Desarrollan aditamento para trasplante de córneas
Permite observar el tejido donado en toda su extensión, conservando la forma original; mide alrededor de 13 centímetros y es de aluminio
Un aditamento oftalmológico, creado por Adriana Hernández López y José Jorge García Loya, del Departamento de Cirugía de la Facultad de Medicina, permitirá mejorar de forma económica, rápida y objetiva el control de calidad del tejido corneal donado para trasplantes.
Con el dispositivo, en proceso de patente nacional e internacional, es posible observar las córneas en toda su extensión y se conserva la forma original para su mejor análisis.
Según cifras del Centro Nacional de Trasplantes, el número de receptores en lista de espera de ese tejido en el primer trimestre de este 2019 fue de seis mil 187 pacientes. Cada año, en promedio, se realizan cerca de tres mil 500 trasplantes de este tipo; en 2018, se efectuaron cuatro mil 333, pero la lista de espera se mantiene.
Características
La invención consiste en el soporte de un anillo contenedor y un espejo o prisma de 45 grados, que permite ver la córnea como si aún estuviera integrada al ojo, y evaluarla capa a capa. “El reto es tener un control no sólo de la superficie del tejido, sino hasta de la minuciosidad con que fue recortado o extraído del donante, para contribuir a que sea el mejor y que su trasplante sea un éxito”, explicó García Loya.
Antes, los especialistas tenían que revisar el tejido a simple vista, observarlo a través de un pequeño recipiente de vidrio –en ocasiones irregular–, porque una vez extraída la córnea no hay manera de manipularla. Pero el dispositivo universitario da el beneficio de hacer un control que antes no se hacía, y ver en forma física pequeños detalles que son cruciales para que el paciente recupere la visión.
Adriana Hernández detalló que la córnea se revisa bajo una lámpara de hendidura con 40 aumentos, porque el aditamento (que también cuenta con un bastidor y una canaleta de acoplamiento) así lo posibilita. “Nos permite manejar el tejido sin contaminarlo”.
La córnea se deposita al fondo del contenedor; desde ahí se proyecta su imagen (con ayuda del prisma) hacia la lámpara de hendidura, donde se ilumina, se enfoca y se ven los detalles. Este sencillo principio posibilita la revisión como si el tejido aún formara parte de un cuerpo.
La experta recordó que el tejido debe procurarse de acuerdo con un protocolo de selección del potencial donante. Además de saber quién fue el donador y sus condiciones, o cuál fue la causa de su muerte, se debe considerar cómo fue la colocación del tejido en el medio de preservación y la temperatura a la que se mantiene, entre otros aspectos.
Con el uso del aditamento es factible determinar las características macroscópicas del tejido: que tenga un buen rodete, que haya sido cortado uniformemente o que no haya estrías en sus capas. Desde ese momento, antes de su revisión en un microscopio especular se puede asegurar que la córnea sirva para ser trasplantada.
La mayoría de los trasplantes son exitosos; no obstante, un paciente puede tener factores de riesgo como cardiopatía, inmunosupresión o hipertensión, que tienen que ser considerados para que el procedimiento llegue a buen fin. Además de eso, se deben revisar los procesos de procuración del tejido y dar seguimiento a la calidad, expuso Hernández.
El bastidor, que mide alrededor de 13 centímetros, está hecho de aluminio, pero también podría fabricarse de plástico; en tanto, el prisma, que posee ciertas características de pulimiento, se puede adquirir de manera comercial. Aunque no se ha calculado el costo de su fabricación a gran escala, sería accesible.
(Con información de Gaceta UNAM)