Las bacterias acechan en el hogar y en la oficina
A pesar de ser algo que utilizamos durante muchas horas diariamente, ¿cuándo fue la última vez que hiciste algo más que limpiar la pantalla de tu celular porque estaba tan manchada que no te dejaba ver?
En realidad, si consideramos la frecuencia con la que utilizamos nuestros teléfonos celulares y dónde los usamos (sí, eso incluye revisar Facebook mientras estás sentado en el inodoro), estos merecen una limpieza más profunda de vez en cuando.
De acuerdo, un poco de grasa de tus manos no es el fin del mundo, pero la variedad de bacterias repugnantes que prosperan en tu teléfono no debería hacerte sentir bien.
Además, conservar tu dispositivo limpio también tiene beneficios de otro tipo para ti: tu pantalla se mantiene limpia y fácil de leer, y aleja el polvo y la mugre de los orificios de las bocinas, así como de los puertos para cargarlo y para conectar los audífonos.
Si tu plan es vender tu teléfono en unos meses o años para poder comprar el modelo más reciente y maravilloso, mantenerlo limpio ahora te asegura que no tendrá rayones ni golpes en el futuro.
Límpialo con un trapo de microfibra para eliminar la grasa y el polvo (evita usar toallas de papel y otros materiales que solo lo embarran). Para las manchas difíciles o lo que sea que no se quite, consigue un poco de alcohol isopropílico. Haz una solución de una medida de agua por una de alcohol, después humedece el trapo de microfibra y talla suavemente para quitar las manchas y mugre.
El teclado de tu computadora
Cuando no estás usando tu teléfono, probablemente estás usando una computadora de escritorio o una portátil, lo que significa que tus dedos están en contacto constante con tu teclado. Además, si tomamos en cuenta que la mayoría de nosotros comemos bocadillos o el almuerzo en el escritorio, bebemos sobre la computadora e incluso le tiramos la bebida completa encima, podrás imaginar el desagradable y sucio mundo que vive debajo de las teclas.
Aunque no hay escasez de titulares grandilocuentes que anuncian a los cuatro vientos que tu teclado está más sucio que el asiento del escusado (un poco desinformados, puesto que los asientos de baño suelen estar bastante más limpios que cualquier otro lugar del baño), las superficies consideradas de mucho contacto, como los teclados, en verdad pueden albergar y cultivar bacterias dañinas si no se limpian.
El lado positivo es que limpiar un teclado no es difícil. Podrías quedar asombrado por lo que vas a encontrar debajo de las teclas, si te animas a llegar al punto de sacarlas y limpiar el polvo, la suciedad, el pelo y las boronas que seguramente te acechan desde abajo.
Incluso si no llegas a tanto, voltear el teclado, sacudirlo para que salga la mugre y después pasarle por encima la aspiradora de mano o limpiarlo con aire comprimido es igual de efectivo. Después, pasar rápidamente un trapo especial, hisopos de algodón o una tela de microfibra humedecida con la misma solución de agua y alcohol que ya mencionamos limpiará las partes que sí tocas.
Tu control remoto
Sé honesto: ¿alguna vez has limpiado tu control remoto? Ya sea que uses el que venía con tu televisión o uno más complicado que te dio tu compañía de cable, lo más probable es que lo tomes cada vez que te apoltronas en el sillón para ver Netflix y relajarte. Sin embargo, nunca has llegado al punto de limpiar la mugre y el polvo de los espacios entre los botones, ¿verdad?
La suciedad se acumula; solo piensa en la cantidad de veces que has comido botanas frente a tu pantalla. No importa si prefieres palomitas de maíz, papas fritas o comidas completas, tu control remoto seguramente está sucio y, de nuevo, aunque es poco probable que te enfermes por tocar esa cosa pegajosa y mugrienta, la suciedad no beneficia la vida útil del aparato del que dependes para relajarte después de un largo día de trabajo.
Ciertamente, los controles remotos son bastante asquerosos y están llenos de bacterias, especialmente los que encontramos en las habitaciones de hotel, que son usados por una multitud de gente sin que nunca los limpien. Podríamos decirte que utilices una toallita desinfectante para limpiar el del hotel de tu próximo viaje, pero no hay razón para esperar hasta que te vayas de casa. Toma una toallita y limpia bien el que usas todos los días; intenta incluir esto en tu rutina de limpieza. Tal vez no te hará más saludable, pero prolongará la vida de tu control remoto y con eso nos basta.
Tus almohadas
Quizá no lo sabes, pero la mayoría de las almohadas están diseñadas para lavarse en casa. Tendrás que esponjarlas cuando salgan de la lavadora (o de la secadora, si el fabricante sugiere que se sequen en máquina) y no debes lavarlas muy seguido pues podrían perder su forma.
Poder lavarlas es algo bueno, si consideramos que las almohadas suelen estar en el lugar preciso donde la piel muerta, el polvo, la saliva y, en muchos casos, los ácaros viven felizmente. Para la mayoría de la gente, no es un gran problema, dejando de lado el hecho de que ponen su cara cada noche en una almohada repugnante y sucia. Para gente con sistemas inmunitarios debilitados o que tienen alergias puede ser un factor irritante que les provocará noches de insomnio, irritación de la piel y congestión nasal.
Afortunadamente, si tienes alergias o simplemente no te hace feliz la idea de tener una almohada asquerosa bajo tu cabeza mientras duermes, la solución es fácil: un viaje en lavadora en ciclo delicado, después secado en máquina con baja potencia o secado al aire libre. Si gustas, da un paso más e invierte en un protector de almohada de buena calidad.
Ya que estás en esto, considera lavar tus colchas si no lo has hecho recientemente y cualquier otro textil casero que puede que no limpies tan a menudo como deberías. Entonces, podrás respirar tranquilo mientras descansas.
(Con información de The New York Times)