El «Ohio catalán» pronostica victoria independentista

Al pie de un macizo montañoso y rodeado de bosques, Fogars de la Selva es el oráculo de las elecciones catalanas, ya que sus resultados han venido reflejando la tendencia en toda la región. Un pueblo donde muchos apuestan por una victoria independentista.

«Fogars de la Selva es el Ohio catalán», asegura la radio catalana Rac1, en referencia al Estado norteamericano donde, tradicionalmente, el candidato ganador accede a la Casa Blanca. «Quien ha ganado en Fogars de la Selva ha tenido la presidencia en las 11 elecciones catalanas que llevamos».

Isabel Tresseras, de 54 años, forma parte de quienes votarán de nuevo por Carles Puigdemont, el presidente independentista catalán cesado por el gobierno central español de Mariano Rajoy, y que se encuentra en Bruselas para evitar ser detenido por rebelión, sedición y malversación de fondos.

Su casa nueva da a una rotonda decorada con la bandera regional y bautizada algo pomposamente como «Plaza Cataluña». En su salón destacan el árbol de Navidad, la olorosa sopa de gallina colocada sobre la mesa y tres ovillos de lana amarilla.

«Me estoy haciendo una bufanda amarilla», el color de quienes protestan contra el encarcelamiento de cuatro dirigentes separatistas, procesados por su implicación en el proceso que desembocó en la declaración unilateral de independencia del 27 de octubre.

Agente comercial desempleada desde 2009, Isabel dice ser una separatista de reciente conversión. Según ella, si Madrid hubiera negociado un acuerdo fiscal ventajoso con Cataluña en 2012, «hoy solo habría cuatros gatos independentistas».

La vecina de Isabel, Presentación Espínola, catalana de origen andaluz y de 64 años, pasea a sus dos perros salchicha, uno de ellos ataviado de un calcetín con los colores del Barça. Duda entre la lista de Puigdemont y la del vicepresidente destituido y encarcelado, Oriol Junqueras.

Según los sondeos, la primera plaza se decidirá entre el partido independentista de Junqueras, Esquerra Republicana de Catalunya, y la formación liberal Ciudadanos, opuesta a la secesión y defensora de la unidad de España.

Un electorado independentista consolidado

¿Cómo están los ánimos en este pueblo de 1.452 habitantes, situado a 60 km al noreste de Barcelona? En 2015, la localidad dio mayoría a la coalición independentista encabezada por Puigdemont y Junqueras, seguida de Ciudadanos y el Partido Socialista.

Dos años más tarde, «los electores independentistas no van a cambiar de voto», asegura Violeta Peláez, una jubilada de 66 años y única concejal socialista en el ayuntamiento, dominado por los secesionistas.

No obstante, constata a su alrededor que «Ciudadanos está subiendo mucho en el pueblo», mientras que el Partido Popular de Mariano Rajoy «ha perdido muchos votos».

En la terraza de su casa, Javier López, gerente comercial en un banco y de 31 años, dice que va a votar a Ciudadanos. Le gusta esta formación porque es un partido «de jóvenes», que no ha gobernado aún y que «de momento no han tenido problemas de corrupción».

Javier López considera «un acto de cobardía» el que Puigdemont se fuera a Bélgica tras la declaración unilateral de independencia, «algo inexplicable» ya que la mitad de los catalanes no la deseaban.

«No son más catalanes por ser independentistas», apostilla este joven que suele hablar en catalán con sus hijas y sus compañeros de trabajo.

«Confiaban demasiado en Europa»

La localidad empieza por una carretera bordeada de casas nuevas. Cuenta con tres urbanizaciones y más de un centenar de granjas dispersas por el éjido municipal.

En medio de un campo donde está quemando ramas de álamos, Francesc Rabassa, agente forestal de 55 años, cuenta que votó en 2015 por la coalición independentista, al igual que muchos agricultores.

No obstante, cree que con la declaración unilateral de independencia «se han precipitado un poco». «Confiaban demasiado en Europa, que les ha cerrado las puertas, y se han quedado solos», constata.

Rabassa habría preferido que Puigdemont renunciara a esa proclamación sin efecto, aunque sigue confiando en él y, pese a su destitución por Madrid, lo considera aún su presidente.

Como muchos, Francesc dice haberse vuelto independentista desde que la derecha volvió al poder en España en 2011, y quiere que haya diálogo «y que intervenga Europa».

En Fogars el cielo luce gris, una alegoría de la melancolía reinante. «Hay una calma tensa; en el fondo, estamos todos preocupados», dice Marisa, empleada en una gasolinera, de 48 años. Llegó hace 26 años del sur de España, y forma parte de quienes esperan «un cambio» de mayoría en el Parlamento catalán.

(Con información de AFP)

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