Ómicron, variante que podría quedarse por mucho tiempo
Las restricciones absurdas solo provocarán mayor resistencia y fortaleza del virus, señala publicación especializada
Venimos de unas navidades movidas, es verdad que las restricciones han sido menores que la del año anterior, pero el nivel de contagio ha sobrepasado al sistema sanitario. Sexta ola, nueva variante y vemos que el virus actúa de modo diferente. ¿Cómo es posible?
Las mutaciones virales son algo tan habitual que solo imagínese la cantidad de posibilidades de combinación genética cuando estamos hablando de unas 30 mil bases en combinaciones de dos elementos tomados de dos en dos en el caso de ADN, o tres en el caso de ARN.
Es decir, cualquier mínimo error en los millones de combinaciones posibles supone una mutación. Las mutaciones no son todas viables y, por ello, cualquier virus acaba desarrollando solo aquellas mutaciones que sean viables.
Actualmente, nos encontramos ante una de esas variantes (Ómicron) que parece ser muy transmisible, pero poco agresiva.
El virus no actúa de forma diferente, sino que probablemente estamos llegando después de cientos de miles de mutaciones a algunas viables que haya sufrido el virus, a una variante estable y viable.
Es esto último lo que esperamos. Es decir, el organismo humano y su sistema inmunitario debe llegar a un nivel de evolución similar al que se llegó en el caso del H1N1, la gripe común, gripe española del s. XX, después de décadas de evolución de aquel virus, todavía hoy presente y, en ocasiones, aún letal dependiendo de los huéspedes.
En definitiva, vacunaciones, medidas higiénicas, pero no restricciones absurdas o decisiones políticas de salón. De hecho, las restricciones más duras actualmente solo provocarán una resistencia y una fortaleza del virus, es decir se lo estamos poniendo fácil al virus para hacerse fuerte.
El virus y sus variantes, como cualquier virus, no buscan la eliminación de su huésped, sino como cualquier elemento vivo, su expansión y diseminación, y la única forma es no ser tan agresivo con el huésped, es decir, provocar enfermedad sin síntomas graves, o acceder a un huésped vacunado que sea capaz de alojar al virus temporalmente sin mayor complicación.
Por el momento, la vuelta a las clases y a las universidades parece estar garantizada. El último trimestre terminó con un récord de brotes en el colegio, que afectaban especialmente a Infantil y Primaria. ¿Cree que sería óptimo volver a hacer clases en remoto como al comienzo de la pandemia?
Creo que lo que se debe hacer es vacunar a la población infantil, cuyos datos han sido hasta ahora confirmados de entre 5 y 12 años de edad.
Ahora que arranca la vacunación entre los niños de cinco años… ¿Cómo puede actuar la vacuna entre los más pequeños y posibles efectos?
El sistema inmunitario de los niños está en pleno desarrollo, en los más pequeños y en el caso de niños algo más mayores prácticamente completado. El sistema inmunitario humano es un sistema en continuo aprendizaje, y, por tanto, cuanto más conocimiento tenga mayor capacidad de tener éxito en su cometido que es la protección frente a agresiones víricas o bacterianas.
Las vacunas desarrolladas hasta ahora han demostrado eficacia incluso mayor, mayor producción de anticuerpos en los niños de 5 a 12 años donde ya están autorizadas las vacunas y se están comenzando a aplicar.
Es importante aclarar de nuevo que las vacunas son medicamentos preventivos y no tratamientos. Por tanto, la filosofía científica en este sentido es algo diferente a cualquier tratamiento de una enfermedad mediante medicamentos.
Es decir, una vacuna es como un “sparring” para nuestro sistema inmunitario, es el entrenador, previo al combate definitivo, y es quien nos enseñará a pelear cuando se presente el enemigo real.
Y en el caso de los niños ese sistema inmunitario esta “nuevo” y en pleno crecimiento, por tanto, es importante que también vaya entrenándose frente a un próximo enemigo, a través de la vacuna.
Por otro lado, sabiendo lo que significa el sistema inmunitario para el ser humano y lo que supone especialmente para los niños, y sabiendo también que ha habido no solo enfermedad, sino casos de letalidad, ¿por qué vamos a dejar a los niños desprotegidos ante el virus o no les vamos a enseñar como es ese virus a través de la vacuna?
