Buscan cultivos resistentes al cambio climático en Chile
Uno de los focos del proyecto es generar nuevas variedades de tomate y kiwi mediante técnicas de ingeniería genética
Santiago de Chile. Ante los crecientes efectos del cambio climático en la agricultura, científicos chilenos trabajan hoy en un programa para buscar cultivos más resistentes a la sequía, las altas temperaturas y otros problemas asociados a ese fenómeno.
Ese es el objetivo de un proyecto denominado Planta-Con-Ciencia, en el que participan investigadores del Centro de Biología Molecular Vegetal de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) y del Laboratorio de Biotecnología Celular de la Universidad Arturo Prat.
Uno de los focos del proyecto es generar nuevas variedades de tomate y kiwi mediante técnicas de ingeniería genética.
En el caso del tomate, se estudiarán las características del ‘Poncho Negro’, variedad chilena que muestra una alta resistencia a la salinidad y al efecto de metales pesados, e investigarán componentes que permitan mejorar el tomate 7742 (seminis), la variedad más producida y comercializada en Chile.
En cuanto al kiwi, se buscará aumentar la tolerancia a la salinidad y sequía de variedades usadas como portainjertos, para mejorar la productividad de las plantas de kiwi comercial de la variedad Hayward, el tercero más exportado por el país.
Resistencia al estrés
Además, se trabajará en el estudio y desarrollo de biomoduladores amigables con el medioambiente, basados en rizobacterias promovedoras del crecimiento y metabolitos vegetales, que podrán aplicarse directamente en plantas del tomate u otras para aumentar su resistencia al estrés abiótico.
La directora del Proyecto, Claudia Stange, investigadora del mencionado centro de la Universidad de Chile, señaló que buscan aportar a una agricultura sustentable, utilizando la biotecnología para mejorar especies frutales de un alto valor económico para el país.
Explicó que herramientas de edición genética permitirán obtener kiwis y tomates que requerirán menos agua, lo que permitirá ahorrar este recurso y lograr una adaptación a las condiciones generadas por la sequía y el aumento de la salinidad.
La agricultura ha sido una de las actividades más golpeadas por el cambio climático que afecta al planeta, y estudios científicos internacionales indican que alrededor del 40 por ciento de la superficie terrestre mundial corresponde a terrenos afectados por la sequía, valor que, según se afirma, aumentaría a 50 por ciento dentro de cinco años.
(Con información de Prensa Latina)