De cuando un “dictador” desbarató la Suprema Corte

Y de un plumazo, una reforma fue aprobada por el Congreso, entonces de mayoría priista, para reducir de 26 a 11 el número de ministros de la SCJN

Ningún común mortal protestó. Tampoco hubo gran escándalo ni se le llamó dictador pero, de un día para otro, el entonces Presidente de México, Ernesto Zedillo de plano sacó a todos los ministros de la Suprema Corte, así, sin más que una reforma aprobada por sus incondicionales legisladores, que transformó de fondo el máximo tribunal del país.

El gobierno de Zedillo (1994-2000) no solo recortó a la mitad la cantidad de ministros, sino que aprobó varios cambios de fondo al máximo tribunal. ¿Fue lo correcto? Veamos.

Zedillo llegó a la Presidencia en diciembre de 1994 y no perdió el tiempo: el último día de ese año, el 31 de diciembre, fue publicada en el Diario Oficial la reforma que también contemplaba que el entonces presidente enviara al Senado una propuesta de 18 candidatos para elegir a nuevos ministros y así renovar por completo a sus integrantes.

Entre los principales cambios de la reforma del gobierno de Zedillo a la SCJN se planteó que las propuestas del Ejecutivo para elegir a sus nuevos integrantes no fueran únicas, sino que enviara una terna que debe ser aprobada por las dos terceras partes del Senado, y que se definiera que el periodo en el cargo de los ministros pasara a ser de 15 años, pues antes eran prácticamente «inamovibles», debido a que la ley no señalaba un periodo específico.

Además, la reforma a la Suprema Corte planteó que su estructura se conformara por el pleno, con 10 ministros y un ministro presidente; y por dos salas, integradas cada una por cuatro ministros y un ministro presidente. También se estableció que los propios ministros de la SCJN elegirán, cada cuatro años, al ministro presidente.

En su primer informe de gobierno, el titular del ejecutivo presumió que por primera vez la Suprema Corte de Justicia de la Nación se convertía en un órgano genuinamente autónomo, electo por el Senado de la República; que se acababan los tiempos de los nombramientos políticos y las influencias del presidente sobre la Suprema Corte.

Claro, esa es la teoría, en la práctica, esa terna es propuesta por el Presidente, no por algún órgano autónomo o agrupación civil…

¿Por qué es relevante recordar este pasaje de la historia reciente? Si bien la SCJN es un órgano autónomo y es lo correcto, al inicio del mandato del Presidente López Obrador, hubo un choque inicial porque el Congreso, de mayoría de Morena, aprobó una ley para que ningún funcionario del Estado gane más que el titular del Ejecutivo.

Hubo tensión, pues el órgano de justicia se oponía terminantemente a eliminar o al menos bajar las altas percepciones de sus integrantes; al parecer, dicha tensión se desvaneció a partir del cambio de presidencia, con Zaldívar, en la Suprema Corte pero…

Lo que está sucediendo en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación es insólito: cinco Magistrados, realizan una especie de “golpe de estado” y destituyen a su Magistrado Presidente cuyo periodo aún falta por concluir.

¿Qué debe hacerse? Por muy autónomo que sea un organismo y sus integrantes, no pueden estar exentos de cumplir con su responsabilidad y obligación: servir a México, no servirse entre ellos…

(Tomado de Facebook)

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