Se van a cumplir 2 años desde que empezamos a escuchar algo sobre un virus en Wuhan. Francia, Reino Unido, Italia y España han registrado en estas semanas la peor cifra de infectados.
¿Cuándo las variantes empiezan a tocar techo y la curva de contagiados comienza a descender? ¿Cuántas personas conoce usted que actualmente estén contagiadas? ¿Cuántas de ellas están ingresadas? ¿Y cuántas de ellas tienen pronóstico fatal?
Lo más seguro es que conozca muchas personas contagiadas, que se hayan aislado y que probablemente están encantados en su casa haciendo sus mejores platos, hobbies o leyendo su libro favorito con síntomas leves. Creo que esta situación la hemos visto usted y yo últimamente. No quiere esto decir que no haya casos graves. Pero de nuevo volvemos a los casos de gripe.
La gripe, a día de hoy, sigue entre nosotros, y es de esperar que el mismo covid siga entre nosotros ya siempre con efectos no tan letales como los que se vieron hace dos años.
¿Cuándo podremos ver que no surgen nuevas cepas y la gente no es proclive al contagio?
Una vez más, se trata de un virus, una estructura de ARN envuelto en una cápsula de proteínas y o lípidos, como cualquier otro virus. La novedad del virus provocó una respuesta inmunitaria sobre aquellos que se toparon con él muy al inicio que cursaba con un sobre exceso de respuesta que en muchos casos entonces provoco un efecto letal.
Con gran parte de la población mundial vacunada y otros contagiados con efectos de la enfermedad controlados, el virus sigue el camino de la supervivencia en la idea del “no nos haremos daño” mutuamente. Parece una forma frívola de expresarlo, pero creo que se entiende.
Por tanto, respondiendo a la pregunta, es muy probable que los cientos de miles de mutaciones que puede sufrir el virus pueda estar llegando a una situación estable. Como he dicho, al principio el objetivo del virus se va cumpliendo, coexistencia, igual que el de la gripe.
¿Qué consigue frenar una pandemia además de las vacunas?
La gripe española de 1918 tuvo un ciclo de casi 20 años hasta que llegó la vacuna, además de los tratamientos sintomáticos que no llegaron tampoco, salvo la misma aspirina, hasta los años 50. En el caso actual, será algo similar salvo por los tiempos manejados que, como ya hemos visto, han sido récord en todos los aspectos. El éxito de las actuales vacunas ha necesitado de trabajo científico y administrativo por más de dos años, 24 h/día, 7 días/semana y compromiso de investigación y administraciones públicas del 100%. Esto ha permitido tiempos récord en la disponibilidad de las vacunas, sin precedentes.
No obstante, se habla mucho de vacunas, útiles para los no infectados, pero no se habla de tratamientos para infectados. La mayor parte de estos tratamientos se vienen estudiando en relación con el propio sistema inmunitario humano, cuya respuesta excesiva y desordenada al virus provocó la mayor parte de la letalidad de los casos.
Por tanto, lo esperable es una estabilización del virus a una forma menos agresiva y una eficacia de las vacunas que ayudarán al organismo a dar una respuesta eficaz y ordenada que incluya episodios respiratorios o cardiacos letales, además de tratamientos que reduzcan la sintomatología de forma similar a antigripales o que realmente sean eficaces en la reducción de la carga viral.
Adicionalmente a ello, la inmunidad de gran parte de la población, algunos asintomáticos y otros sencillamente con cuadros más leves, ayudará a la diseminación de un virus cada vez menos letal, como en el caso de la gripe común. Recordemos además que gran parte de los casos más graves puede deberse, como se ha visto a situaciones especiales, al cuadro clínico de cada paciente.
¿La vacunación de la COVID se va a asemejar a la de la gripe?
Es probable que sí, pero, al igual que en el caso de la gripe común, no todo el mundo se vacuna, ya que no todo el mundo lo necesita. La edad en general y el propio estado de salud son determinantes en dicha necesidad y, hoy día, la mayor parte de las personas de mediana edad, o bien en un estado de salud normal, se enfrenta a dicha gripe con tratamientos sintomáticos y unos días en cama.
(Con información de noticiasensalud.com)