¿Qué va a hacer el gobernador de Tabasco?

El neoperredista y gobernador de Tabasco, Arturo Núñez Jiménez, tiene líneas de acción muy propias de su historia política para la sucesión presidencial y la estatal.

Si por azares del destino se llegara a concretar el multi-publicitado Frente Amplio del PAN-PRD, Núñez apoyaría sin restricciones al candidato presidencial de esta alianza, sin importar a quién pongan como abanderado, entiéndase Miguel Ángel Mancera (MAM).

Sí el PRD decidiera ir por cuenta propia, el mandatario choco impulsaría la candidatura del mismo MAM, en línea directa con la dirigencia nacional solaztequista, encabezada por Alejandra Barrales y los ‘chuchos’.

Pero, si la alianza fuera encabezada por un eminente panista, Núñez tendría la posibilidad de pensar mejor las cosas y ver las otras cartas de la baraja política, incluido el propio PRI, con un candidato ‘ciudadano’.

En el ámbito estatal, su esfera de influencia se ubica en términos no tan claro. Hay un amplio rechazo en la base de la militancia perredista y muchos líderes hacia el Frente Amplio impulsado por el Comité Directivo Estatal del PRD Tabasco, en consonancia con el CEN.

Y, por otro lado, el CDE (no el partido) ya ha determinado quienes serán sus candidatos a la gubernatura, al senado y a la presidencia de Centro. El problema es que no necesariamente coinciden con la visión que tiene Arturo Núñez.

El recalcitrante panista, Juan José Rodríguez Prats, pretende inmiscuirse en asuntos del PRD y pide a César Raúl Ojeda Zubieta definirse, cosa que el ex senador ha hecho una y otra vez: en la presidencial apoyará a AMLO, aunque no pretende dejar al PRD.

Ya sean los dirigentes nacionales o estatales, deberían tener claro que forzar su pretendido Frente Amplio, acarrearía una ‘desbandada’ de votos (no de militantes) hacia la única opción de izquierda vigente: Morena.

Del mismo modo, el desacuerdo entre las propuestas del gobernador Núñez Jiménez y la cúpula perredista en Tabasco para ocupar las diversas candidaturas en el proceso electoral 2018, tiende de manera natural a favorecer al Movimiento de Regeneración Nacional.

El punto es que, si las tribus perredistas no se sientan a negociar con la mejor disposición de ánimo para consensuar los espacios disponibles, tendrán que contentarse con ver el paso de los triunfadores.

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