La lepra, temible si no se trata bien
Ciudad de México.- La lepra es una enfermedad infectocontagiosa cuyo periodo de incubación es de unos cinco años y sus síntomas –luego de tener contacto con un paciente infectante para que se transmita a otros sujetos– pueden tardar hasta 20 años en aparecer, indicó la profesora del posgrado en Dermatología de la Facultad de Medicina Rosa María Ponce Olvera.
Cuando el enfermo se atiende debidamente su transmisibilidad es nula; sin embargo, quienes no se tratan o lo hacen incorrectamente, sí constituyen una fuente de contagio, advirtió.
Es sabido que este padecimiento afecta a los seres humanos desde hace al menos cuatro mil años y que su prevalencia mundial hasta finales de 2015 fue de 176 mil 176 casos (0.2 casos por 10 mil), de acuerdo con los informes oficiales de 138 países de todas las regiones de la Organización Mundial de la Salud.
El número de nuevos casos notificados en el planeta en 2015 fue de 211 mil 973 (2.9 casos por cien mil) frente a los 213 mil 899 de 2014 y los 215 mil 656 de 2013.
Padecimiento crónico
El 29 de enero se conmemoró el Día Mundial de la Lucha contra la Lepra, mal crónico causado por un bacilo de multiplicación lenta, Mycobacterium leprae, que se reproduce muy despacio y daña principalmente la piel, los nervios periféricos, la mucosa de las vías respiratorias superiores y los ojos, informó la también jefa del servicio de dermatología del Hospital General de México de la Secretaría de Salud.
“Su transmisión siempre es de humano a humano y afecta fundamentalmente a la piel, pero no como a todos nos han enseñado, que un paciente leproso es alguien con fragmentos o pedazos de piel cayendo. Una placa sin sensación, blanca o con un color más pálido que el resto del cuerpo puede ser sugestiva ya de algunos tipos de lepra, conocidas como manchas acrónicas o hipocrónicas o anestésico”, indica.
Es un padecimiento multisistémico además de neural, cutáneo y ocular; puede haber pérdida de visión, alteración de los cartílagos en la nariz y mucositis continua –inflamación de las membranas reproductoras del revestimiento del tracto gastrointestinal–, rinorrea o congestión nasal, generar perforación de tabique, hepatitis y reacción que se llama leprosa, la cual es sistémica y es motivo de internamiento hospitalario.
Predisposición
Ponce Olvera explicó también que el paciente con lepra se manifiesta febril con vasculitis, o sea, vasos sanguíneos que se necrosan; de ahí el mito que todos pensamos que la piel se cae a pedazos.
Para su incubación más que una condición ambiental, como algunos hongos con humedad, requiere, además, que el enfermo esté predispuesto (hay familias que tienen ausencia de ciertas defensas de linfocitos, entonces ocurre esa predisposición), y estar en contacto con un paciente que secrete muchos bacilos de Mycobacterium leprae que está presente durante muchos años.
La lepra, dijo, es muy común en Brasil y algunas zonas de la Amazonia. En China y en muchos países de África y México hay diferentes focos. “Uno de ellos está en el sureste: Chiapas y Yucatán; otro se encuentra en el centro del Estado de México, Michoacán y Morelos. También en la zona occidental de Jalisco, Sinaloa y Nayarit; uno más al norte en Coahuila y Nuevo León. (Con información de Gaceta UNAM)