Las vacunas salvan 2.5 millones de vidas cada año
Enfermedades como difteria, tosferina, tétanos y sarampión son evitadas en el mundo y en especial en países pobres
En términos costo-beneficio, la vacunación es una de las intervenciones de salud pública más exitosas. Es importante señalar que cada año evitan entre dos y tres millones de muertes por enfermedades como difteria, tosferina, tétanos y sarampión en el mundo, en especial en países pobres.
El 28 de febrero de 1998, el gastroenterólogo Andrew Wakefield, junto con su equipo, publicó un artículo en la revista británica The Lancet en el que se menciona que encontraron una relación entre la vacuna contra el sarampión, la rubeola y las paperas (la triple viral) y un riesgo de autismo en algunos niños que recibieron la inmunización.
Antes del artículo de Wakefield, en algunas naciones ya había resistencia de algunos padres a vacunar a sus hijos; sin embargo, el texto del médico británico fue el respaldo científico que necesitaban los grupos organizados antivacunas, y no les importó que, en marzo de 2004, 10 de los 12 autores del estudio publicaran, también en The Lancet, otro artículo en el que se retractaban de su participación en él y que en la misma edición de la revista el editor afirmó que no debió ser publicado.
En enero de 2010, el General Medical Council británico decretó que Wakefield actuó deshonesta e irresponsablemente y que se mostró insensible y desconsiderado con el sufrimiento de los niños involucrados en su controvertida investigación. Al mes siguiente, The Lancet se retractó del trabajo de Wakefield de 1998 señalando que algunos elementos del manuscrito resultaron falsos.
No obstante, el mal ya estaba hecho, porque aunque en el estudio de Wakefield participaron muy pocos niños y sus resultados no fueron concluyentes, tuvo consecuencias muy graves para los programas de vacunación en el mundo.
Con el objetivo de evaluar si la vacuna contra el sarampión aumenta el riesgo de desarrollar autismo en niños, en Dinamarca se hizo un estudio en el que participaron 657 mil 461 niños nacidos entre 1999 y el 31 de diciembre de 2010, con un seguimiento de un año de edad hasta el 31 de agosto de 2013.
La investigación “Measles, Mumps, Rubella Vaccination and Autism: A Nationwide Cohort Study”, la cual fue publicada el 5 de marzo de 2019 en Annals of Internal Medicine, no obtuvo como resultado que la vacuna contra el sarampión incremente el riesgo de desarrollar autismo ni que lo desencadene en niños susceptibles a la enfermedad. Dicho trabajo fue financiado por el Ministerio de Salud danés y por la fundación Novo Nordisk.
“Además de fijarnos en el tamaño de la muestra, también nos detuvimos en la metodología, que para nosotros es esencial”, dijo Guadalupe Soto Estrada, epidemióloga de la Facultad de Medicina, sobre el trabajo de los investigadores daneses. “Es un artículo muy consistente en cuanto a la relación causa-efecto, y uno de los más importantes porque es un estudio de cohorte, de los tipos observacionales para establecer la relación causal, a diferencia de otros, que son más sencillos.”
Investigación de varios años
Una fortaleza de la indagación, agregó la especialista, es el seguimiento de varios años en los niños que fueron expuestos a la vacuna para encontrar si hay o no una relación con autismo específicamente; sin embargo, no se encontró absolutamente nada.
“Al contrario. Uno de los valores del estudio en los que nos fijamos es el de riesgo, que es de 0.93, con 95 por ciento de confianza. Para la población general, el valor del riesgo siempre es 1, que es un término de probabilidad. Así, si el valor de riesgo está debajo de 1, significa que incluso los que se vacunaron tienen un riesgo menor de padecer autismo (que no sería una interpretación del todo correcta porque no se buscaba esto)”, señaló la experta.
Los más afectados
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha declarado que la mayor cantidad de niños sin vacunar se encuentra en países de bajos ingresos, en los que un porcentaje muy alto al menos uno de los padres es analfabeta o con baja escolaridad y con un nivel socioeconómico bajo.
La mayor parte de los infantes que se están muriendo de sarampión se encuentran en regiones en las que hay mucha migración, pobreza, carencias de algún tipo, como Asia, en primer lugar, y África. Llama la atención que en Europa también haya brotes de ese mal.
“Estados Unidos también tiene grupos con ese padecimiento, y aunque el año pasado tuvo más de 300 casos confirmados, no ha llegado al nivel de Europa”, explicó.
En nuestro continente, Venezuela es la nación con más casos de sarampión por falta de vacunación, y su tasa de fallecimientos también es la más alta. Después está Brasil.
“Por suerte, en México todavía no se ha dado un fenómeno antivacuna de forma tan masiva o tan importante. La cifra más reciente de cobertura de vacunación, de 2016, es de 94 por ciento, aunque todavía está por debajo de lo que establece la ONU, que es de 95 por ciento. Esta cifra es en niños menores de cinco años.”
“Afortunadamente, las campañas antivacunas no han permeado; y las zonas más marginadas son las que en ocasiones son afectadas, pero por deficiencias de vacunas, y no la del sarampión precisamente. Los retrasos se han subsanado de manera bastante eficiente al cabo de cinco años”, finalizó la académica.
(Con información de Gaceta UNAM)