Síndrome de fatiga crónica, muy difícil de diagnosticar
Este mal, que lo padecen dos mujeres por cada hombre, se puede confundir con depresión, artritis reumatoide y cáncer, entre otras enfermedades
¿Desde hace tiempo siente una gran fatiga física y mental y el deseo de estar sólo en cama? Podría tener un extraño padecimiento llamado síndrome de fatiga crónica (SFC) o, también, encefalomielitis miálgica, debido a que una corriente de médicos supone que es causado por la presencia de un virus en el cerebro, aunque esto no se ha demostrado.
“La hipótesis de que un virus sea el origen del SFC resulta difícil de demostrar. Es probable que un componente genético esté involucrado en la etiología de este padecimiento que a finales del siglo XIX recibió el nombre de astenia. No se ha hecho más investigación sobre él, porque es prácticamente imposible crear modelos animales para estudiarlo”, afirmó Óscar Prospero García, de la Facultad de Medicina.
De acuerdo con el investigador del Departamento de Fisiología, si se realiza un diagnóstico incompleto o erróneo del SFC, es decir, si se interpreta como otro mal, los médicos no pueden tratarlo y sus efectos se prolongan indefinidamente.
“Puede confundirse con los padecimientos del siglo: depresión, ansiedad y angustia. En muchos pacientes aparece como una comorbilidad, esto es, acompañado por una o más enfermedades.”
A veces, los pacientes con este síndrome refieren algún síntoma que suponen de un mal cardiaco, como dolor en el pecho. “Si se señalan la parte media del pecho, no se trata de un posible infarto, pero si se tocan la región precordial (encima del corazón) y el dolor se recorre al brazo izquierdo, debe atenderse como un potencial infarto. Lo obligado es que el médico les indique hacerse un electrocardiograma”, apuntó el especialista.
EL SFC también puede confundirse con artritis reumatoide, ya que las personas se quejan de dolor articular; alguna infección que ocasione molestia en los músculos; y cáncer, pues uno de sus síntomas es la inflamación de los ganglios linfáticos.
“Por lo regular, los ganglios linfáticos que se inflaman con este síndrome son los cervicales, del tórax hacia arriba. Y a veces, los pacientes presentan dolor de garganta, como si tuvieran una infección.”
De la misma manera, hay que descartar un trastorno del sueño, una alteración neurológica que pudiera causar daño o fatiga, y, cuando el paciente tenga dificultades para hablar o moverse, un trastorno motor como el mal de Parkinson.
Mujeres, las más afectadas
Con base en análisis estadísticos, dos mujeres por cada hombre padecen el SFC.
“En Estados Unidos, entre dos y tres millones de personas lo tienen, y en Latinoamérica, entre dos y tres por ciento de la población por arriba de los 40 años, lo cual representa una cifra enorme”, comentó el universitario.
Otro factor que debe considerarse en el proceso de aislamiento del SFC es el emocional. Si el paciente sufre, además, depresión y, como parte de este trastorno psiquiátrico, siente dolor (lo cual es típico de la hipocondriasis), tiene que someterse a un tratamiento psiquiátrico; así, es muy probable que mejore.
“Cabe apuntar que, frecuentemente, los pacientes con el SFC son ansiosos y aprensivos, por lo que no es raro que padezcan también depresión.”
Terapia cognitivo conductual
Cuando el SFC es diagnosticado de manera correcta, su tratamiento es relativamente sencillo, aunque no cien por ciento eficaz.
Prospero García propuso tratar a quienes tienen este síndrome por medio de la terapia cognitivo-conductual, pues con ella se les ayuda a darse cuenta cómo están viviendo su padecimiento.
“Puede añadirse un poco de ejercicio, aunque éste postra y pone peor a estos pacientes, por la fatiga y el dolor muscular y articular que les ocasiona. Con todo, es importante cambiar sus pensamientos y conminarlos a caminar, pues, junto con la terapia cognitivo-conductual, el ejercicio leve, progresivo, es determinante para que mejoren. Y si refieren una comorbilidad con depresión, pueden recibir un tratamiento farmacológico.”
Cuando una persona con el SFC se queda en casa, el padecimiento cobra fuerza; además, se disparan los niveles de la hormona cortisol, que se libera como respuesta al estrés.
“Se cree que la condición invalidante de este síndrome y sus consecuencias (por ejemplo, la pérdida del empleo) hacen que los pacientes se estresen y el SFC empeore. Es un ciclo que se retroalimenta a sí mismo y es indispensable romper. Con la terapia cognitivo-conductual pueden cambiarse los pensamientos de los pacientes. Ansiosos, deprimidos o con otro trastorno psiquiátrico reaccionan con este tipo de psicoterapia”, añadió el investigador.
Criterios laborales y médicos
El SFC es en extremo incapacitante. Quien lo sufre se siente tan agotado, como si viviera en una nube, que prácticamente no sale de casa. A pesar de esto, no está catalogado como un padecimiento en las leyes laborales, en principio porque la mayoría de los médicos familiares tiene dificultades para diagnosticarlo.
“Por otro lado, cuando un médico le dice a una persona que ‘no tiene nada’, le baja la autoestima y, por lo tanto, el cuadro clínico de ésta se agudiza”, informó Prospero García.
Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud sí reconoce plenamente este síndrome. Desde 1994, cuando fueron publicados, se usan los Criterios Internacionales de Fukuda para diagnosticarlo.
Si bien afecta sobre todo al segmento adulto de la sociedad (generalmente aparece hacia los 40 años), los adolescentes no están exentos.
Diagnóstico
Si bien el SFC afecta sobre todo al segmento adulto de la sociedad (generalmente aparece hacia los 40 años, cuando la gente se encuentra en plena etapa productiva), los adolescentes no están exentos de padecerlo.
“Por eso, si un joven presenta uno o varios síntomas, debe atenderse de inmediato y someterse a estudios para que se esclarezca si realmente tiene este síndrome.”
Según el criterio establecido hasta la fecha, los síntomas del SFC deben perdurar cuando menos seis meses para que el diagnóstico sea positivo. Pero algunos especialistas, entre ellos Prospero García, sostienen que este plazo es demasiado largo.
“Pienso que bastarían cuatro semanas para emitir un diagnóstico certero, porque es posible que al cabo de seis meses la persona ya sufra consecuencias de consideración, como la pérdida de su empleo. El SFC tiene un gran impacto personal, familiar y social”, concluyó.
SÍNTOMAS
Si se sospecha tener la enfermedad, es importante acudir al médico, porque si se realiza un diagnóstico incompleto o erróneo del SFC, es decir, si se confunde con otro mal, los galenos no pueden tratarlo y sus efectos se prolongan indefinidamente.
Entre los síntomas que presentan quienes lo padecen, se encuentran los siguientes:
- Fatiga física y mental.
- Dolor de cabeza, así como en articulaciones y músculos.
- Dolor de garganta, como si se tratara de una infección.
- Ganglios linfáticos inflamados y sensibles al tacto.
- Pérdida de concentración.
- Sueño no refrescante ni reparador.
(Con información de Gaceta UNAM))