Legalizar o no legalizar: ahí el dilema
Hay muchas ópticas en el debate de la legalización de algunas drogas como la marihuana. Olga Sánchez Cordero, exministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que es propuesta por el próximo Presidente para ocupar el cargo de secretaria de Gobernación durante su administración, ha dado a conocer que trabajará para la despenalización de la mariguana en la siembra, cosecha, trasiego y uso lúdico. Más de uno ha levantado la ceja… pero más que opiniones que normalmente anteponen el prejuicio, necesitamos analizar los argumentos para comprender si sería benéfico para la pacificación del país o no.
Lázaro Cárdenas legalizó las drogas
Existen ya antecedentes interesantísimos dignos de mención como que el general Lázaro Cárdenas, presidente de 1934 a 1940, legalizó las drogas durante el último año de su mandato y ordenó abrir dispensarios en los que médicos suministraban dosis a los adictos con un tratamiento para que superaran su dependencia. Pero, ¿qué sucedió? Cuando escribió el libro “Nuestra historia narcótica, pasajes para (re) legalizar las drogas en México” el periodista e historiador Froylán Enciso, realizó profundas investigaciones y descubrió la consecuencia de la medida que implementó Cárdenas: el mercado de los narcóticos se desplomó.
Los adictos, pequeño detalle, en lugar de requerir contrabandistas o irse con los ‘dealers’, podían ir con un profesional de la salud para que les suministrara las sustancias. La situación por supuesto no gustó nada en Estados Unidos, país que se opuso rotundamente… No estuvieron nada de acuerdo con esta política donde los consumidores estuvieran en manos de médicos en lugar de vendedores, así que Estados Unidos amenazó al gobierno de Lázaro Cárdenas con suspender el comercio de medicinas.
EU presionó por los impactos económicos
A los pocos meses, al entonces Presidente no le quedó otra que desistir de esa política. Lo que ahora es muy importante destacar es el antecedente. Para Enciso, el asunto más que un fracaso, es la evidencia de que los narcotraficantes estaban perdiendo dinero. Investigadores del tema, coinciden en que existen varios impactos económicos y sociales en la criminalización de las drogas: la prohibición incrementa el crimen (robo, violencia, corrupción política y policial) y el precio; y de pilón, en muchos países como México, la distribución de drogas se toma como una vía de escape de la pobreza.
Lo que está más que demostrado por todo tipo de investigaciones es que la legalización o regulación del consumo de drogas en los mercados relevantes, abate su precio respecto al que tenían cuando eran ilegales. Y en este punto, siempre es bueno traer a la mesa de discusión lo que ya se ha considerado un caso de éxito: Portugal. En 2001, se convirtió en el segundo país de la Unión Europea tras España en abolir los castigos penales por posesión de droga a nivel personal. Los usuarios deben cumplir con terapias en lugar de sentencias que provoquen prisión, es decir, se trata de perseguir la enfermedad, pero no a los enfermos; no se les incrimina sino se les rehabilita y/o desintoxica. Si bien, el Estado portugués está contra la droga, su consumo no está prohibido.
Casos de éxito: Portugal
El éxito de esta política de no criminalizar la posesión de drogas ha sido notable ya que el consumo ha disminuido. Investigaciones del Cato Institute, encontraron que cinco años después de la descriminalización, el uso de drogas ilegales por parte de los jóvenes ha decrecido, al igual que el porcentaje de infecciones de VIH entre usuarios ha caído y las muertes por heroína y drogas afines bajaron. Según el Instituto, desde cualquier punto de vista, el experimento portugués ha sido un éxito completo. Así las cosas… quizá ya no hay que darle tantas vueltas a la propuesta de Sánchez Cordero…