadores, crucial para Venezuela
Caracas. Las elecciones en Venezuela para escoger a 23 gobernadores son el escenario más cercano de una situación compleja que tiene a la vista diferentes caminos, cada uno con un fin imprevisible para la derecha o la izquierda.
Si la oposición no gana el 15 de octubre, tiene tres opciones: declarar fraude, volver al terrorismo callejero o, por fin, sentarse a dialogar y buscar una solución a los problemas que golpean a Venezuela.
Según el presidente constitucional del país, Nicolás Maduro, su mayor interés es que la mesa de diálogo ‘permita reponer los niveles de entendimiento y de tolerancia política con la derecha’ para ‘que no se vaya más nunca a la violencia’.
Para declarar que existió fraude hay que esperar que se produzca el voto, aunque ya extrañamente algunos dirigentes opositores dicen que vencerán arrolladoramente con una gran mayoría de gobernadores, algo por verse pues en los últimos días lo que más suena es la campaña de los candidatos del Gran Polo de la Patria.
Mientras que la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) pasa gran trabajo para convencer a sus propios partidarios que le den su apoyo luego de los fracasados intentos de derrocar al gobierno por la vía de la violencia y el terrorismo.
Mención aparte para las campañas de los candidatos de izquierda que sin apartarse de la figura del comandante Hugo Chávez y sus ideas, se lanzaron al ruedo con estrategias propias y sin una línea de acción trazada desde el Palacio de Miraflores, lo que obliga a presentar programas específicos en estados de características dispares.
La opción de volver al terrorismo callejero fue ensayada en Chacao el 25 de septiembre, al parecer sin éxito, aunque recientes denuncias del vicepresidente Ejecutivo, Tareck El Aissami, evidencian que hay sectores presuntamente vinculados a Voluntad Popular y a Leopoldo López, que no descartan la violencia.
En este escenario cercano, el del 15 de octubre, millones de venezolanos están llamados a depositar su voto en unos comicios que pueden estar marcados por una alta abstención, algo que al parecer afectará más a la oposición que al bloque popular y a la izquierda.
Por otra parte, fueron revelados planes de la derecha en complicidad con el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, y el senador republicano por Florida, Marco Rubio, para apoyar la idea de un gobierno paralelo, o sea buscar un golpe de estado desde el exterior.
Esa acción estaba prevista para el 13 de octubre con la juramentación de un Tribunal Supremo de Justicia en Washington, que se encargaría de darle protagonismo a la prófuga y ex fiscal general Luisa Ortega.
Aún es temprano para decir si esa maniobra se concreta o no, pero es una realidad que existen movimientos en esa dirección, incluida mucha complicidad para buscar una ‘intervención humanitaria’ en Venezuela.
Todo es cuestión de tiempo y de interpretaciones, y muchos miran con suspicacia unas anunciadas maniobras militares en la Amazonia brasileña, previstas para los primeros días de noviembre, cuyo objetivo es preparar una intervención ‘humanitaria’ contra un país de la región.
La frontera de Venezuela estaría a unos 700 kilómetros del sitio donde se reunirán militares estadounidenses, brasileños, argentinos y peruanos, entre otros, sin descartar las bases militares norteamericanas en Colombia como punto de logística, y el ejército de paramilitares ubicado en la línea que divide a ambos países.
Aunque algunos dicen que eso es ficticio, los de la patria de Bolívar no deben bajar la guardia, pues sus enemigos se mueven para terminar el ejemplo que prendió Chávez en la región.
Mientras tanto la MUD insiste en una estrategia internacional de aislamiento y estrangulamiento diplomático y económico-financiero, y el gobierno intenta romper el cerco con Rusia, China, Irán y aquellos países no alineados que bloquean una salida de fuerza de Washington contra Venezuela.
No obstante, en el escenario electoral, una de las situaciones más complejas hoy, a escasos días del voto para gobernadores, está en lo interno del país, donde se pasea orondo el desabastecimiento y la inflación, a lo que se sumó un alza exagerada de los precios.
Muchos culpan al gobierno y tratan de desconocer sus esfuerzos para que a los venezolanos les llegue el plato de comida. Algunos voceros de la derecha intentan ocultar que es su complicidad con factores externos lo que motiva, fundamentalmente, que los alimentos escaseen y estén más caros.
En ese panorama puede influir antes de la cita del 15 de octubre lo que haga la Asamblea Nacional Constituyente con relación a la aprobación de un conjunto de leyes propuestas por el presidente Maduro y que en general serían de aceptación de la mayoría de los venezolanos.
La Ley de Abastecimiento Soberano y Precios Acordados (Ley del Plan 50), Ley de los Clap, que les dará rango constitucional y crea la figura de los fiscales populares de abastecimiento y precios, son esenciales para el votante promedio que pasa mucho trabajo en el país con vistas a satisfacer las necesidades básicas de la familia.
Esta Ley de Abastecimiento Soberano y Precios Acordados establecerá el valor fijo a 50 rubros priorizados de la cesta básica mediante mesas de trabajo con los sectores productivos, distributivos, consumidores y el poder popular organizado, en la actualidad una de las principales demandas de la población.
En este escenario a corto plazo, y mientras el gobierno intenta alcanzar la estabilidad política para la recuperación económica, los sectores de la oposición, entre ellos la jerarquía de la Iglesia Católica (no el Papa), tienen una agenda para la desestabilización del gobierno de Maduro.
Vale la pena recordar declaraciones del cardenal Urosa Savino, por suerte ya en proceso de retiro, quien llamó a postergar el diálogo hasta después de los resultados de las elecciones regionales en octubre.
‘Las elecciones de gobernadores son importantes para establecer el inicio del cambio de gobierno en el país. Ahora no se debe debatir si hay diálogo o no’ (…) ‘no hay garantías ni condiciones para el diálogo’, dijo.
Eso evidencia que a la oposición no le conviene sentarse con el gobierno bolivariano, pues la imagen que trasmite a sus seguidores es de debilidad y se puede presumir que ceda posiciones, las cuales hasta hace poco descalificaba de múltiples maneras.
Ahora, a los seguidores de la izquierda y a los candidatos del Gran Polo de la Patria solo les queda esperar, pero, como decía un analista local de este proceso, no se pueden confiar.
(Con información de Prensa Latina)