Padecen mal del sueño 45 por ciento de los adultos

Ciudad de México.- En México, 45 por ciento de la población adulta presenta mala calidad del sueño, lo cual se refleja en la dificultad para levantarse, cansancio, somnolencia desde las primeras horas de la mañana y deterioro de la calidad de vida, afirmaron especialistas de la Clínica de Trastornos del Sueño.

Su responsable, Ulises Jiménez Correa, indicó que hay unas cien enfermedades del dormir y que los síntomas de insomnio son dos a uno más frecuentes para el sector femenino. A los padecimientos se suman los trastornos respiratorios del sueño cuyo síntoma más común es el ronquido; las hipersomnias o exceso de sueño durante el día que impide a las personas ser funcionales y cuyo caso más frecuente es la narcolepsia; problemas del ritmo circadiano, y parasomnias como sonambulismo o pesadillas.

Consecuencias

En rueda de medios realizada con motivo del Día Mundial del Sueño, que se conmemora el tercer viernes de marzo y que este año lleva por lema “Dormir profundamente nutre tu vida”, Viridiana Valdés Pineda, integrante de la clínica, agregó que cuando se tienen pocas horas de sueño se incrementa el riesgo de padecer diabetes tipo 2, obesidad y alteraciones cardiovasculares.

Igualmente, aumenta el riesgo de presentar hipertensión arterial, infartos cardiacos y embolias cerebrales, además de que se altera la memoria a corto plazo.

No basta con dormir; hay que hacerlo bien, porque, de lo contrario, se deteriora nuestra vida. No es un lujo y tenemos que darle la importancia que tiene, sentenció el experto.

Dormir en el transporte público, en el coche, refleja que no hubo descanso durante la noche, y manejar o trabajar con sueño puede ocasionar accidentes. “Hacerlo es sólo un paliativo, pero no resuelve la necesidad de descanso”.

Tiempo necesario

La Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos ha propuesto que un adulto joven sano debe dormir un promedio de 7.5 horas, aunque hay diferencias individuales, pues cantidad y calidad del sueño dependen de factores internos de nuestro organismo. Un niño de preescolar debe dormir 11 o 12 horas y un adulto mayor, cinco o seis horas por la noche.

También intervienen ciertos factores externos como los alimentos que consumimos, episodios de estrés, periodos de aprendizaje previos al descanso, si es de día o de noche, así como factores psicosociales como problemas emocionales, ansiedad, depresión, desempleo u horarios de trabajo.

El empleo nocturno, abundó, lleva a condiciones metabólicas como obesidad o diabetes, hipertensión y un deterioro significativo de la calidad de vida. Dormir en el día cuando el Sol estimula con iluminación y temperatura, cuando hay ruido, podría impedir un descanso adecuado. Para esos casos, hay medidas de higiene de sueño, pero deben ser personalizadas, acordes con el puesto y la rotación de turnos, refirió Ulises Jiménez Correa.

Para una mejor calidad del sueño, Viridiana Valdés recomendó dejar los dispositivos electrónicos fuera de la cama por lo menos una hora antes de dormir, y evitar bebidas cafeinadas porque hacen el sueño superficial y fragmentado.

Además, apuntó el encargado de la clínica, tener un horario estable para acostarse y levantarse; hacer ejercicio en las primeras horas de la mañana o por la tarde, porque después de las 9 se dificulta el inicio del sueño; sacar relojes o despertadores de la recámara, cuidar los hábitos alimenticios y llevar horarios regulares para desayuno, comida y cena (si esta última se hace grasosa o condimentada deteriora el sueño de cualquiera).

En niños es posible detectar que no duermen bien cuando están irritables, inquietos, con problemas de atención, con somnolencia durante el día, bajo desempeño escolar o se altera el crecimiento, reflejado en talla y peso bajos. “Ningún niño debe roncar”, aclararon.

Finalmente, mencionaron que la privación total de sueño por más de 48 horas causa alucinaciones visuales o auditivas, y entre más tiempo pase puede haber alteraciones de la conciencia, llegar al coma o la muerte.

Clínica universitaria

Durante 2016 en la clínica –que cuenta con sedes en el Hospital General de México y en Ciudad Universitaria– 45 por ciento de los casos tuvieron como motivo de consulta el insomnio y la mala calidad del sueño; trastornos respiratorios en porcentaje igual; trastornos del movimiento durante el sueño en cinco por ciento, parasomnias en tres por ciento de los pacientes y el resto para otras irregularidades.

En ese periodo se dieron seis mil 808 consultas en diferentes especialidades: otorrinolaringología, psiquiatría, psicología, geriatría, medicina interna y neurología, y se hicieron mil 388 estudios de diagnóstico con sus variantes.

(Con información de Gaceta UNAM)

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