Preocupan personas con conductas alimentarias riesgosas

Se relacionan con baja autoestima, niveles altos de ansiedad y depresión, entre otros factores. 9 de cada 10 casos, son mujeres

Las personas diagnosticadas con trastornos de la conducta alimentaria (TCA) –anorexia y bulimia nerviosa, así como trastorno por atracones– son sólo el iceberg, pues hay quienes no cumplen con los criterios para ser evaluados con estos problemas, pero ya realizan conductas riesgosas como los ayunos, dietas restrictivas, vómitos, hacer ejercicio en exceso para bajar de peso, entre otras.

Así lo advierte la académica de la División de Estudios de Posgrado e Investigación de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, Karla Edith González Alcántara, quien señala que estas conductas se asocian al futuro desarrollo de los TCA, mismos que generan graves consecuencias físicas y se relacionan con baja autoestima, niveles altos de ansiedad y depresión, entre otros.

“Estos trastornos no sólo implican que las personas no coman, hay problemas físicos y psicológicos asociados a estos desórdenes. La gente no acude a tratamiento, lo que significa que las prevalencias que vemos están por debajo de lo que realmente tenemos como enfermedad a nivel nacional y mundial”, asegura la experta universitaria.

Con motivo del Día Mundial de Acción por los Trastornos de la Conducta Alimentaria –que se conmemoró el 2 de junio–, la doctora en Psicología y Salud explica que son tres los principales: la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracones.

Se estima que por cada 10 personas con estas problemáticas hay un hombre y nueve mujeres.

Subraya que también niñas y niños presentan conductas de riesgo alimentario y que es muy importante atenderlos, pues aún están en desarrollo físico y una mala alimentación puede afectarlos mucho más.

Las consecuencias de estos trastornos pueden ir desde el cansancio, problemas en la piel, anemia, hasta osteoporosis, presencia de lanugo –vello que crece tras perder calor, por no comer en largos periodos–, infartos, por mencionar algunos.

La experta universitaria expone que la anorexia es cuando la persona tiene un alto rechazo a comer o restringe su dieta de una manera estricta, presenta un peso por debajo de lo esperado para su edad y tiene alteraciones respecto a la percepción de su peso.

La bulimia se relaciona con la sensación de pérdida de control al comer y a cuestiones emocionales como la vergüenza, la culpa y la pena. Por ello, los pacientes realizan conductas compensatorias como hacer ejercicio en exceso, tomar laxantes o diuréticos.

El trastorno por atracón consiste, justo, en que las personas comen en exceso, pero no realizan conductas compensatorias. Algunas consecuencias son el sobrepeso u obesidad por la ingesta alta de alimentos.

La académica de la UNAM recordó que de acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales 2013, la prevalencia de mujeres con anorexia era de un 0.4 %, y de 1.5 % en caso de bulimia; mientras que el trastorno por atracón se presentaba entre el 3 % de las personas.

“Hay datos de la Secretaría de Salud de 2017 respecto a que cada año se observan 20,000 casos de trastornos de la conducta alimentaria en hombres y mujeres en México. En 2019 un estudio realizado a nivel mundial arrojó que 13.6 millones de personas habían presentado un trastorno de la conducta alimentaria. Es decir, no son prevalencias pequeñas”, sostiene.

El artículo “Prevalencia de conductas alimentarias de riesgo en adolescentes mexicanos: Ensanut Continua 2022”, escrito por investigadoras del Instituto Nacional de Salud Pública, el Colegio de la Frontera Norte y el Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, señala que el 1.6 % de los adolescentes en el país están en riesgo alto de tener un trastorno de la conducta alimentaria (2 % mujeres y 1.2 % hombres).

Esto de acuerdo con los datos de adolescentes (3,547) de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022, en la que las y los jóvenes reportaron que presentaron por lo menos una vez en los últimos tres meses diversas conductas: 45.7 % dijo haber comido demasiado, 35 % se preocupó por engordar, y 23.4 % perdió el control sobre lo que come.

Otro 11.5 % dijo que hizo ejercicio en exceso para tratar de bajar de peso; 14.2 % realizó dietas, y 1 % usó pastillas, diuréticos y laxantes.

Finalmente González Alcántara expresa que pese a todos los intentos para tratar de disminuir y de prevenir los TCA, siguen en aumento.

De hecho, son de los trastornos mentales con mayor cantidad de recaídas, debido al estigma que existe hacia la salud mental.

(Con información de Gaceta UNAM)

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