Diferencias de sexo, cruciales en obesidad y diabetes
El Instituto de Fisiología Celular analiza influencia en la fisiopatología de esos padecimientos en hombres y mujeres
Desde hace tiempo se sabe que las diferencias entre personas del sexo femenino y masculino pueden afectar de distintas maneras el desarrollo de enfermedades crónicas como la obesidad y la diabetes tipo 2. Sin embargo, es indispensable contar con mayor información sistemática acerca de las diversas variables que inciden en estos padecimientos.
En un artículo de revisión de reciente publicación, Martha Lucinda Contreras y Rolando Hernández, investigadores del Instituto de Fisiología Celular (IFC), analizan la evidencia publicada por sus colegas sobre la influencia del sexo y de los distintos estilos de vida, en las alteraciones metabólicas que subyacen a la inflamación crónica presente en las enfermedades mencionadas.
“Este tipo de estudios sirve para integrar, para ver el panorama mucho más completo y controlar (dentro de lo posible) las variables que hay”, dice Hernández.
Aunque Contreras y Hernández se centran principalmente en estudiar el hígado y sus alteraciones metabólicas, “últimamente estamos tratando de ampliar y de ver, no nada más a ese órgano, sino toda la repercusión que puede tener el metabolismo en general sobre diferentes patologías”, explica Contreras.
Es así como decidieron analizar la evidencia que se ha publicado sobre los cambios metabólicos del páncreas –órgano que ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre– y de los adipocitos –las células que conforman el tejido graso– que son las partes del cuerpo más afectadas en el desarrollo de obesidad y diabetes tipo 2, independientemente del sexo.
En su artículo, los investigadores del IFC resumen y analizan lo reportado en la literatura científica sobre las diferencias metabólicas que hay entre los sexos masculino y femenino en éstas partes del cuerpo, y cómo estas afectan y son alteradas por el resto del cuerpo.
En la obesidad, por ejemplo, se sabe que aumenta la acumulación de grasa en los adipocitos. Esto lleva a una sobreproducción de citocinas (proteínas que regulan la acción del sistema inmune) que a su vez “prenden” diferentes vías asociadas a inflamación. En su análisis mencionan que esta inflamación suele generar problemas vasculares y neuronales, resistencia a la insulina (asociada a diabetes tipo 2) y estrés oxidativo, entre otros.
Además, se ha encontrado una correlación entre esta inflamación y el sexo de las personas. Los estrógenos, hormonas que se liberan en mayor abundancia en el sexo femenino que en el masculino, participan en la regulación de esas vías de inflamación. Esto explicaría por qué las mujeres premenopáusicas presentan menos resistencia a la insulina –problema asociado a diabetes tipo 2– que hombres de su misma edad. Con la menopausia, la producción de estrógenos disminuye y con ello la protección contra esta resistencia a la insulina.
Variaciones hormonales
Históricamente, ha habido una preferencia por usar únicamente a machos como sujetos de experimentación en la investigación, con el argumento de que las hembras tienen variaciones hormonales que pueden afectar al estudio. Esto ha generado sesgos en la interpretación de los resultados, y suelen extrapolarse conclusiones a todas las personas, independientemente de su sexo y género.
No es de sorprender que nuestro estilo de vida –altamente influenciado por nuestro género– puede contribuir en el metabolismo.
Contreras explica que, a nivel social, según el tipo de comportamiento, de qué tipo de ejercicio se hace, de qué tipo de vida tenemos, hay una repercusión en la manera que el cuerpo reacciona, metabólicamente. Entonces tiene consecuencias en las patologías que se pueden presentar. Contreras y Hernández explican que es importante conocer las diferencias asociadas al sexo para poder detectar estos padecimientos antes de que se desarrollen totalmente y tratar a las personas por completo.
Según los investigadores, este artículo es el primero que resume las diferencias sexuales tomando en cuenta diferentes patologías e inflamación, además del impacto metabólico y social en estas patologías. Igualmente, proponen considerar nuevos factores en el diagnóstico y tratamiento temprano, como el estrés oxidativo y la inflamación durante la “prediabetes”. Parámetros clínicos como el índice de hígado graso, el índice de masa corporal, la circunferencia de la cintura y el nivel de triglicéridos serían mejores indicadores de síndrome metabólico en mujeres que en hombres, apuntan los investigadores.
Las diferencias sexuales encontradas en la diabetes tipo 2 y la obesidad pueden abrir camino a comprender mejor otras enfermedades degenerativas desde el punto de vista metabólico. Hernández dice que, entendiendo las señales asociadas a la patología, se puede llegar a sustituirlas para que la afección no progrese. Concluye que “el sueño es poder revertir los daños causados por estas señales patológicas”.
(Con información de Gaceta UNAM)