¿Qué hace único al cerebro humano?
En el contexto de la Cátedra Extraordinaria de Bioética Problemas bioéticos contemporáneos VI 2025-1, coordinada por Carol Hernández Rodríguez, investigadora del Programa Universitario de Bioética, Luis B. Tovar y Romo, director del Instituto de Fisiología Celular (IFC), impartió la ponencia El atlas del cerebro humano.
Su objetivo fue tratar de entender qué es lo que nos hace verdaderamente humanos, qué nos distingue de otras especies animales, las cuales también tienen cerebros conectados y una organización anatómica y funcional similar a la nuestra, pero sin las características propias de nuestro cerebro, que son muy evidentes.
Aseveró que “hemos empezado a entender el cerebro muy recientemente”. Hoy sabemos que el nuestro y el de los perros, simios y vacas, por mencionar algunos animales, funciona a través de impulsos eléctricos y de neuronas, y que su “funcionamiento básico, fisiológico, electrofisiológico es el que nos explica nuestras capacidades cognitivas más desarrolladas en comparación de otras especies”.
Sobre el proyecto “Atlas del cerebro humano”, explicó que su objetivo es comprender cómo está conectada cada neurona del cerebro humano con el resto, la cual es “una tarea titánica”, pues tiene alrededor de 86 mil millones de neuronas distribuidas en diferentes estructuras llamadas de acuerdo con su función y clasificadas según el tipo de neurotransmisor que utilizan.
Asimismo, “busca entender qué tipo de células y de neuronas funcionan, en qué tipo de regiones, cómo se conectan a lo largo de la vida de los humanos”. Además, compara diferentes cerebros humanos, con edades distintas, con cerebros de otras especies de primates y de mamíferos no primates para tratar de entender qué es lo que hace al cerebro humano único y qué es lo que le permite tener cualidades y características específicas que no compartimos con otros mamíferos, comentó Tovar y Romo.
También les interesa razonar “cómo funciona el cerebro célula por célula. Si logramos entender esto y tener un rompecabezas, no de mil piezas, sino de miles de millones de ellas, añadiendo además un componente temporal, porque la misma pieza funciona de manera diferente a lo largo del tiempo, podemos comprender qué es lo que pasa cuando los procesos producen enfermedades degenerativas como el alzhéimer”.
Antes de concluir su presentación, mostró los experimentos que él junto con su grupo de investigación realizan en el IFC y cómo exploran la reorganización del cerebro luego de sufrir un infarto cerebral, con la finalidad de entender “qué región está conectando con cuál, a través de qué neuronas y de qué mecanismos”, para con el tiempo desarrollar una terapia que evite estas conexiones y que las restituyan para permitir una recuperación completa”, concluyó.
(Con información de La Jornada)